La industria pesquera de alta mar de China se encuentra en una encrucijada crítica, marcada por su dependencia estructural de una mano de obra de bajos salarios para sostener una rentabilidad limitada, en vistas al nuevo orden de demanda mundial de proteínas de origen marino y los precios alcanzados. Así lo revela un informe reciente de la organización sin fines de lucro Planet Tracker, con sede en el Reino Unido, titulado “Fishing Thinking: Solving China’s Distant-Water Challenges ”, publicado el 30 de julio. El documento señala que los efectos del cambio climático y un acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que restringe los subsidios podrían obligar a los propietarios de la vasta flota pesquera comercial de China a adoptar un modelo de negocio más sostenible.
El análisis de Planet Tracker se basó en datos extraídos del Índice de Salarios de Marineros de Shanghai, comparándolos con los informes financieros publicados por las empresas pesqueras chinas. Aunque el índice —uno de varios emitidos por el Shanghai Shipping Exchange— sugiere que el salario mensual de un tripulante de buques con dotaciones de entre 22 y 30 marineros oscila entre los 2.300 y 2.700 dólares (2.116 y 2.484 euros), las cifras reales declaradas por las empresas muestran una disparidad significativa. Zhejiang Ocean Family, por ejemplo, informó un salario mensual promedio de 903 dólares (852 euros), mientras que CNFC reportó 1.075 dólares (998 euros), y Shandong Zhonglu indicó 892 dólares (829 euros).
En los últimos años, estas compañías han intensificado su contratación en países con niveles salariales más bajos, como Indonesia, en un intento por reducir costos. Sin embargo, esta práctica ha sido objeto de denuncias recurrentes sobre abusos laborales a bordo de los buques, corroboradas por organizaciones no gubernamentales como la Fundación para la Justicia Ambiental (EJF, por sus siglas en inglés). Según la EJF, un marinero empleado en un buque pesquero chino puede ganar apenas 300 dólares (276 euros) al mes, lo que pone en evidencia las precarias condiciones laborales que prevalecen en la industria.
La rentabilidad de la flota pesquera de aguas distantes de China también depende en gran medida de subsidios gubernamentales, los cuales representan aproximadamente la mitad del margen de beneficio promedio del 14% que disfruta esta flota. Sin dichos subsidios, segmentos clave de la industria, como la pesca de atún con palangre y la captura de calamares con potera, resultarían financieramente inviables si se ajustaran a los salarios estándar indicados por el índice chino. La eventual ratificación del Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca de 2022 de la OMC podría obligar a China a desmantelar estos subsidios, amenazando así la viabilidad de su modelo de negocio actual.
Ante este desafío, Planet Tracker propone una solución innovadora: la emisión de un bono soberano azul vinculado a la sostenibilidad, con un valor estimado de 770 millones de dólares (715 millones de euros). Este instrumento financiero permitiría financiar la transición hacia un sistema de monitoreo y trazabilidad completos para la flota pesquera de aguas distantes, promoviendo así la sostenibilidad ambiental y económica del sector.
El informe subraya que el futuro de la industria pesquera de alta mar de China dependerá de su capacidad para adaptarse a un entorno normativo y climático en constante cambio. La transición hacia un modelo más equitativo y sustentable no solo sería una necesidad económica, sino también un imperativo moral para abordar las persistentes desigualdades laborales y garantizar la preservación de los recursos marinos globales.