En el mes de marzo pasado, ya vislumbramos el acontecer de esta política económica que para algunos participantes del sector la han tomado como destructiva, pero otros informados, casi acostumbrados a estos barquinazos de veril a veril que nos tiene habituados la Argentina, solo es comprender y enmendar para reacomodar las finanzas empresariales y continuar.
Son varios los ingredientes que aquejan al modelo, por un lado, en lo estrictamente interino a la pesca, digamos la verdad, en los últimos 10 años cualquiera que haya tenido un barco con su permiso de pesca habilitado para la captura de langostino, se llevó por delante importantes sumas en moneda dura que hicieron creer que sus atributos de eficiencia, know how y destreza, lo llevaron a ser un gran empresario; y la verdad dista de este atributo.
La realidad de fondo es otra. Se toparon con un mercado que salió a pagar por esa preciada especie llevándose por delante cualquier estructura de costos. Las diferencias -y no está mal que así haya sido- permitieron sobredimensionar toda la actividad que fue derramando los beneficios en inversiones hacia otras industrias, como la naval; pero otros han creído es este modelo como si fuese así siempre el modelo pesquero. De esta forma financistas, contadores, oportunistas y hasta hereditarios por haber escogido bien con quien contraer matrimonio pasaron de la noche a la mañana a ser empresarios.
Con un sistema benévolo donde los costos eran absorbidos sin necesidad de mayor análisis, el modelo se fue acostumbrando a pagar y pagar; total, las rentabilidades eran grandes, mientras la necesidad de pensar estratégicamente el negocio iba quedando relegado. El modelo iba absorbiendo cualquier ineficiencia o peor aún, inoperancia. El propio sistema podía jactarse de pagar anticipadamente modelos inflacionarios, total; o el stock o la devaluación, volvían a equilibrar las cosas.
Era navegar con corriente a favor, -como con una cinta transportadora-, por más que seleccione marcha atrás, el propio impulso acomodaba los tantos; así cualquiera fue empresario, y así es, como desde hace años en cualquier latitud sea Playa Unión o la calle Alem en Mar del Plata la tecnología y ese sobre bienestar de la actividad hizo que las olorosas Ford F-100 con algún cabo o pasteca engrasada, se hayan transformado en imponentes RAM o Ford Raptor que portan algún cuatriciclo o moto de agua. ¿Está mal?, ¡de ninguna manera..!, es solo a los efectos de dimensionar donde se ha llegado producto mínimamente del esfuerzo y el trabajo, pero, además, y en gran medida, de un modelo circular que privilegió endeudarse en pesos, atesorar moneda dura, y esperar la devaluación pero que además cualquier venta al exterior hacia multiplicar varias veces los beneficios.
Los momentos son distintos. El esquema cambió y mientras pseudo empresarios que a través de fundaciones disertan sobre las benevolencias y detracciones del sector pesquero, sin ver que llegaron a ese nivel por la correntada y no por propia propulsión; despotricando contra el modelo gubernamental que eligió aplanar y vivir de lo genuino, algo que no están acostumbrados a hacer. Tristemente para algunos y afortunadamente para otros, llegó la hora de cambio.
¿Ud. se imagina a viejos trabajadores que llegaron con una mano adelante y otra atrás, cuyo único haber era el trabajo, la necesidad, y una pequeña embarcación de no más de 15 metros con una libreta escrita con lápiz sobre un húmedo papel?.
Si bien el mundo cambió, no tanto como para que el sol salga por otro punto cardinal que no sea el Este.
El importante freno del que habláramos ya en marzo pasado, (ver parte final de nuestra editorial de marzo pasado), sin ser un adelantado, está convirtiendo un modelo en otro, que nadie puede decir si es mejor o peor, es distinto; y lo que sí sabemos, es que es más genuino. Ser empresario es mucho más que atesorar deuda en pesos esperando una devaluación, que en el modelo de hoy; ni lo sueñe que ocurra, por ende, acostúmbrese a trabajar su rentabilidad administrando mejor los costos.
Fíjese, exactamente el año pasado en esta época cualquier humano que transitaba los muelles hubiese pensado en un modelo que lleve a la multiplicación de los costos por 2 o por casi 3 con los precios de la merluza en el mismo precio hubiese dicho vuela todo por el aire. Hoy, lo único que se ve por el aire en este ventoso domingo, es polen.
Las empresas han transitado esta corrección sin mayores problemas, es más, si hasta Estrella de Gaveteco está a punto de saldar deudas y reiniciar su negocio.
Las empresas inexorablemente deberán manejar mejor la desaparecida estructura de costos. La lapicera empresarial antes de moverse en abultados pagos deberá exigir presupuestos, pedir precios y formas de pago; no se admitirán más procesos de facturación semestrales que eran anclados a momentos previos al ajuste del Tipo de Cambio. Se termina el tiempo de la viveza criolla, salvo en los muelles… donde se vieron desde hace algunas semanas hasta 2000 cajones de raya por buque o muchísimo abadejo; pero este, es otro cantar.
Es imposible lo que el sector pesquero paga por insumos, es obsceno lo que el mismo sector paga por los víveres, además de intermediarios que incrementan costos. Es inadmisible quejarse de la rentabilidad del sector cuando se pretende transferir el problema propio de la ineficiencia empresaria de costos al Estado que defiende hoy hasta la moneda convirtiéndose en máximo e imperdonable recaudador.
Quizá llego el momento de ajustar el cinturón y no esperar nada del otro, siendo el otro, un Estado que pague por las ineficiencias propias de la actividad privada que con el simple ajuste del Tipo de Cambio generaba una gran transferencia de utilidades al sector privado y un huevo fenomenal a las arcas del BCRA. Se termino ese modelo. Es que aun Ud. no se dio cuenta que la lucha es en quien permanece más sano y genuino, si el Estado otrora espantosamente ineficiente o el privado pujante. En el pasado el mercado y el Estado absorbía la ineficiencia, hoy estamos en un modelo más genuino, que cada uno se haga cargo de su gestión.
El mercado internacional, a pesar de una incipiente mejora según lo visto en Conxemar 2024, no paga, encontró mejor precio y disponibilidad de mercadería en especies de cultivo, aun bajando la calidad; mientras el Estado reajustó inoperancia y exacerbación de variables; ergo, para lograr la ansiada supervivencia, ahora el ajuste lo debe hacer la empresa, mediante una estructura más adecuada de costos.
No espere que la merluza trepe a un dólar veinte el kilo, ni que el tipo de cambio se situé en $2000; busque en controlar mejor sus costos para que vuelva a brillar su rentabilidad como diferencial entre lo que percibe de ingresos y lo que tributa de costos. En medio de todo esto, por supuesto hay empresas que sin dudas entraran en un proceso de fuerte reestructuración, de hecho, hay algunas que tienen más caciques que indios, su rumbo no será de colisión por el modelo económico sino por la fuerte distorsión que el modelo inflacionario le permitió.
Hoy con un modelo retractivo hay caciques que deberán buscar otras latitudes; pero a tener en cuenta, la responsabilidad no es de Javier Milei, sino de quienes después de tantos años han creído que eran los mejores en su lugar… sin dudas, muchos temas para una sola nota. El sistema se debe depurar de años de ineficiencia, quien primero lo entienda, será el primero en ganar; lo peor que pueda hacerse es protestar por la situación actual sin dejar de conocer lo que pasa de fondo que permitir modificar hoy en post de un futuro sano y genuino retomando la senda de mayores utilidades.
Y, como siempre, se expone la opinión al criterio del lector, anticipando que no son 4 los puntos cardinales como tampoco 7 los colores del arco iris, dejando las consideraciones de ésta temeraria dinámica a su juicio, y sugiriendo que no la desconozca…
Buen domingo para todos..!
Por DMC