Pronostican grandes marejadas y una importante erosión costera como consecuencia del fenómeno del “Niño”. Un tema no tan visibilizado y hasta subestimado desde algunos sectores que deberían involucrarse más.
Tras el fenómeno denominado “La Niña”, que se extendió por prácticamente tres años, días atrás se “oficializó” la presencia de “El Niño”.
El Centro de Predicción del Clima indicó en su última actualización que hay una probabilidad mayor al 95 % de que El Niño se mantenga hasta marzo de 2024, y que la posibilidad de que el evento El Niño sea de fuerte intensidad asciende al 71 %.
El meteorólogo Christian Garavaglia dio cuenta que “la comunidad científica mundial está alerta y expectante, dado que el actual fenómeno El Niño continuará intensificándose en los próximos meses dentro de un contexto totalmente desconocido, con concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera tan elevadas y mares y océanos tan calientes como nunca se registraron en la historia reciente. Un reciente estudio advierte que El Niño en proceso causará estragos en la temperatura de la superficie global y desencadenará varias crisis climáticas en 2023-2024”.
Un trabajo que lleva el título “Record-breaking global temperature and crises with strong El Niño in 2023-2024” y que fue publicado en The Innovation Geoscience, resume un sombrío pronóstico de investigadores del Instituto de Física Atmosférica de la Academia de Ciencias de China.
Los científicos implicados en la investigación, indican que el fenómeno de El Niño, conocido por liberar calor masivo a la atmósfera, está a punto de cambiar los patrones de circulación atmosférica, influir en las interacciones tropicales-extratropicales e impactar los chorros subtropicales, los monzones e incluso los vórtices polares, finalmente resultando en un rápido aumento de la temperatura media global de la superficie.
El Sistema de Predicción por Conjuntos desarrollado en el IAP reveló el alcance y las consecuencias potenciales del calentamiento extremo esperado en 2023-2024. Sus hallazgos indican “una probabilidad del 17 % de que la temperatura media global de la superficie de 2023 se convierta en la más alta registrada desde 1950, y una asombrosa probabilidad del 61 % de que se ubique entre los tres primeros. En 2024, estas probabilidades aumentan repentinamente al 56 % y al 79 %, respectivamente”, resaltó Garavaglia.
Se espera que en 2023 las anomalías cálidas afecten predominantemente al Pacífico centro-oriental tropical, el continente euroasiático y Alaska. Sin embargo, en el año siguiente, 2024, es probable que las anomalías cálidas abarquen continentes enteros, aumentando significativamente la posibilidad de olas de calor terrestres, sequías e incendios forestales.
Informes de científicos que no se deben subestimar, sobre todo por su estrecha vinculación con el aspecto laboral y productivo del cual nos ocupamos permanentemente, aunque este tipo de cuestiones parecen no ser de importancia para actores involucrados directamente en el sector pesquero. Craso error por cierto.
«Además del aumento de las temperaturas superficiales, se prevé que el fuerte El Niño en 2023-2024 desencadene una cascada de crisis climáticas», sostienen los científicos, quienes destacan que “puede indicar graves consecuencias para el océano global, como la intensificación de las olas de calor marinas, la desoxigenación de los océanos y la reducción de la diversidad oceánica”.
El sitio Meteored destacó sobre el mismo que “un contenido de calor oceánico más elevado provoca un aumento del nivel del mar por expansión térmica. Esto, podría inducir más mareas de tormenta, erosión costera e intrusión de agua salada, lo que aumentaría los desafíos relacionados con el diseño de ingeniería y las modificaciones de los planes de desarrollo costero”.