En el emblemático marco de Niza, Francia, y con la colaboración activa de Costa Rica, arrancó ayer la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025 (UNOC3), un evento de trascendental relevancia global que se prolongará hasta este viernes 13 de junio. Esta cumbre internacional busca poner en marcha medidas decisivas para abordar la grave crisis que aqueja a los océanos del mundo, bajo el urgente lema de “Acelerar la acción y movilizar a todos los actores para conservar y utilizar sosteniblemente los océanos”. Con un enfoque inequívoco en la implementación del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS 14), el evento se compromete a dar pasos concretos hacia la protección y el uso responsable de los mares, los océanos y sus recursos.
La conferencia se sitúa en un contexto crítico: el océano, fuente de vida y vital para la regulación climática, está al borde del colapso debido a las implacables consecuencias del cambio climático, la contaminación por plásticos, la sobreexplotación de sus recursos y la devastadora pérdida de biodiversidad. Li Junhua, secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, no dudó en calificar este panorama como una “crisis sin precedentes”, advirtiendo que la amenaza no es abstracta ni remota, sino una realidad palpable, tangible, que ya está afectando a millones de seres vivos y a las economías globales.

Desde ayer 9 de junio, más de 150 países se congregan en Niza, representando una multitud de sectores y actores internacionales: gobiernos, organismos internacionales, instituciones financieras, el sector privado, comunidades científicas, ONGs, pueblos indígenas y hasta filántropos y organizaciones civiles. Todos se unen en la urgente necesidad de identificar y promover políticas y medidas inmediatas que puedan frenar el deterioro de los océanos, mejorar su gestión y asegurar que el desarrollo sostenible de las generaciones futuras no se vea truncado por la destrucción de estos vitales ecosistemas marinos.
Un aspecto crucial de esta cumbre será la adopción de la declaración política que emanará del evento, junto con el lanzamiento del Plan de Acción de Niza para los Océanos, una hoja de ruta cuyo objetivo es abordar con urgencia las diversas dimensiones de la crisis oceánica. Este plan busca acelerar las acciones necesarias para revertir el daño a los océanos, a través de una combinación de estrategias que van desde la protección de los arrecifes de coral, hasta la mitigación de la contaminación plástica y la restauración de ecosistemas marinos clave. En este marco, Brasil y Perú anunciaron que ratificarán el Tratado de Alta Mar en la Cumbre de los Océanos. Chile ya lo hizo en 2024. Y Argentina, aún no envió el proyecto al Congreso de la Nación para avanzar con el mismo. La acción conjunta regional es clave para proteger la biodiversidad marina.
La ONU también subraya que el estado actual de los océanos está lejos de ser una amenaza futurista: las temperaturas superficiales del mar alcanzaron en abril niveles récord en la historia reciente, mientras que fenómenos como el blanqueamiento masivo de los corales, especialmente en el Caribe, el océano Índico y el Pacífico, se expanden con rapidez alarmante. Este blanqueamiento no solo amenaza la vida marina, sino que pone en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas y la estabilidad de las economías basadas en la pesca y el turismo. La desaparición de los arrecifes de coral, ecosistemas marinos que albergan una cuarta parte de las especies marinas del planeta, podría desencadenar efectos en cadena sobre la biodiversidad global y la resiliencia climática de las regiones costeras.

En un momento clave para la diplomacia ambiental, el presidente francés Emmanuel Macron ha confirmado este lunes en Niza que «ya se ha alcanzado el acuerdo político» necesario para la entrada en vigor del Tratado Global de los Océanos, también conocido como Acuerdo BBNJ. El anuncio tuvo lugar durante el debate general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC), que reúne a líderes de todo el mundo en torno a la urgente defensa del ecosistema marino.
Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) han señalado que al menos 60 países han ratificado ya el tratado, alcanzando el umbral legal requerido. Esto permitirá su entrada en vigor dentro de 120 días, es decir, en octubre de este mismo año.
Macron precisó que, solo en las últimas horas, «de las casi cincuenta ratificaciones ya presentadas, 15 países se han comprometido formalmente a adherirse«, lo que consolida el acuerdo político necesario para su implementación.
El Acuerdo BBNJ —nombre abreviado del extenso título legal que lo vincula a la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS)— representa el primer marco legal para proteger la biodiversidad marina en alta mar, más allá de las jurisdicciones nacionales. Entre sus disposiciones más ambiciosas se encuentra el compromiso de proteger el 30% de la superficie oceánica internacional antes de 2030, frente al escaso 1% actual.
El tratado establece mecanismos para crear áreas marinas protegidas, regula actividades humanas en aguas internacionales y garantiza un sistema justo para compartir los beneficios derivados de la explotación de los recursos genéticos marinos.
Adoptado el 19 de junio de 2023 y abierto a ratificación desde septiembre de ese año, el BBNJ marca un avance sin precedentes en la gobernanza de los océanos. España, que fue el primer país de la Unión Europea en ratificarlo, se sumó en febrero como el decimosexto Estado parte del acuerdo.

Con este anuncio, la comunidad internacional da un paso firme hacia la protección de los bienes comunes marinos, sellando un pacto fundamental en tiempos de colapso ecológico.
Con esta cumbre, las Naciones Unidas buscan consolidar un nuevo nivel de ambición y cooperación global que catalice alianzas innovadoras entre gobiernos, actores no estatales y comunidades científicas. Se espera que esta Conferencia inspire una «competencia sana«, en la que todos los actores involucrados puedan avanzar con determinación hacia la resolución de los retos oceánicos más urgentes, impulsando acuerdos y compromisos que permitan frenar la tendencia destructiva que amenaza nuestros océanos.
El evento, que se llevará a cabo en la misma ciudad que acogió anteriormente eventos de trascendencia similar, como la cumbre en Lisboa de 2022, se perfila como un hito clave en la evolución de las políticas internacionales sobre los océanos. En un momento histórico de creciente conciencia ambiental y urgencia climática, Niza 2025 se presenta como una plataforma decisiva para avanzar hacia un futuro en el que los océanos sean no solo un recurso, sino un legado a proteger para las generaciones venideras.