La apertura de la pesca comercial en la subárea 15 de la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza tiene aristas distintas.
Desde el punto de vista biológico como seguimiento del mapeo y la incorporación a la base de datos para el seguimiento del recurso langostino, termina siendo un hallazgo. De hecho desde el punto de vista de la investigación todo punto dato o zona relevada aumenta la certeza de las características del recurso. Los datos sirven y mucho para alimentar modelos matemáticos y biológicos de relevancia para la administración, sin dudas.
Desde el punto de vista comercial o netamente productivo, se abre una alternativa muy distinta. Las concentraciones de langostino, incluso de muy buena talla, está con fauna incidental, (en discusión si es juvenil o grande) la realidad es que por lo general se la descarta y esto no es biológicamente ni resolutivamente aconsejable.
Desde el punto de vista de la utilización de la información con carácter meramente lobbista, la aparición de merluza podría dar lugar a conjeturas para el resto de las subareas abiertas, y esto es lo que se debiese evitar. El perjuicio quedó bien demostrado este año. El lobby por abrir o cerrar una pesquería tendría que someterse al semáforo biológico del INIDEP. Cuando el recurso está para pescar, hay que aprovechar hasta el último; por el contrario, cuando las razones científicas y biológicas del INIDEP encienden luz roja –como lo determina la Ley y administración de cualquier pesquería-, automáticamente debe plantarse cualquier operatoria, sea objetiva o incidental.
En el fondo, la pesca comercial en la subarea 15 no está arrojando los mejores resultados, aunque previsibles por tratarse de un área muy al sur para una condición temporal no prudente. Aunque los primeros partes oficiales destacaron buenos rendimientos de langostino, la presencia de merluza —en su mayoría juvenil— condiciona la operatoria y deja en evidencia la fragilidad de la decisión de habilitar la zona.
En los primeros días de actividad, la flota congeladora reportó capturas de langostino con tallas comerciales adecuadas y rendimientos que parecían prometedores. Sin embargo, el acompañamiento de merluza fue tan elevado que roza el umbral aconsejado. La mayoría de los ejemplares detectados correspondían a juveniles, lo que puso en duda la sostenibilidad de la operatoria.
Al desplazarse hacia el centro y oeste de la subárea, los buques notaron una baja en los volúmenes de merluza acompañante, aunque el porcentaje de juveniles se mantuvo elevado. Pese a estar por debajo del umbral admisible, la situación generó preocupación y abrió interrogantes sobre la decisión de avanzar con las operaciones.
En las últimas jornadas de prospección, casi de manera sorpresiva por la búsqueda de mejores perfiles de pesca en la decisión de mando, en cada buque tangonero, los registros de merluza juvenil descendieron. Sin embargo, el factor acompañante sigue siendo determinante a la hora de evaluar la continuidad de la pesca en esta subárea.
Diversas voces del sector coinciden en que la subárea 15 no estaba en condiciones de habilitarse para la pesca comercial en esta época del año. La experiencia vuelve a confirmar que, cuando la presión política -en este caso santacruceña- se coloca por encima del espacio y tiempo biológico de las especies, los resultados terminan siendo negativos; una apertura que, más allá de los rendimientos iniciales de langostino, no lograra sostenerse frente a la presencia de merluza juvenil, que en definitiva empieza a encontrar la causa justa para que las voces de Vigo empiecen a decidir su continuidad, total, o no; coincidente en definitiva con necesidades por fuera de la máxima explotación del recurso; que aún hoy, 17 de septiembre está en condiciones de ser capturado en áreas con un mejor perfil y calidad de marisco.