El trabajo genera experiencia y la experiencia, enseña. El complejo sector pesquero, que siempre pareció andar por carriles distintos a los de la economía en general, hoy tiene una gran ventaja, de frente a un gobierno que necesita imponer la filosofía que el marco pesquero lleva desde hace años. El sector está listo para crecer con capital genuino, no hay endeudamiento en las empresas. Pero, la situación no deja de ser crítica y preocupante.
La actual administración termina el mandato habiendo empeorado notablemente la situación macroeconómica en todos sus aspectos:
- Déficit fiscal inercial de 6.6%/PBI. (casi US$ 37.000 M).
- Mercado de cambios con cepo, complejo, y con múltiples tipos de cambio.
- Tipo de cambio irrisoriamente atrasado, el más bajo en ocho años.
- BCRA quebrado con reservas netas negativas en US$ 11.000 M.
- Economía desmonetizada con pasivos remunerados récord, superando los $23 Billones y creciendo $2 Billones por mes.
- Inflación corriendo al 250% anual y acelerando, con precios reprimidos y completamente distorsionados.
- Sin acceso a crédito externo y con el mercado de deuda interno saturado de papeles indexados sin valor.
- Deuda de importadores con proveedores del exterior superando los U$S 38.000 M.
- Actividad en retroceso desde mediados del 2011, acumulando doce años de estanflación.
- Pobreza 43% y subiendo, indigencia 10% y profundo deterioro del tejido social.
El recambio político se da un contexto económico y social crítico. Reconstruir esto será duro y llevará tiempo, todo dependerá de los primeros meses y de un paquete de medidas de shock sin anestesia.
Alcanzarlo requerirá atravesar meses muy complejos que demandarán templanza y control de reclamos de quienes perderán un espacio que les permitió vivir ostentosamente sin trabajar.
Para la pesca, no son muchas las cosas que necesita el sector y su complejo procesador industrial y exportador. En principio, un tipo de cambio competitivo, pero no para esconder ineficiencias del sector, sino para que el esfuerzo de cada empresa genere rentabilidad positiva que permita desarrollo, inversión y aliente al propio trabajador.
Pare ello, las empresas deben ser fuertes, competitivas, sólidas y generar rentabilidades.
La rentabilidad es la única fuerza que alienta inversiones, desarrollos, y generación de nuevos puestos de trabajo. Nadie invierte siquiera un peso si es para perder dinero.
En este desorden llamado Argentina, después de años de orientaciones con criterios populistas que tanto daño le hicieron a la sociedad toda, solo hay que ver la evolución del PBI; Argentina no crece desde el 2012, es una muestra cabal de lo trágico de la sociedad fronteras adentro, y ni comparar respecto a la evolución del mundo. Nos han sacado una ventaja casi imposible de alcanzar, pero por sobre todo en la estructura y arquitectura del pensamiento emprendedor y la sociedad toda.
La intromisión del Estado presente y opresor con la pesca generó una menor competitividad, ineficiencia, por ende menos producción, menos rendimiento y menor reinversión que se traduce en menor trabajo.
Todos detrás del “no perder” durante años llevó a un statu quo que horadó hasta las células más íntimas del sistema nerviosos de la sociedad en su conjunto. Ante cualquier posibilidad de crecer, se privilegió el mejor no hacer nada.
¿Para qué hacer algo?, si el azar pondera más que una estructura de crecimiento, inversión, trabajo y capital. El Estado presente generó sobrecostos, elevó sobreexigencias y llevó a la incompetencia en una maraña de restricciones, ordenanzas, disposiciones y resoluciones a cumplir por el privado para un Estado que no tiene contraprestación de ningún servicio a cambio,
La planificación es una palabra olvidada. Nadie pudo planificar, porque nadie supo cómo serán las variables la semana que siguiente. Todo en manos de algún cráneo, que símil a Nerón, con su pulgar hacia arriba o abajo, hacía que un desarrollo productivo sea o no de continuidad producto del cambio en las variables. ¿Acaso no se han construido grandes plantas procesadoras, que hoy solo sirven de cámara frigorífica?.
En el sector pesquero se han realizado centenares de inversiones, algunas, quedaron cuasi ociosas, porque un sinnúmero de variables fijaron pautas repentinas de imposible ejecución. El Estado presente otorgó desmedidamente poder a gremios que en el tiempo invirtieron la estabilidad de la pirámide social. Es más dueño el trabajador que el empresario. Y colocar la carreta frente a los caballos, nunca llevó a buen destino. Afortunadamente no son todos. Hay gremios para imitar que invierten en un cambio de actitud de sus afiliados, donde el trabajo y la responsabilidad a través de la capacitación dan lugar a la preparación para una nueva Argentina demandante de mano de obra racional.
En este marco, hoy hay una gran expectativa, poder ordenar a cada participante y alinearlo para que su esfuerzo no sea en vano, No se contrarresten las fuerzas, por el contrario, alinear criterios para que el barco comience a navegar. Combustible y material humano sobra por estas latitudes, solo falta saber dónde estamos, cuál será el puerto de destino y como transitar un derrotero que no será fácil de transitar, precisamente por el daño neuronal de quienes producto de la necesidad, les han lavado el cerebro y la capacidad de pensar por sí mismos.
La resistencias por el cambio pueden ser grandes temporales, pero, “la tenemos que pasar” dijo un comandante de la vieja Alitalia, cuando transitaba por sobre los Alpes, mientras había una tormenta que movía el avión como una coctelera, nada agradable por cierto.
Quien entienda rápidamente este nuevo paradigma, es nuevo contrato social, en principio sufrirá menos, y principalmente, jugará con cierta ventaja, su esfuerzo y gasto intelectual no será en vano.
Imagínese las miles de horas invertidas entre gremios y cámaras, si en cambio de discutir cifras en paritarias, se sentarían en la mesa a discutir objetivos productivos, metas donde el empresario indica donde, y la masa laboral, descontando su haber mensual y crecimiento dentro del proyecto, acompañe sin ser un ancla en el mismo barco que navegan. ¿Cuántas horas laborales se pierden en las administraciones de las empresas en tener que cumplir con la burocracia que genera el movimiento de un barco pesquero?. (que es para trabajar con la de uno, no para tomar sol y disfrutar la dolce vita en el Mediterráneo con la tuya).
El cambio de la Argentina no es de polaridad, sino cultural. El día que se entienda que empresas y trabajadores están en el mismo desarrollo productivo, se terminan las pérdidas de tiempo y los esfuerzos estériles. Eso puede ocurrir cuando los desajustes de la burocracia estatal echen por tierra toda la presión que en forma de ancla frenaron la inercia de medio siglo de restricciones. Desde lo fiscal impositivo hasta lo laboral. Para eso hacen falta reglas de juego claras, y la única intromisión del Estado dentro de la actividad privada de las empresas debiese ser dar las condiciones para que las mismas puedan desarrollar y crecer, generando,
- Confianza.
- Previsibilidad.
- Tipo de cambio único con sesgo alto para fortalecer las EXPO y limitar las IMPO.
- Leyes laborales flexibles.
A diferencia de otras etapas de la vida económica del país, hoy las empresas gozan de una gran ventaja. Capital de trabajo e inversión GENUINA. La empresa pesquera no está endeudada. La sumatoria de las empresas pesqueras no tiene siquiera el 2% de capital en créditos, primero porque no existió el crédito, y segundo y fundamental, porque el empresario entendió que pedir dinero a un banco hasta ahora, fue la sentencia de quiebra de su propia empresa, pasa hoy en España, y en Argentina hace años.
Las empresas argentinas corren con ventajas, han podido sortear en 40 años de democracia, todo tipo de desajustes que en cualquier país hubiere provocado un estrago financiero y un colapso económico hasta su desaparición como sociedad, sin dejar de reconocer que Argentina es el 8vo. país más extenso del mundo, 44to. en población (o sea muy deshabitado), con capacidad de producción de alimentos para 600 millones de personas, con 3000km de montañas con minerales, hoy con Vaca Muerta en producción y la expectativa del offshore posiblemente del mismo volumen, siendo socio estratégico y aliado de grandes potencias mundiales, y ademas con un mar inmensamente rico.
El desafío está a la vista, es hoy el inicio de una nueva etapa en la vida de esta sociedad, que podría ser el puntapié para el esperado despegue argentino, o quizá, el aire que necesita para volver a caer en años de decadencia. Esta es una nueva OPORTUNIDAD, todo depende de cada uno de nosotros.