Una nueva jornada –la segunda- de la eiNaval, se desarrolló en las instalaciones del museo MAR, con distintos panelistas que fueron mostrando, cada uno en su ámbito, la actualidad del sector naval, donde no estuvieron ausentes los organismos de seguridad a través de la PNA y las Armada Argentina, que brindaron detalles precisos, haciendo foco en las embarcaciones y su estado.
La nota de color pasado el mediodía, con una importante cantidad de público con los cuidados sanitarios correspondientes, fue el reconocimiento a su trayectoria y al trabajo diario que emprende, del empresario Antonio Solimeno.
Sandra Cipolla, presidenta de ABIN, fue la encargada de entregarle una plaqueta de parte de la Asociación para luego dar lugar a las palabras del armador, quien en las instalaciones de SPI Astilleros, está construyendo el pesquero más grande que se haya hecho en nuestro país.
“Pienso que es importante este tipo de conferencias, que son para realzar la industria naval nacional. En el caso puntualmente nuestro, mucha gente me preguntó porque hacíamos el barco en la Argentina y no lo importamos. Resolvimos hacerlo en la Argentina; nosotros somos una empresa nacional, con trabajadores todos argentinos, tenemos cuerpo de ingenieros, tenemos tres ingenieros navales y en la fábrica tenemos también un plantel de ingenieros en la parte alimenticia”, comenzó Solimeno su alocución.
“Después de tantas idas y vueltas, no hay que olvidarse de algo, vivimos en un país muy difícil, donde hacer las cosas nos está costando. Hemos tomado la decisión de hacerlo, con Sandra (Cipolla) hemos pasado muchas tardes, con todos los ingenieros del astillero hemos trabajado bastante, más el cuerpo de ingenieros nuestro, resolvimos hacerlo acá, en la República Argentina. No este barco, creo que en los próximos tiempos, posiblemente febrero/marzo, pondremos la quilla del segundo barco”, anticipó Solimeno lo que hizo que el público realizara un espontáneo aplauso.
Tony, como todo el ambiente de la industria pesquera lo conoce, se mostró muy emocionado al decir con la voz quebrada: “yo nací acá, soy hijo de inmigrantes, seguimos apostando acá, trabajamos acá y todo lo que hacemos lo tenemos que hacer en este lindo país. Y un consejo: los jóvenes que no se vayan, hay que pelear en este país”, sostuvo y despertó nuevos aplausos para continuar “este es un país rico, es lindo, pero lo tenemos que pelear, pienso que hay muchos jóvenes con muchas ganas. Cuando a mí me preguntan qué hacer, les digo que no se tiene que ir, se tienen que quedar y pelearla adentro. Es el mensaje que yo puedo dar. Llevo muchos años en este trabajo, llevo 62 años en la actividad. Hemos hecho barcos nuevos, hemos refaccionado barcos, hemos recuperado barcos y hemos hecho instalaciones frigoríficas y plantas de procesado en tierra. En este momento tenemos casi 30 mil metros cuadrados de fábricas y con todos trabajadores nacionales. Ahora vamos a ver cuándo Sandra nos ponga la segunda quilla”, finalizó Solimeno.
Una vez recibidos los afectuosos saludos, Solimeno se prestó gentilmente a dialogar con PESCARE y ante la requisitoria periodística destacó:
Solimeno tiene una oficina de ingeniera, en la cual tenemos tres ingenieros navales, con muchos años de experiencia, uno de ellos fue jefe del syncrolift de Tandanor, hace 35 años que está con nosotros, lo traje a Mar del Plata, al sector pesquero. En esa época había poca gente que incorporara ingenieros navales a nuestra industria, debemos estar entre los primeros en ese punto.
El hacer un barco en nuestro país hace que muchas familias se vean beneficiadas.
Ya lo creo, porque el barco pesquero tiene una condición. Es un abanico de ida y vuelta, abre un juego, se cierra pero se abre nuevamente. ¿Qué significa cuando se abre? Cuando el barco sale a pescar tengo que volver a subir trabajadores, tripulantes, genero trabajo en mi industria. Nosotros tenemos flota congeladora y fresquera. Somos una economía circular. Desde la parte extractiva y la parte de la industrialización llegamos con los productos terminados.
Solimeno S.A. tiene una planta que procesa los productos que ya están listos para góndola. Este año creo que va a ser récord superando las 7 mil tn. de producto terminado.
¿Con cuánta gente está trabajando en todos los frentes?
Entre 450 y 500 tripulantes más 300 personas en las factorías en tierra incluyendo los servicios. En total somos 850 personas. En Mar del Plata ahora tenemos dos fábricas y una en Puerto Deseado. Tenemos una flota de 12 barcos, el nuevo el Luigi que era el nombre de mi padre. Si Dios quiere para febrero/marzo pondríamos la quilla de un nuevo barco hecho en la Argentina.
Solimeno tiene una gran experiencia en la parte de armador. Yo hice mi primer barco en el año ’72, con 25 años.
¿Sabía del reconocimiento que le iba a entregar ABIN?
No!!!!! Fue una sorpresa. Me tiraron una granada sin espoleta en la mano. Por eso hemos hecho barcos nuevos en astilleros nacionales, hemos reconstruido barcos, hemos traído barcos usados. En el 2018 reciclamos a nuevo un barco del que solo quedó el casco y todo lo que es la sala de máquinas, la parte electromecánica, los alojamientos. Hemos aggiornado el barco sobre todo para las tripulaciones con camarotes para 4 personas que tienen casi 10 mts. cuadrados, para que la gente viva bien, comedor nuevo, los aseos nuevos.
Siempre con astilleros de acá
Todo ese trabajo lo hicimos en astilleros y yo lo digo siempre que tenemos “AstiSol”, que es Astillero Solimeno –respondió jocoso el armador-todos esos trabajos los hicimos en el agua. En SPI hicimos todo lo que es el cadenado y la instalación, la carpintería, los equipos electrónicos, la pintura, lo hicimos en muelle, es decir, Solimeno tiene experiencia en reparaciones. Hemos recuperado barcos de empresas que había quebrado.
Sin caer en el golpe bajo, pero que le recorre su pensamiento al hombre que conoce el mar desde adentro y hoy ve la construcción del Luigi y recibe este reconocimiento.
Te pasan un montón de cosas. Vos tenés que pensar que el Luigi va a ser el barco pesquero más grande que se haya construido en la Argentina. El barco tiene 40 metros de eslora total con una manga de 11,50 y es un barco preparado arrastrero multipropósito, que sirve para pescar con redes de fondo y de media agua y con los tangones para ir a langostino.
Lo tenemos muy bien equipado. Hemos puesto, pensando a futuro, hemos puesto los guinches para pescar afuera de los 500 mts. de profundidad en el mar. Es un trabajo que hemos ido aprendiendo con los años, con la experiencia y cada día tenemos que pescar en lugares diferentes. Hemos empezado siendo armadores de barcos costeros, después con los merluceros, los poteros, los arrastreros, los congeladores y así fuimos creciendo.
¿El Luigi es la síntesis del camino?
Mi papá vino acá en el año 1935. Solimeno lleva acá 100 años en la Argentina. Un abuelo vino en 1905 y el otro después de la Primera Guerra de Sorrento, cerca de Nápoles.
Hace un momento nos mencionaba sobre el gran proceso de los productos que están haciendo y que van directamente del barco a la góndola de los supermercados.
Todo los productos que procesamos en la factoría, que la tenemos en la calle Ortíz de Zárate, están hechos en altamar. Los filetes, la pasta, hacemos un embutido, el langostino mismo, que después lo pelamos, lo limpiamos, lo hacemos rebozado, en distintas versiones.
En definitiva Solimeno ha ido transformándose en una industria alimenticia. A medida que va pasando el tiempo vamos agregando cosas. Debemos ser una de las pocas empresas pesqueras de cierto porte que hacemos mercado interno.
Son una parte muy importante del clúster pesquero marplatense con productos de calidad.
Hace años que vengo diciendo lo del clúster pesquero, lo que pasa que la sociedad a veces tiene que entender una ciudad con un puerto y lo que es un clúster productivo. Hoy el puerto de Mar del Plata es un clúster pesquero, industrial, comercial y de servicios.
Lo dijo claramente el presidente del Consorcio (Gabriel Felizia), todos los días al puerto entran 10 mil, 12 mil personas, no solamente que entra el tripulante. Entra el tripulante, el estibador, el camión a hacer sus cargas, entra el mercante y carga sus contenedores, tenemos los servicios, los agentes marítimos, SENASA, los controles de la Secretaría de Pesca, los astilleros, la industria naval y las industrias conexas a todo ese clúster.
Todos los días recorre el muelle, lo conoce, tiene contacto directo con la gente. ¿Qué siente cuando le dicen a usted o se entera que muchos se quieren embarcar en sus buques?
La gente también quiere seguridad y confianza. Te voy a contar algo, nosotros en tantos años nunca hemos demorado una quincena ni un pago. Y en momentos de crisis, en tantos años algún momento duro viene, he ido al barco, hablé con la gente y les prometí que a la vuelta de viaje les iba a cumplir y así fue. Alguno planteó que estaba con problemas, y hemos hecho que vaya algún familiar a buscar un adelanto, todo el mundo tiene sus problemas y sus necesidades. Hay que hablar con la gente. Durante muchos años me la pasaba no solamente en el muelle, sino en la planta de la Av. Juan B. Justo. Ahí estuvimos 30 años.
Se modificó toda esa estructura de Juan B. Justo y Alejandro Korn
Pensando de cara al futuro esa planta no representaba lo que significa Solimeno por una lado, segundo, cuando hice la fábrica ahí era un muchachito y eso era todo un descampado por eso hicimos la planta ahí. Con el correr del tiempo la planta quedó prácticamente en el medio de la ciudad, por eso optamos por irnos ahí donde estaba la antigua cantera del puerto, a 200 mts de la Usina 9 de Julio, en la ex Zanella. De tierra tenemos 20 mil mts. de los cuales 18 mil son de fábrica.
En la planta baja hacemos todos los productos de los barcos del fresco y en la planta alta tenemos la planta industrial donde hacemos todos los productos elaborados.
¿En algún momento se paró enfrente de la planta para ver lo que ha hecho?
Las cosas cuando las vas haciendo con el tiempo crecen con vos y no te das cuenta. Cuando hice la planta de Juan B. Justo era una plantita de 3500 mts. cuadrados. Nunca pensé que iba a tener una planta de 18 mil mts. cuadrados. A veces las fábricas necesitan los pañoles, donde guardar el material, el cartón, para que te des una idea, en la factoría de tierra gastamos 6000 cartones por día y si sumamos la factoría más los productos del fresco, más los barcos congeladores, debemos estar gastando 15 mil cartones por día, pero tengo que tener el depósito para guardar todo ese material.
El reconocimiento a un hombre que no deja detalles librados al azar (conocer de PESCARE por ejemplo) y que atiende cada uno de ellos hoy más desde la experiencia de tantos años recorridos en la industria pesquera, gastando los zapatos como se decía en otros tiempos, en la planta, en el muelle o sobre un barco. Merecido reconocimiento a Tony Solimeno por parte de ABIN.