La Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera y la Asociación de Industriales y Armadores Pesqueros de la IV Región de Coquimbo, Chile, sellaron un acuerdo de colaboración. El vínculo busca apuntalar el aprovechamiento sustentable de los recursos, tanto en el Pacífico como el Atlántico.
El documento fue firmado el pasado viernes en Coquimbo por el gerente de la entidad marplatense, Mariano Retrivi, y el representante de los pescadores chilenos, Osciel Velásquez Hernández.
En la oportunidad los trasandinos celebraron el haber alcanzado la certificación Marine Stewardship Council (MSC) que acredita como sustentable las pesquerías de camarón nailon, langostino amarillo y langostino colorado.
Más allá de ese dato, al analizar el alcance del acuerdo, Retrivi expresó: “Es la primera vez que una organización pesquera de nuestro país firma un acuerdo internacional. Creemos que es importante para la defensa del recurso y del sector que representamos. Incluso, estamos viendo de proyectarlo a la región”.
El interés está puesto en ejercer la actividad de manera responsable, minimizando el impacto en el el ecosistema marino, combatir la pesca ilegal, y validar la pesca de arrastre para demostrar que con adecuadas tecnologías puede ser compatible con estos objetivos.
El propio mercado de consumidores en todo el mundo reclama cada vez con mayor insistencia que la explotación sea “amigable” con el medio ambiente.
Mensaje a las administraciones
En esa dirección, las dos asociaciones pretenden que sus respectivos gobiernos dicten normas que sean claras, de factible aplicación tanto en sus objetivos como en los ámbitos geográficos.
“Para el pescador la legislación no debe ser confusa”, especifica uno de los puntos centrales del acuerdo. Además, promoverán los modelos de gestión que premien a quienes utilicen las mejores prácticas.
Por otra parte, el texto habla de incentivar las inversiones en materia de investigación: “Nos ha pasado que cuando el Estado no cumple con el rol científico de evaluar los stocks de peces aplica un criterio excesivamente precautorio para cuidarlos. El conocimiento debe servir para proteger a las especies y también al pescador. La prohibición de pesca debería ser la última de las alternativas de manejo, no la primera”, aclaró Retrivi.
De allí que a partir de este vínculo, que en principio tendrá una duración de dos años, las partes se proponen también intercambiar datos, información, experiencias, técnicas de trabajo. Incluso se considera la posibilidad de realizar seminarios de capacitación tanto al borde del Océano Pacifico como el Atlántico.
La alianza apunta a fortalecer el vínculo y busca el aprovechamiento sustentable de los recursos pesqueros en ambos países.
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