La industria naval argentina ha sido testigo de dos eventos de gran envergadura que refuerzan su posición en el ámbito marítimo internacional: la reparación de un buque de 80 metros en el Astillero Aloncar y la llegada del API V al Puerto Quequén. Ambos sucesos, de magnitudes técnicas y logísticas notables, no solo subrayan la capacidad de los actores involucrados, sino que también proyectan a la región hacia un futuro de mayor desarrollo, competitividad y relevancia internacional.
Astillero Aloncar: Excelencia en reparaciones navales
El Astillero Aloncar, reconocido por su liderazgo en la industria naval, llevará a cabo una de las reparaciones más complejas de su historia reciente con la intervención técnica de un buque de 80 metros de eslora. Esta operación se distingue no solo por la magnitud del buque, sino también por las exigencias técnicas que conlleva. El astillero ha demostrado una vez más su capacidad para gestionar proyectos de gran escala, movilizando recursos tecnológicos de última generación y coordinando a un equipo multidisciplinario compuesto por ingenieros navales, técnicos y operarios altamente especializados.
La precisión y el rigor técnico requeridos para esta operación, bajo la dirección del Ing.Naval Hugo Obregozo, desde la manipulación del buque con grúas pesadas de alta capacidad hasta la realización de complejas maniobras de mantenimiento, serán ejecutadas con la destreza que caracteriza a Aloncar. Este logro refuerza su posición como un actor clave en la industria naval, no solo a nivel nacional, sino también internacional, atrayendo la atención de compañías navieras que ven en el astillero un socio confiable para proyectos de alta complejidad.
El impacto de esta operación no se limita únicamente a la reparación técnica, sino que también se extiende a la dinamización socioeconómica de la región. La intervención ha generado empleos directos e indirectos, activando sectores auxiliares y contribuyendo al fortalecimiento de la cadena de valor local. En este sentido, el astillero se consolida como un motor de desarrollo para la industria y la economía regional, demostrando su capacidad para competir con astilleros de renombre internacional.
Hicimos contacto ayer domingo por la tarde, en un gesto noble y a destacar, de Obregozo por la enorme predisposición a hablar de trabajo nada menos que un dia de familia y descanso previo a su viaje a España donde por primera vez será abuelo, quien, ante la pregunta acerca de ¿cuál es la situación de la industria naval en estos primeros 10 meses de la nueva gestión?, nos decía » ha sido un año complejo, en principio se han parado todas las obras como consecuencia de algunas decisiones que generaron preocupación en el marco pesquero, con inmediata repercusión a la industria naval. El hecho de frenar nuevos proyectos, para sostener la actividad; los astilleros buscaron inmediatamente el sector de reparaciones como salida a esa capacidad ociosa de mano de obra. Ningún astillero despidió personal porque sabemos lo que cuesta capacitarlo. Fue una exigencia más hacia la sana competencia para quienes venimos haciendo reparaciones desde hace años. «
La industria naval requiere insumos importados, ¿como está el panorama por estos días?.
En los últimos meses hay una mejora sustancial, se abre un panorama decididamente mejor, con una apertura que permite vislumbrar un horizonte mas previsible. Las importaciones fueron un problema grave para el sector, impedían hacerse inversiones necesarias, porque importar era ingresar en una maraña burocrática a veces sin salida, que finaliza por entorpecer algo que debiese ser más simple. Afortunadamente parece que se han despejado algunas variables, el tránsito parece encaminarse.
Todos los participantes del sector, saben lo engorroso que resultan los trámites en materia administrativa, ¿como sortea un astillero esa dificultad?.
Con paciencia. Sabemos que todo cambio de fondo requiere mayor inversión y hoy vemos a la Prefectura acotada en presupuesto como para tecnificarse y estar a la altura tecnológica que la industria naval requiere. Acompañamos el proceso y juntos buscamos suplir con un sobre esfuerzo humano esa situación. La Prefectura con dedicación redobla el esfuerzo por suplir esa desventaja técnica; en el fondo lo agradecemos y valoramos a diario.
¿Qué le ofreció Aloncar a Iberconsa para lograr este vínculo estratégico?
Le ofrecimos las importantes ventajas que tiene este puerto, de aguas profundas, hay que destacar que el puerto cuenta con un calado de 50 pies los 365 días del año, es decir acá no hay problema de calado para ningún buque pesquero a pesar de su eslora. Es un puerto sin restricciones donde cada actor está habituado a un entorno orientado al servicio. Acá no hay errores, se trabaja para ofrecer lo mejor y alcanzar los estándares más altos de calidad y servicio. Iberconsa sabe del grado de previsibilidad y responsabilidad que tenemos para resolver situaciones que la propia reparación demande. Tenemos personal altamente capacitado para realizar cualquier operación en seco o a flote, y un departamento técnico de excelencia. Lo que primó es el lugar, la disponibilidad de calado; por otro lado, el compromiso y responsabilidad de nuestra firma. Solo deseamos estar a la altura de las circunstancias porque este es el inicio de otras reparaciones complejas con la misma firma. Comenzaremos por el API V, pero el compromiso para los próximos meses es también en los congeladores de gran porte, API VII y Verdel. Los tres harán ajustes y mantenimiento preventivo en máquinas y plantas de congelado a bordo, pero también se hará mantenimiento correctivo en un repaso general a los mismos.
¿Cuánto tiempo demandarán estas reparaciones?
Se estima no menos de 3 meses, la idea es dejarlos operativos para las campañas del 2025. Hay que destacar, la predisposición del Consorcio Portuario Regional de Quequén, que con una gran predisposición abre el camino para que este puerto agroexportador, se abra a la industria naval. Contamos con su apoyo, todo esto es un trabajo en equipo que redunda en generar mano de obra genuina y desarrollo para el sector y su gente.
También resaltar que Quequen al estar equidistante de los puertos de Bahía Blanca y Mar del Plata, debe ser un complemento para cada industria, la petrolera y la pesquera respectivamente. Enhorabuena se aproveche las vicisitudes que ofrece este puerto y nuestro astillero, entendemos es el comienzo hacia proyectos importantes, solo queremos estar a la altura de nuestros clientes.
Puerto Quequén: Punto Estratégico para la Industria Pesquera y Naval
Por otro lado, Puerto Quequén ha sido el escenario de otro hecho significativo para la industria marítima argentina: la llegada del API V, un buque pesquero de 77,40 metros de eslora, 13 metros de manga y 8,30 metros de puntal, con un arqueo bruto de casi 1.700 toneladas. Este buque, propiedad de la reconocida empresa Iberconsa de Argentina S.A., es el primero de tales dimensiones en ingresar al puerto en más de una década, marcando un caso testigo de gran relevancia no solo para el puerto, sino para toda la industria pesquera y naval del país.
El arribo del API V ha impulsado la generación de más de 50 empleos directos en oficios especializados, como soldadura, mecánica y electricidad, además de 100 empleos indirectos vinculados a la logística y provisión de servicios. Este evento subraya el papel estratégico de Puerto Quequén como un centro logístico y operativo fundamental para grandes embarcaciones pesqueras, consolidando su rol en la industria marítima nacional e internacional.
La elección de Puerto Quequén como base de operaciones del API V responde tanto a su infraestructura avanzada como a su ubicación estratégica, lo que lo convierte en un puerto idóneo para la operación y mantenimiento de grandes embarcaciones. Según el Grupo Iberconsa, líder en el sector pesquero argentino, Puerto Quequén no solo ofrece las condiciones ideales para la recepción de grandes buques, sino que también cuenta con un legado histórico en la pesca y este astillero, que lo posiciona como un referente en la industria pesquera argentina.
Repercusiones para la Industria y la Región
Ambos eventos, la reparación del buque de 80 metros en el Astillero Aloncar y la llegada del API V a Puerto Quequén, representan hechos históricos para la industria naval y pesquera del país. Estos hechos no solo destacan la capacidad técnica y operativa de las instalaciones, sino que también proyectan a la región hacia un mayor crecimiento económico, creando empleos y atrayendo nuevos proyectos.
El éxito de estas operaciones tiene repercusiones estratégicas a nivel nacional e internacional. En el caso del Astillero Aloncar, su capacidad para gestionar proyectos de alta complejidad técnica reafirma su posición como líder en el sector y abre la puerta a futuros contratos que contribuirán al fortalecimiento del sector marítimo nacional. Por su parte, Puerto Quequén, con su infraestructura y ubicación privilegiada, se consolida como un eje clave para el mantenimiento y operación de grandes buques, reforzando su papel en la industria pesquera y naval internacional a tan solo 8 horas de navegación de Mar del Plata, principal puerto pesquero argentino.