La pesquer铆a de langostino en Chubut podr铆a ser 鈥攕in exagerar鈥 uno de los pilares m谩s firmes del desarrollo provincial y nacional. Es un recurso de excelencia mundial, altamente demandado, con una cadena de valor capaz de generar empleo genuino, divisas, innovaci贸n y arraigo territorial. Bien administrado y con reglas claras entre empresas y gremios, con el aval creador de un entorno favorable, din谩mico y ejecutivo en vistas al negocio privado entre privados, sin intromisi贸n por parte del Estado, podr铆a convertirse en un modelo de previsibilidad, crecimiento y estabilidad social.
Sin embargo, los forcejeos permanentes y tensiones de toda 铆ndole terminan por enrarecer un escenario que deber铆a ser simple y confiable. Todo funciona con f贸rceps, cuando lo l贸gico ser铆a exactamente lo contrario, una industria naturalmente previsible y solo dependiendo del estado del recurso.
En este sentido, apenas decretado el paro, desde la secretar铆a de pesca provincial, en una arremetida veloz del Dr. Andr茅s Arbeletche; la secretaria de trabajo dict贸 conciliaci贸n obligatoria y las partes retomaron su labor.
Sin embargo, lejos de consolidarse como un caso testigo de madurez institucional, la actividad se encuentra atrapada en un entramado de intereses cruzados y otras veces casi de perfil infantil鈥攅mpresariales, sindicales y gubernamentales鈥 que terminan por correr el foco de lo verdaderamente importante que es construir un modelo productivo sustentable, competitivo, confiable y sostenible en el tiempo.
Cuando un sector tiene todo para ser l铆der global, las reglas del juego deber铆an ser simples, previsibilidad, di谩logo permanente y un marco de acuerdos que trascienda disputas coyunturales. Pero en Chubut, – y en todo el sector pesquero argentino-, ocurre lo contrario se impone lo particular por los intereses comunes. Lamentable.
Aun cuando se dise帽an bases de trabajo consensuadas, la actividad queda sometida a tirones permanentes, medidas de fuerza intempestivas, reclamos leg铆timos mal canalizados y una tendencia cr贸nica a que cada actor defiende su trinchera con m谩s intensidad que el proyecto com煤n. As铆 es m谩s dif铆cil que lograr una carambola a siete bandas para un ne贸fito billarista.
El resultado es siempre el mismo, incertidumbre.
Y la incertidumbre es el peor enemigo de cualquier negociaci贸n internacional. Los compradores del exterior 鈥攃ada vez m谩s exigentes en calidad, log铆stica y cumplimiento鈥 necesitan garant铆as, no excusas. Requieren la certeza de que un contrato firmado hoy podr谩 cumplirse ma帽ana, sin quedar a merced de un conflicto interno, un paro inesperado o una puja pol铆tica de turno.
En Argentina, a diario se informa el riesgo pa铆s 鈥攅se diferencial entre la tasa internacional y la impl铆cita de los bonos argentinos鈥, pero en sectores como la pesca el verdadero riesgo pa铆s se cocina en tierra; en la incapacidad de sostener acuerdos, en la fragilidad institucional y en la sensaci贸n de que nadie puede asegurar que ma帽ana las condiciones ser谩n las mismas que hoy. Un escenario as铆 exige evolucionar velozmente.
La inestabilidad gremial 鈥攓ue responde a demandas que muchas veces son justificadas鈥 se vuelve problem谩tica cuando se desliga del contexto productivo y se utiliza como herramienta de presi贸n en momentos cr铆ticos para la operaci贸n. Las empresas, por su parte, tampoco son ajenas a la problem谩tica cuando priorizan disputas internas y presiones sectoriales por encima de una visi贸n estrat茅gica m谩s amplia. El Estado provincial completa la ecuaci贸n cuando act煤a m谩s como 谩rbitro improvisado que como garante de un modelo productivo a largo plazo.
La consecuencia es un ecosistema donde la previsibilidad se erosiona, y con ella, la confianza interna y externa.
En discursos, la seguridad jur铆dica es un estandarte. Todos la mencionan como un requisito indispensable para atraer inversiones, profesionalizar la actividad y consolidar empleo. Pero a la hora de sostenerla, pocos actores est谩n dispuestos a hacer el ejercicio que implica ceder poder, evitar maximalismos incongruentes y respetar marcos previamente acordados.
Sin seguridad jur铆dica 鈥攔eal, no declamada鈥 cualquier intento de planificaci贸n a mediano plazo queda reducido a una simple expresi贸n de deseo.
La pesquer铆a de langostino es demasiado valiosa como para quedar reh茅n de intereses sectoriales. Podr铆a ser una industria modelo, una actividad que marque un antes y un despu茅s en la forma en que Argentina administra sus recursos. Podr铆a ser una plataforma de empleo estable, de exportaciones sostenibles, de innovaci贸n y competitividad global.
Pero para eso es necesario que el Estado gobierne, que los empresarios asuman su rol productivo y que los sindicatos defiendan derechos sin comprometer el funcionamiento esencial del sector y mucho menos la necesidad de sus trabajadores.
El desaf铆o no es menor, se trata de pasar de una l贸gica de confrontaci贸n permanente a una cultura de acuerdos estrat茅gicos, donde el objetivo final no sea ganar una pulseada, sino construir un futuro compartido, 芦agrandar la torta芦, para que la porci贸n sea mayor y necesariamente con equitatividad y proporcion, en todos comensales.
Porque hay que pregonar y dejar en claro que, la riqueza de un recurso no garantiza por s铆 sola el desarrollo. El desarrollo surge cuando las instituciones, los trabajadores y las empresas deciden, de manera sostenida, trabajar hacia un horizonte com煤n.
Y, como siempre, es una opini贸n que puede o no coincidir, por eso se expone al criterio del lector, anticipando que no son cuatro los puntos cardinales como tampoco siete los colores del arco iris, dejando las consideraciones de esta temeraria din谩mica a su juicio, y sugiriendo que no la desconozca ni pierda su tiempo鈥
Buen domingo para todos..!
Por DMC
