En Mar del Plata se ha desatado una escalada en la crisis pesquera de notable gravedad institucional y de profundo alcance en los planos laboral y social. El conflicto tiene como eje las crecientes tensiones entre los sindicatos que representan a la mariner铆a, SOMU y SIMAPE, y un conjunto de empresas pesqueras locales que, actuando presuntamente en sinton铆a con las orientaciones de las c谩maras empresariales CAPIP y CAPECA seguida por CEPA, habr铆an impulsado una iniciativa que los gremios no han dudado en calificar como 鈥渋naceptable y re帽ida con los principios elementales del derecho laboral y las buenas pr谩cticas de convivencia鈥. La situaci贸n ha encendido las alarmas en un sector hist贸ricamente atravesado por fr谩giles equilibrios, donde cada gesto institucional adquiere dimensiones de profundo significado.
La controversia se origin贸 en el proceder empresarial de convocar en forma privada e individualizada a tripulantes, con el fin de inducirlos a la firma de acuerdos de car谩cter extragremial, es decir, por fuera del convenio colectivo de trabajo vigente, en un marco que los sindicatos denunciaron como contrario no solo a la legalidad vigente sino tambi茅n a la 茅tica m谩s elemental que debe regir las relaciones laborales.
鈥Nos encontramos con que las empresas convocaron a la gente para persuadirlos de firmar contratos entre partes individuales. Los trabajadores tienen que saber que no hay nada legal que firmar. Lo 煤nico legal es lo que firmaron las entidades sindicales鈥, advirti贸 Oscar Bravo, dirigente del SOMU, con el rostro ensombrecido por la indignaci贸n y el gesto adusto de quien defiende, con fervor la dignidad del trabajador.
En igual tono, aunque con matices propios y vehemencia, el secretario general del SIMAPE, Pablo Trueba, manifest贸 que 鈥el acuerdo salarial ya fue firmado la semana pasada y ratificado el lunes en la sede de la Secretaria de Trabajo, con aumentos sobre los b谩sicos y la garant铆a de no menoscabar el nivel salarial de los trabajadores. La paritaria fue cerrada, se levantaron las medidas de fuerza y los barcos de la flota congeladora deber铆an estar trabajando. No hay motivo para dilatar las zarpadas ni para intentar imponer condiciones unilaterales y mucho menos por fuera de los gremios鈥, sentenci贸, dejando tras sus palabras la estela de su f茅rrea convicci贸n.
La confluencia de estas posturas sindicales 鈥攈abitualmente divergentes en sus m茅todos鈥 ha dado lugar a una in茅dita unidad de acci贸n, catalizada por el malestar ante lo que perciben como una ofensiva empresarial de car谩cter regresivo. As铆, los 谩nimos se han caldeado hasta alcanzar una temperatura pol铆tica y gremial que no se recordaba en la ciudad desde hace ya varios a帽os.
Este estado de efervescencia, que pone de manifiesto la fragilidad del equilibrio institucional entre capital y trabajo, plantea interrogantes de fondo sobre el rumbo que tomar谩 la relaci贸n entre las partes involucradas, y presagia un escenario de conflictividad creciente si no se encauza, con prontitud y sensatez, un di谩logo aut茅nticamente paritario y respetuoso de las conquistas laborales que la historia y la lucha obrera han logrado consolidar.
Respecto a versiones que circulan en Puerto Madryn sobre un supuesto acuerdo a la baja firmado por Mar del Plata, Trueba aclar贸: 鈥Se dijo en Puerto Madryn que Mar del Plata hab铆a firmado a la baja y eso no es as铆. Que dejen de decir cosas que no corresponden. Los marineros estamos firmes, necesitamos salir a trabajar pero no es l贸gico que nos bajen el salario. Se est谩n hablando de n煤meros para confundir鈥.
Trueba responsabiliz贸 a las empresas Solimeno, Moscuzza, Valastro e Iberconsa por el intento de romper la paz social. 鈥Si algo sucede en el puerto de Mar del Plata, los culpables son ellos. Que salgan de la madriguera y vengan a poner la cara. Estamos cansados de esta situaci贸n鈥, expres贸 sin reparo.
鈥Nos vamos a convocar nuevamente . Vamos a seguir con este reclamo, nos amparamos en nuestro CCT, en nuestras leyes. Est谩n queriendo violar esto, violando la paz social haciendo acuerdos que no corresponden. Si los barcos no salen, los responsables son ellos鈥, advirti贸 Dami谩n Basail, que form贸 un tridente junto a Bravo y Trueba en defensa de los intereses de sus afiliados en una improvisada manifestaci贸n frente a sus afiliados y la prensa local en inmediaciones de la TC2 del puerto local.
Los sindicatos aseguran que las empresas entregaron documentos sin membrete ni firma formal, buscando, seg煤n denuncian, 鈥confundir a los marineros con cifras y contratos ap贸crifos鈥.
En una denuncia conjunta, SOMU y SIMAPE repudiaron 鈥渆nf谩ticamente鈥 la conducta adoptada por las empresas, a las que acusaron de 鈥pretender, de modo inmoral, abusar del estado de necesidad del trabajador, situaci贸n causada por decisi贸n de ustedes, las empresas, de forma ileg铆tima e il铆cita, de negarse sistem谩ticamente a cumplir con las normas convencionales vigentes鈥.
Ambos gremios intimaron a las empresas a cumplir 铆ntegramente con el CCT y otorgar tareas efectivas a los trabajadores 鈥sin menoscabo alguno de sus derechos鈥, disponiendo la operatividad de la flota congeladora dentro de un plazo de 48 horas.
Adem谩s de la tensi贸n gremial, trascendi贸 que en Puerto Madryn se presentaron exposiciones policiales por amenazas recibidas por marineros. En al menos un caso se denunci贸 que un trabajador recibi贸 un mensaje con una fotograf铆a de un arma de fuego y una advertencia: 鈥M谩s vale que no firmes ma帽ana, porque no pis谩s m谩s Madryn, acordate. Te conviene, porque no vas a poder bajar del barco, hay una bala para vos鈥.

Naturalmente, la totalidad del espectro pol铆tico, empresarial, sindical y medi谩tico de la provincia no ha tardado en manifestar su m谩s en茅rgico repudio a expresiones de violencia expl铆cita, revestidas en muchos casos de una ret贸rica beligerante y carente de mesura, que han contribuido a tensar a煤n m谩s el clima ya de por s铆 inflamado, en el que la racionalidad cede paso a la estridencia, y el disenso leg铆timo amenaza con devenir en antagonismos irreconciliables entre trabajadores.
Desde los sindicatos y entre los propios marineros comenz贸 a circular un mensaje convocando a registrar y grabar cualquier instancia de presi贸n o amenaza para firmar acuerdos por fuera del convenio: 鈥Nos quieren hacer creer que lo ilegal es legal. La dignidad del trabajador no se entrega鈥, sostienen.
El conflicto que enfrenta a las organizaciones sindicales y al sector empresarial persiste en un estado de irresoluci贸n, alimentado por la inflexibilidad de ambas partes, cuyas posiciones encuentran sustento en argumentos jur铆dicos de entidad y en razones de honda legitimidad sectorial. No obstante, desde una perspectiva estrictamente normativa, resulta imperioso se帽alar que ni en la jurisprudencia consolidada del derecho laboral argentino, ni en el plexo de convenios internacionales ratificados por la Rep煤blica Argentina ante la Organizaci贸n Internacional del Trabajo (OIT), se contempla la posibilidad de homologaci贸n, por parte del Ministerio de Trabajo, de acuerdos celebrados en forma individual o particular que impliquen una merma en los derechos consagrados en los Convenios Colectivos de Trabajo vigentes. Tal pr谩ctica contravendr铆a de manera palmaria el principio de progresividad de los derechos laborales, de jerarqu铆a constitucional, as铆 como el orden p煤blico laboral que impide pactar condiciones inferiores a las establecidas en la negociaci贸n colectiva debidamente homologada.


Mientras los gremios advierten sobre pr谩cticas ilegales y presiones indebidas, las empresas insisten en avanzar con propuestas que consideran viables. La incertidumbre sobre el futuro de la temporada pesquera persiste, y la expectativa est谩 puesta en una pronta resoluci贸n que garantice tanto el respeto a los derechos laborales como la reactivaci贸n de la actividad en un marco de rentabilidad para el sector empresario.
En un contexto marcado por un fr谩gil equilibrio y una escalada de tensiones sin precedentes en los 煤ltimos a帽os, se han convocado para hoy manifestaciones en las empresas implicadas. Entretanto, en medio de este clima de desorden e incertidumbre, ciertos actores parecen estar obteniendo r茅dito de esta indeseable situaci贸n.






