La mirada puesta sobre la acuicultura sigue demostrando que es una actividad que ya no se mira de costado pudo haber ocurrido tiempo atrás. Hoy tiene especies determinantes y con producciones con una gran proyección, que ya tienen números concretos.
En otro momento no se hubiese pensado que se podría, a través de la acuicultura, desarrollar mejillones. Hoy, lejos de lo que puede parecer apenas un hallazgo, marca de algún modo la piedra basal en nuestro país, a través de cifras productivas que ya se van vislumbrando.
Hoy el mejillón de cultivo se desarrolla en una pequeña localidad de la provincia de Tierra del Fuego, más precisamente Puerto Almanza (la localidad más austral del mundo, incluso más al sur que la propia Ushuaia) que con casi medio centenar de casas y sus pocos habitantes, hoy están a las puertas de la primera cosecha de mejillones de cultivo, que si bien aún está en fase experimental, tiene volúmenes y dimensiones de proyecto productivo.
Guillermo Abdala Bertiche es el Director Nacional de Acuicultura en nuestro país –organismo dependiente de la propiedad Subsecretaría de Pesca y Acuicultura que conduce el Dr. Carlos Liberman– dialogó con PESCARE sobre el tema puntual del cultivo de mejillones y del desarrollo de la actividad.
¿Cuáles serían hoy las cantidades producidas de este mejillón?
Las cantidades hoy son escaladas y van a arrancar a partir de las 1.000 toneladas y la dimensión total de este primer proyecto, tiene un pico máximo de extrapolación de 23 mil toneladas, la localidad específica comprendida para esa evolución alcanzaría, las 23.000 toneladas. El proyecto en esta etapa, hace un “corte” entre las 5.000 y las 7.000 toneladas, aunque tiene dimensiones que podrían llegar a las 20.000 toneladas de mejillón.
¿En qué lapso se alcanzarían esa cantidad de toneladas?
Entre el año pasado que se arrancó con la infraestructura y 24 meses para adelante. Es decir, de acá a un año y medio, deberíamos ir llegando de las primeras 1.000 toneladas a las –promedio- 5.000 en dos años más. Lo que ocurre es que lo que se ve es la “fotografía” y la evolución del primer desarrollo que tenía características de proyecto piloto, para dimensiones de un piloto productivo de envergadura.
El tener la sobredimensión de volúmenes de 25 o 30.000 toneladas para esa localidad (Puerto Almanza) hace que en marcha en lo sucesivo, se vayan dando este otros inicios de otras etapas, lo que hoy es la cabeza de ese lote, que se va cultivar –mil, dos mil, tres mil- hasta llegar a cinco mil, después en simultáneo, se pueden ir añadiendo otras concesiones que hagan que quizá, dentro de dos años, en vez de hablar de 5000 toneladas, ya podemos estar hablando de 7, 8, 9 mil toneladas.
Lo que está haciendo la provincia es un trabajo prolijo en cuanto a concesionar, monitorear, darle un esquema de estandarización productiva al desarrollo y después abrir nuevas posibilidades de expansión. A nuestro criterio, las condiciones están absolutamente dadas para que ese proyecto en pocos años alcance volúmenes de 25 a 30 mil toneladas sin ningún problema en la provincia de Tierra del Fuego.
¿Estás producciones están apuntados al consumo en el mercado interno o se trata también de volúmenes para exportación? ¿Ambos mercados?
Está enfocado a un mercado interno y sustitutivo, con miras a colocar el producto con buenos estándares de calidad y diferenciación para mercados internacionales.
Si bien la empresa, quien está innovando y poniendo en valor este desarrollo, que por supuesto tiene su propio criterio, nosotros lo vemos como un proyecto País que puede perfectamente ser regionalizado tanto en Santa Cruz, como en Chubut, en toda la Patagonia donde nos permita el clima, el ambiente y los recursos biobiológicos para poder alcanzar volúmenes muy elevados de producción de bivalvos, que no solamente son mejillones, sino también podrían ser añadidos como por ejemplo vieiras.
¿Para qué existan más proyectos de estas características que faltaría? ¿Decisión empresarial? ¿Mayores recursos por parte del Estado?
Yo no diría una decisión empresarial, sino que se vaya “contagiando” la inercia positiva y la iniciativa de empresas innovadoras que apuestan al sector de la acuicultura sustentable en la Argentina, acompañando el crecimiento de otras especies, pero también la forma en la cual se va vinculando la caracterización de las provincias, el conocimiento de las referentes técnicos, la capacitación profesional y un montón de cuestiones que se van de alguna forma enlazando en simultáneo, conforme va creciendo el sector.
Por un lado la parte financiera, por otro lado la disponibilidad del conjunto de las provincias asociada a esos recursos este y por supuesto el conjunto de normas, regulaciones, y cuestiones asociadas, que en principio se hacen desde la Nación, pero para que se pueda ejemplificar de manera comparativa con el sector de la pesca, no dejamos de estar creciendo con los números particulares que nos implican a nosotros pero obviamente desde un nivel inferior.
Lo que vemos que se va dando positivamente es este volumen, proyectos y desarrollo. Muy buenos enfoques de innovación, mercados, pero asociadamente hay un sinnúmero de cuestiones a ir resolviendo, si se quiere, que tiene que ver con la disponibilidad de logística.
¿Cómo sería esa logística?
Salimos un poco de lo que estamos hablando y te puedo decir, yendo al esquema de producción de Trucha Arco Iris en la cuenca del Limay. Hace muy poquitos días nos confirmaron que en menos de un mes, van a estar saliendo embarques directos de la provincia de Neuquén, hacia Estados Unidos. Fresco, de producto filét entre 12.000 y 13.000 dólares la tonelada.
¿Esto sale desde Argentina o se envía a Chile y luego de ahí a Estados Unidos? En algunos casos ocurre por logística y costos con otros productos.
Esto es: Neuquén interconexión con Ezeiza y de ahí de forma directa a Estados Unidos. Esto también es un esfuerzo de la gestión, vinculado con el Ministerio de Transporte, con Aerolíneas Argentinas, con los organismos regulatorios como para que todo el conjunto –por un lado de las demandas- para poder despachar productos y de la oferta como para poder promover las herramientas y las soluciones que requieren los productores, el producto en sí mismo estén de alguna forma conjugados, como para que sea una solución en una complejidad y eso termina mostrando “una fotografía” hoy, que hace tres años no teníamos.
Que un avión repleto con productos frescos, de Trucha Arco Iris producida en Argentina va directamente en los mercados del mundo con un nivel de diferenciación enorme en términos comparativos de otras ofertas de otros productores.
Empezamos a hablar de miles de toneladas de cosecha y exportación de truchas para mercados como por ejemplo Miami, Japón, muestras a Brasil, en simultáneo, en el transcurso de los 24 meses que se fueron asociando en ese crecimiento, fue gestándose el desarrollo del cultivo de mejillones y eso puede ir pasando permanentemente, con nuevos proyectos para el pez limón para la vieira, para el pacú en otra en otras regiones por ejemplo del Norte, la región del centro. Tal vez hablamos dentro de 90 días y hay un proyecto nuevo que está creciendo y nos muestra números de acá un año.
¿Hay provincias que no están viendo esta posibilidad que puede ser un polo productivo también?
Yo no diría que no hay provincias que no están viendo, yo diría que tenemos que esforzarnos permanentemente en tratar de simbolizar lo que significa la acuicultura en términos productivos, generador de divisas, generador de puestos de trabajo, como plataforma de crecimiento, de desarrollo de territorio de las economías locales y eso también es un deber permanente que tenemos que tener en la función, de interconectarnos y estar permanentemente disponibles como para compartirlo.
La pregunta es recurrente, pero el planteo es el mismo. ¿Es una cuestión cultural que el pescado o los mariscos deben salir solamente del mar?
Eso sería hacer el ejercicio de meterme en la cabeza de la visión empresarial. Hay dos grandes estrategias: una que impulsa la Provincia, la Nación respecto de la Ley Nacional de Acuicultura, el Régimen de Fomento, la creación de la Ley Nacional, todo el impulso que le da el Dr. Carlos Liberman desde la Subsecretaría, Bahillo desde la Secretaría, Massa desde el Ministerio de Economía y todas las carteras que están asociadas en el esfuerzo y el entusiasmo de impulsar la acuicultura sustentable en el país.
Esto lo recoge el sector privado con su financiamiento, con su estrategia, con su capacidad creativa en cuanto a dónde invierte, hacia qué mercado se destina, cómo se involucra con el sector y ahí en el medio sí hay una ecuación que es ineludible, que significa cómo se comprende al sector, no sé si es una cuestión cultural. Grandes inversiones han venido de la mano de empresas pesqueras. La lógica y la cultura productiva del sector pesquero, tiene características particulares y la acuicultura tiene características adaptadas, que son, quizás en algunos casos, más vinculadas a una actividad agropecuaria que a una actividad de pesca atractiva.
Hay que adaptar ciertas herramientas y ciertas capacidades, es un rol que nos compete a nosotros y nos desafía permanentemente, pero que todo el tiempo estamos tratando de evolucionar y entusiasmar con los desarrollos a que se vayan sumando otros actores.
Si nos entusiasma mucho la “película”, quizás nos provoque. Esto tiene que crecer más rápido, tiene que crecer mayor volumen, pero la realidad es que viene creciendo de forma muy sostenida, hoy estamos hablando que la Argentina tiene un producto total de más del doble de lo que heredó en el año 2020, desde la creación de la Dirección Nacional y todo ese crecimiento ha sido de forma sustentable.
La FAO sigue muy de cerca estos temas. Han reconocido la tarea de la acuicultura en la Argentina por el trabajo que están llevando adelante.
Hoy tener el reconocimiento del prestigio de las Naciones Unidas, de la FAO, organismos internacionales como ellos, vengan a la Argentina a reconocer nuestro trabajo, a evaluarlo y a monitorearlo nuestros cultivos, charlar con nuestros productores y productoras, analizar cómo va a crecer la actividad, es un reconocimiento, y creo que es la forma que tenemos que seguir caminando. Esa es la verdad, es más que estar orgullosos. La gestión que está haciendo Carlos Liberman tiene el nivel y la talla de lo que está haciendo con la pesca, y sin ningún tipo de duda va a dejar un sello para el resto de los años, porque es un camino de evolución y crecimiento que no debería por ningún motivo ir para atrás.
¿La provincia de Buenos Aires como está sobre los desarrollos acuícolas? Es la provincia más importante del país y tal vez debería tener más emprendimientos de ese tipo.
En esto me gustaría hacer un apartado en particular. En muchos casos en la Argentina, y no solo en nuestro país, los sectores productivos a veces crecen forma sincronizada respecto de la generación de conocimiento y la producción, y a veces crecen de forma desincronizada.
Es decir, crece mucho el nivel de conocimiento y no se ve reflejado en términos productivos, de la misma manera. Nosotros el primer paso que tuvimos que hacer en Argentina fue, de alguna forma, modificar el paradigma del sector. Así como tenía un nivel de conocimiento científico, estadístico, registral, se pudiera traducir en términos de desarrollo productivo, de especies, de proyectos y de investigación.
La provincia de Buenos Aires tiene, por nombrarte dos casos: el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo en Mar del Plata o la UTN Regional Mar del Plata, que tuve oportunidad de recorrer y ver el predio de acuicultura, tiene apalancado muy buenos desarrollos en cuanto a todo lo que significa haber investigado especies, pensarlas para vincular hacia la producción, pero ahora viene una etapa muy desafiante que significa como enlazar eso a estructuras o esquemas en donde se recoja con inversión pública y privada, un proyecto productivo que empiece a generar cientos o miles de toneladas.
Ese desafío nos involucra a todos. A las Universidades, al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, a las empresas, a los investigadores e investigadoras y a nosotros que estamos en la Dirección Nacional.
¿Está faltando capacitación entonces? ¿Mayores conocimientos desde todos los estratos? Función pública, universidades, sector privado.
Yo no diría capacitación. Lo que pudimos ver en la UTN de Mar del Plata es algo que deja conforme, en mi caso particular y bastante, o lo que uno puede ver en el INIDEP, nos deja seguros, conformes y tranquilos, que estamos creciendo en un sector de la acuicultura que cuenta con profesionales que tienen la capacidad de acompañar al sector privado en su crecimiento productivo.
Lo que empieza a ser necesario es que haya un nivel de interacción dinámico, permanente, para que también las empresas se animen, con esos investigadores a darle marcha y gestión inicial a los proyectos de desarrollo.
Después cuando eso evolucione en el futuro y tengamos que hablar de cientos o miles de toneladas, ahí sí te va a demandar mucha capacidad instalada profesional, para lo cual vamos a tener que incentivar mucho al sistema educativo universitario, tecnológico, para que genere camadas de profesionales para que estén disponibles para el sector y para el mercado, eso es fundamental.
En lo particular, la provincia de Buenos Aires tiene dos grandes desafíos por delante, que son el proyecto pez limón, pensado en los últimos recorridos en lo que sería el triángulo Mar del Plata – Miramar – Partido de la Costa y por otro lado en lo que es la región San Blas, Pocitos con el cultivo de ostras. Son como dos grandes desarrollos, que uno podría decir están todas las condiciones dadas para que la Argentina, a través de la provincia de Buenos Aires, pueda producir especies que tienen un valor superior a los 25 mil dólares la tonelada o más, para múltiples mercados del mundo y que lo que está haciendo falta es justamente agilizar algunas cuestiones de último estadío, que es lo que estamos trabajando mucho con empresas, principalmente también del sector pesquero, para que eso dentro de muy poco tiempo.
La “misión FAO” en la Argentina recorrió diversos puntos de nuestro país, pusieron de manifiesto la potencialidad que tiene a nivel productivo en los lugares que todavía no se están desarrollando. Pronto llegará un financiamiento de parte del Banco Mundial de entre 5 y 10 millones de dólares para empezar a hacer proyectos de gran escala, teniendo un sinnúmero de posibilidades de desarrollo cooperativos, asociativos, de integración, a modo de clúster para generación de alimento balanceado, para mercado local, para mercados internacionales, para estudios de investigación tecnológica, capacitación, infraestructura.