El lenguado viene perdiendo el status que lo destacaba entre las especies que componen el variado costero bonaerense. La crisis que cruza a la industria pesquera local también lo tiene como exponente.
Las dificultades se manifiestan tanto en la captura como en la venta al exterior; es decir, en los dos extremos de la cadena productiva. La disparada de costos internos y el retraso de la paridad cambiaria agrietaron el negocio.
Según argumentan los armadores costeros, la pesca de la especie insume un esfuerzo económico que luego no encuentra su compensación en el precio de venta obtenido en banquina. El combustible, al igual que en otras pesquerías, es una de las claves.
“El principal problema es el gasoil. Para capturar lenguado se utilizan redes de gran desarrollo horizontal con mucha cadena en el cable inferior”, subrayó el gerente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera, Mariano Retrivi.
En conversación con Pescare.com.ar, el dirigente detalló luego que esas artes demandan lances largos y con mucha potencia de máquinas. “La exigencia de los motores no sólo trae mayor consumo, sino también menos vida útil”, concluyó.
Además, la pesca acompañante integra condrictios, lo cual aumenta para los armadores la probabilidad de sobrepasar los límites de desembarques por viaje que impuso recientemente el Consejo Federal Pesquero sobre rayas y tiburones.
Con este marco, lo buques exploran alternativas y muchos se inclinan por la pesca “a la pareja”, con mejores réditos. La muestra está en la estadística de la Subsecretaría de Pesca de la Nación que mide las descargas.
En el primer semestre de este año la Autoridad de Aplicación contabilizó 3.295 toneladas de lenguado en los muelles, un volumen similar al del mismo período de 2012; pero un 23,6 por ciento menor al de 2011 y casi un 30 por ciento menor respecto al de 2008, cuando comenzó a profundizarse la crisis.
Exportaciones y mercados
De acuerdo al Senasa, durante el año pasado se exportaron 2.302 toneladas de lenguado por 16,2 millones de dólares. El principal destino fue Estados Unidos; aunque también tuvo alguna participación menor Brasil e Italia.
“En esta época normalmente hay bastante demanda empujada por el mercado norteamericano, donde se lo consume mucho frito en la playa. Interés por nuestros productos hay; pero el problema es que pasamos a ser muy caros”, reveló un productor local.
Conocedor del medio, la misma fuente redondeó un concepto que pese a ser repetitivo hasta aquí no activó una política de aliento al sector: “Dejamos de ser competitivos. Estamos quedando fuera porque existen ofertas de otros países con especies (por caso, el panga vietnamita) a mejores precios. Después cuesta mucho recuperar esos clientes”.