En el vibrante escenario pesquero de Mar del Plata, donde cada grupo empresario buscó aminorar el impacto de los magros precios de la merluza debido a una ecuación extremadamente ajustada y a veces negativa, fueron varios los buques que armaron a corvina y otros, a caballa una vez terminada la temporada de langostino en aguas nacionales; como lo habíamos anticipado oportunamente.
La abundancia y la calidad es sobresaliente, el mercado interno empuja al abismo a las rentabilidades. Los precios están muy justos buscando el equilibrio; menor cantidad de descargas comparadas al 2023 con marcada incidencia bajista en el consumo por habitante que determinan menores operaciones de pesca. El recurso está, no hay quien lo consuma, y Argentina no es competitiva en el mercado mundial, resultado, menos pesca.
El buque Floridablanca de la familia Sayago ya había inaugurado con éxito la temporada de magrú, logrando varias mareas sostenidas y fructíferas. Recientemente, el Júpiter II se ha unido a la actividad, y con el tiempo varios más de la flota costera de altura que tradicionalmente operan a la costa en el área de El Rincón; aportando a las descargas que ya tienen un ritmo relativamente intenso de este valioso recurso marino.
Sin embargo, la respuesta de las conserveras locales ha sido moderada, si bien no hay una presión bajista, los precios rondan los $700 por kilo al igual que el inicio de la temporada, valor que se sostiene debido a la calidad, talla y sobre todo la dedicación con la que es preparado a bordo cada cajón, peinado y con el hielo suficiente para alcanzar un calidad óptima a la hora de procesarlo, lo que permite una negociación fluida y constante en precios.
Tras su regreso al puerto el Floridablanca » terminó la marea en 3 días para completar la bodega hasta la boca en capturas realizadas al sur de Necochea donde abunda la especie, aunque hay que saberla buscar, encontrar y capturar, destacando la mano del Capitán y de toda la tripulación, que la verdad, en solo tres lances terminaron por completar «, así nos ilustraba el CPN Rubén Sayago, titular y responsable de los números de la empresa Desafío S.A. que comparte con su hermano Martín en un trinomio con su padre, Oscar los destino de esta firma familiar y tradicional del puerto de Mar del Plata; el mismo sábado al mediodía cuando apenas atracó a las 11 horas se lo descargó, y alistó para hoy estar de nuevo en zona de pesca.
De cara al próximo viaje del Floridablanca, la conservera Coopeca se sumó a la lista de compradores. “Dado que la demanda es limitada, planeo distribuir el pescado entre los compradores para no saturar el mercado. Nuestra intención es continuar la pesca de magrú a lo largo de octubre, mientras las variables se mantengan”, concluyó Sayago.
Mientras tanto, si bien los precios entre merluza y magrú no se sacan diferencias, la oportunidad de un caladero más cerca y una abundancia marcada, hacen que se aumente el número de mareas en el mes, lo que eleva el rendimiento operativo. Menor tiempo, menor distancia, menor consumo de combustible, mayor producción; el resultado mayor eficiencia; en un año que se lucha por no perder, más que por ganar.
De esta manera un sector avezado de la pesca marplatense enfrenta el desafío cotidiano en la lucha por la sustentabilidad económica de la industria primaria extractiva evitando rozar con la desaparición de rentabilidades producto de falta de precio y demanda en otras especies.
El tamaño del magrú capturado es mejor que el visto en las primeras mareas; pero se destaca la calidad y forma de trabajo a bordo, por eso es entendible que los precios se sostengan, al menos para este buque en particular. El Floridablanca fue el primer barco en armar a esta especie, destacándose la continuidad en las entregas periódicas que han tomado ritmo en estas últimas semanas, absorbidas por La Campagnola y Natusur.
En el ámbito de las conserveras, la actividad esta tranquila. Algunas empresas, han optado por rotar a su personal y trabajar con anchoa congelada adquirida durante la temporada en Rawson. Hasta ahora, las únicas fábricas que han realizado compras durante este periodo son La Campagnola, Natusur y en los ultimos dias se sumaron algunas cooperativas que trabajan para empresas más grandes del sector conservero.
En contraste con el año anterior, cuando las concentraciones de magrú se dispersaron debido a condiciones climáticas adversas, el panorama actual es notablemente diferente.
Hasta el 24 de septiembre, y según datos oficiales, las descargas alcanzaron las 1,048.2 toneladas, una disminución significativa cercana al 75% en comparación con el mismo período del año pasado, que a esta altura del año alcanzaba las 4,326.6 toneladas.
Hay que destacar que el 2023, la flota operativa en el área sur del 39ºS ya a esta altura del año tenía más de 14 buques operativos, hoy la flota destinada a este recurso es menos de la mitad aunque podría darse -al igual que en otras especies- un corrimiento temporal de la abundancia del recurso.
La industria conservera, afectada por el fracaso de la zafra 2022, se encontró en la necesidad de reposicionar stocks y atender la demanda interna insatisfecha del 2023, se congeló mucho y eso condicionó los precios de la apertura de la temporada este 2024, sumada a la fuerte caída del consumo en el mercado interno y con mayor ingreso de importaciones desde paises como Ecuador y Tailandia hacen que la demanda tenga una sintonía muy fina a la hora de comprar y pagar.
La temporada 2024 de magrú parece validar las expectativas de los investigadores del INIDEP, quienes siempre consideraron que la especie estaba presente en abundancia, y solo era necesario incrementar la flota para encontrarla y pescarla, por supuesto sin contar con la situación estricta del mercado. Siendo objetivo, el descenso en capturas esta intrínsecamente relacionado con la falta de mercado y consumo; recurso, por el momento sobra.
Este panorama pesquero, en constante transformación, el mercado manda, y resalta tanto los desafíos como las oportunidades que enfrenta el sector, que continúa adaptándose a las cambiantes condiciones del mercado y en menor medida, a la impredecible naturaleza del océano.