En una reciente audiencia llevada a cabo en la delegación Trelew de la Secretaría de Trabajo, la empresa Puerto Rawson, ubicada en la misma ciudad se comprometió a revisar las liquidaciones del medio Sueldo Anual Complementario (SAC) de su personal. Esta medida fue tomada luego de las denuncias presentadas por el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) sobre irregularidades en el pago de dicho beneficio.
La revisión de las liquidaciones del SAC surge como una respuesta a las quejas formuladas por los empleados, quienes habían señalado que los cálculos y pagos correspondientes a este beneficio no habían sido realizados de manera correcta. Durante la audiencia, la empresa aceptó la obligación de revisar los pagos y ajustar las liquidaciones si fuera necesario.
Por otro lado, el conflicto laboral se intensifica debido a los despidos que se han producido en la planta. Un total de diez trabajadores fueron despedidos de forma -sorpresiva -según su interpretación-, aunque consta que la empresa debió descartar 4.000 kilos de langostino producto de su accionar, lo que ha generado un fuerte rechazo por parte del sindicato. De esos diez empleados, siete han decidido iniciar acciones legales contra la empresa, argumentando que fueron despedidos de mala fe. Según afirman, los despidos fueron injustificados, ya que los trabajadores contaban con legajos intachables y una antigüedad significativa en la empresa, lo que hace que su desvinculación sea aún más cuestionable.
Los empleados despedidos consideran que la empresa actuó de manera arbitraria, sin brindarles una explicación válida y sin respetar los derechos laborales. Las demandas legales buscan que se reviertan estos despidos y que los trabajadores sean reincorporados a sus puestos de trabajo. Además, el sindicato continúa exigiendo la reincorporación de los otros tres trabajadores que también fueron desafectados, aunque hasta el momento no se han tomado medidas en su caso.
La situación en la planta de Puerto Rawson ha generado un ambiente de alta tensión, marcado por la movilización activa del sindicato en defensa de los derechos de los empleados y en búsqueda de soluciones que beneficien a los trabajadores afectados. Este contexto pone de manifiesto la necesidad urgente de una revisión exhaustiva y profunda de la legislación laboral vigente.
El actual marco normativo, particularmente en materia de indemnizaciones, no solo representa una carga desproporcionada para las empresas, amenazando su viabilidad económica, sino que también constituye un obstáculo significativo para la incorporación de nuevos trabajadores al mercado laboral formal. La ambigüedad y falta de claridad en las disposiciones legales desalientan la contratación, pues las empresas enfrentan un panorama incierto y riesgos elevados a la hora de incorporar mano de obra y por razones justificadas poderlas desafectar. Este problema se ve agravado por la actuación de algunos funcionarios ministeriales y de secretarías, quienes, en lugar de garantizar un equilibrio justo y una aplicación imparcial de la ley, adoptan posturas influenciadas por ideales partidarios o amiguismo corporativo, alejándose del espíritu equitativo que debería regir sus decisiones.
En este marco, el conflicto permanece abierto, y su resolución dependerá tanto de las acciones legales como de las negociaciones en curso. Es imperativo que el proceso se lleve a cabo con un compromiso genuino hacia la imparcialidad y la justicia, garantizando que los intereses de todas las partes involucradas sean considerados bajo un criterio de equidad y con estricto apego a la legislación. Solo así será posible construir un entorno laboral que favorezca tanto la protección de los trabajadores como el desarrollo sostenible del sector productivo, que hoy no se dá.