Gaveteco S.A., fundada en la vibrante ciudad de Mar del Plata, fue en sus mejores días un emblema de excelencia en la industria del procesamiento de pescado. Este frigorífico, una vez próspero y reconocido internacionalmente, se ha convertido en un símbolo de los retos económicos y administrativos que enfrentan muchas empresas en tiempos cambiantes.
Su historia, marcada por la habilidad empresarial de la familia Gavensky y la posterior llegada de la empresaria Ki Soo Yoo, conocida en el entorno local como «Estrella», ilustra el tránsito de la prosperidad a una profunda crisis que amenaza no solo la viabilidad de la empresa, sino también los medios de vida de más de 150 trabajadores.
Durante las décadas en que estuvo bajo el liderazgo de la familia Gavensky, Gaveteco S.A. se distinguió por su capacidad de innovación y expansión en la industria pesquera. Con una oferta diversificada que incluía desde el procesamiento de tiburones y rayas hasta la producción de subproductos para la industria farmacéutica, Gaveteco se convirtió en un actor clave en mercados tan diversos como Estados Unidos, Europa, Sudeste Asiático, Brasil e Israel. La astuta gestión de los Gavensky no sólo consolidó la calidad de sus productos, sino que también estableció una planta laboral calificada y comprometida, muchos de cuyos miembros aún permanecen en la empresa, a pesar de los avatares de los ultimos años y actuales desafíos.
Pero los vientos cambiaron con la llegada de Yoo en 2018. Bajo su dirección, la diversidad de productos se redujo drásticamente, y con ello, los destinos de exportación se estrecharon. Hoy, Corea del Sur era el principal mercado, con apenas unos pocos envíos esporádicos a Brasil y Europa del Este que por este año se esfumó. Lo que antes era una compañía robusta y diversificada, en estos últimos tres años terminó diluyendo su pasado.
El panorama comenzó a cambiar en 2018, con la llegada de Ki Soo Yoo al timón de la empresa. Bajo su dirección, la diversificación que había sido el pilar de Gaveteco se vio drásticamente reducida. Los destinos de exportación, que antes abarcaban varias regiones del mundo, se concentraron casi exclusivamente en Corea del Sur, con algunos envíos esporádicos a Brasil y Europa del Este. Lo que había sido una compañía robusta y variada empezó a perder el dinamismo que la había caracterizado, marcando el inicio de un lento pero inexorable declive.
Hacia fines de 2021, Gaveteco ya enfrentaba serios problemas financieros. Aunque en un principio «Estrella» logró mantener a flote la empresa gracias a un viaje a Corea del Sur que trajo un respiro temporal, la situación se deterioró rápidamente. Los precios internacionales desfavorables y la falta de control en la calidad del producto comenzaron a erosionar las finanzas de la empresa, que se encontraba en una posición cada vez más precaria.
El verdadero drama de Gaveteco se manifiesta en su sombrío panorama operativo y financiero. Los registros del Banco Central revelan una imagen preocupante: las empresas bajo el mando de Yoo, incluyendo a Gaveteco y la sospechosa comercializadora exportadora «Ocean Star SA», han emitido cheques que » fueran rechazados por montos cercanos a u$s 1.5 millones «, según sus propios proveedores.
Estos cheques sin fondos han dejado a numerosos proveedores y dadores de pescado en una situación desesperante, atrapados en un ciclo de promesas rotas y pagos que nunca llegan; pero con el agravante que cada destino de cajones con pescado están apenas firmados por un camionero que ofrece su trabajo como fletero, por ende en caso formal de situación de acreedores, difícil será su exigencia.
Todo un verdadero dislate, pero el puerto siempre se manejó así, intermediarios con solo un teléfono de patrimonio, reciben, compran y comercializan el 70% de las descargas en un marco que solo la confianza los une. Y esto es lo preocupante, ¿cuántas Estrellas hay en el puerto local?, es la pregunta que todos se hacen a la hora de rentabilidades pulverizadas por el marco de negocios sin demanda y con precios por debajo del costo.
«Ocean Star SA«, fue creada en 2021 en lo que parece ser un intento de esquivar embargos de la AFIP, es un espejo de esta crisis. En los últimos meses, emitió más de un centenar cheques, de los cuales todos fueron sellados por alguna entidad bancaria con el sello de “falta de fondos” o “error técnico”, aduciendo un problema en la firma de los mismos y evitando una notificación tan terminante, acumulando una deuda mayor a los $ 1.300 millones. Por su parte, la firma Gaveteco S.A., no ha emitido un cheque desde octubre del año pasado, dejando una deuda menor y adicional sin resolver.
Esta conducta repetitiva de emisión de cheques sin fondos y evasión de responsabilidades pinta un cuadro sombrío sobre la gestión de Yoo, que siempre ha podido levantar su compromisos, pero que esta vez, a pesar del propio pedido de tiempo, los empleados descreen esta situación.
En una reciente reunión, marcada por la tensión y la incertidumbre, los trabajadores expresaron su preocupación por la viabilidad futura de la empresa. A pesar de la promesa de Yoo de realizar pagos parciales en las próximas semanas, la confianza en su gestión se ha erosionado gravemente. Con deudas que se acumulan tanto hacia los empleados como hacia los proveedores, el futuro de Gaveteco se vislumbra sombrío.
Así, el sábado por la mañana nos acercamos a Valentini 349, lugar donde Gaveteco tiene su planta de procesado, y encontramos unos 10 trabajadores en la vereda, que muy respetuosamente nos invitaron a subir al primer piso, donde encontramos una sala abarrotada de gente extremadamente respetuosa -y hay que destacarlo-, que esperaban informarse de boca de sus delegadas, quienes habían mantenido una reunión el viernes por la noche.
Dicha reunión iba a realizarse en la propia planta, pero a raíz del caldeado animo después de varias semanas sin percibir haberes, hubo una llamada de la propia Estrella, para reunirse con las delegadas distante de la masa de empleados. La reunión se hizo en una estación de servicios en Juan B. Justo y San Juan, a última hora de la tarde del viernes, donde la propia regente del negocio, informo que “ tengan paciencia, que dinero no había pero que espera poder solucionar con tiempo ”.
Asimismo tomamos contacto con una de las dos delegadas a quienes entrevistamos, Adriana Orrego y le preguntamos:
¿Cuál es el problema?
Desde hace 3 años venimos con problemas de fondo, pero la parte más caótica vino desde abril hasta estos días. Cobramos de a puchitos. Lo último significativo fue en junio y desde ahí solo promesas. La planta está parada, sin pescado y nosotros sin trabajo y sin cobrar.
¿Hablaron el viernes con la titular, que les dijo?
Que tengamos paciencia, que necesita tiempo para poder pagar lo que nos debe, que no puede pagar todo, pero que va a pagar entre $500.000 y $2 o $3 millones según la deuda con cada empleado, va a poder pagar recién en dos semanas. Pero que no puede saldar el total, sino que va a pagar en partes.
¿Cuánto es lo que les debe a todos?
No, no lo sabemos, tiene deudas a cada uno de nosotros, los 150 trabajadores en distinta medida, no todos cobramos lo mismo, por eso es que no sabemos cuánto es el total.
¿Cuándo fue el último pago?
El 22 de julio nos dio $150.000 a cada uno, pero eso es solo buena voluntad. A todos nos debe desde abril y nos viene dando de puchitos, te repito.
Uds. me han dicho que desde hace 3 años está con problemas financieros, y que sienten que esta vez es distinta, ¿Por qué?
Porque dejó cesante a toda la Cooperativa San Francisco, ya la planta quedó cerrada definitivamente, eso no había pasado nunca. Hoy hay 80 trabajadores en la calle que no tienen posibilidad de continuar trabajando. Esta vez es terminal. Y por eso estamos reunidos acá, analizando los pasos a seguir.
Fuimos a hablar con el Intendente municipal, nos atendió el Secretario de Producción Fernando Muro, quien nos escuchó pero no nos dio ninguna señal de cómo continuar, estamos a la buena de Dios.
La situación esta compleja. La realidad es que nos debe dinero pero si trabajamos nosotros tenemos buena voluntad por ayudar, pero vemos que no es correspondida por ella.
Estamos preocupados, esto está paralizado, nadie le va a dar pescado porque no lo paga. Se cortó la cadena de trabajo.
¿Cuál es su percepción de Uds.?
Nosotros creemos que esta vez no va a volver a reiniciar la actividad a pesar de sus promesas. Sus dichos no condicen con lo que hace. La deuda en el puerto es grande y no sé si la actividad puede solventar esos montos.
Acá hay trabajadores con familia desde hace 20 años que trabajamos en esta firma, hacíamos aceite de hígado de pescado, polvos para la industria, cartílago de rayas y tiburones; hoy solo cortamos filet de merluza de un solo barco que le da 2 veces por semana; porque ya no le entrega nadie pescado, ya que los cheques fueron todos para atrás.
No puede sostenerse esta planta con esta poca cantidad de merluza, sin plata y sin crédito. La gente en el puerto no nos da más pescado porque ella no lo paga. Todos estamos muy preocupados porque le debe a todos los proveedores de pescados, de nylon, de productos de limpieza e higiene, y a todo este personal.
¿Cómo piensan seguir?
En principio convocamos a una reunión para ahora, por eso estamos todos acá y próximamente veremos con el SOIP cómo iniciar medidas para ver nuestra continuidad, nuestra fuente laboral y cómo recuperar lo que hemos trabajado.
La gran mayoría de los empleados están con el CCT Pyme pero hay un grupo más chico de trabajadores bajo el convenio 161/75 que también esta dentro del mismo problema.
Con la tristeza de una situación grotesca al ver una planta parada, la recorrimos junto a empleados con más de 20 años de trabajo, con experiencia y además, por el estado impecable de higiene y limpieza de la misma, demuestra el grado de responsabilidad y sentimiento de cada trabajador por ese lugar, que hoy y desde hace algunas semanas, quedó a la deriva.
Sin un cambio drástico en la gestión o una intervención externa, «Gaveteco» parece estar encaminada hacia un naufragio inevitable. Lo que una vez fue un emblema de éxito en la industria del pescado ahora se enfrenta a la posibilidad muy real de desaparecer bajo el peso de sus propias deudas y malas decisiones. ¿Será este el fin de «Gaveteco», o habrá alguna salvación en el horizonte? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, el abismo se ve cada vez más cerca.
En el Puerto. Repercusiones
La preocupación real, apenas analizada la situación es ¿cuántas estrellas habrá en el puerto?. La situación de la merluza como todo el complejo pesquero es alarmante, y no solo Chubut está en problemas y en emergencia, las rentabilidades desaparecieron, las pruebas a la vista, en un esfuerzo casi sobrehumano el armador intenta sostenerse con un techo del precio del kilo de merluza en $750 desde octubre del año pasado y con costos desenfrenados.
“El problema no es la tablita de SI.CO.NA.RA SOMU o Capitanes, el problema es que el mercado está destruido, el mercado interno no consume, y la exportación con el filet a 3200 u$s/tn no da para pagar nada, ahora estamos ante un nuevo anuncio de un 8% en el gas oíl, la bodega no da para más…”, nos decía Guillermo, quien siendo armador y de la vieja guardia, realiza todos los días el armado del Wiron IV.
“Acá no hay Ceo, acá laburamos nosotros, mi hijo está en el sur armando el San Matías, yo, acá me ves, todos los días en el muelle, el problema no es que uno no quiere pagar incrementos salariales a nuestros tripulantes, maquinistas y capitanes, sino que la merluza no da para un centavo más”.
Ante la situación preocupante, de todo el sector, hablamos con otros armadores, por citar algunos, Francisco Saverio Romano y Eduardo “carpincho” García, todos apuntan a un problema muy grave, los costos van en avión a chorro y los precios de venta anclados por falta de comprador, « acá no va a hacer falta que los gremios paren la flota, sola va a parar porque así como estamos en la merluza se pierde plata, y esto no es nada, imaginate cuando los fresqueros que están en el sur, vuelvan a Mar del Plata y armen a merluza, vamos a hacer puré en los muelles «.
“ De esta manera aparecen compradores que con tal que se lleven el pescado, ni miramos la fecha del cheque ni su procedencia, y cuando aparece un hecho relevante como Estrella, nos agarramos la cabeza, pero el sistema te lleva a esto, no puede ser que un kilo de merluza vale menos que un café…”
“La pesca hoy como esta no le sirve a nadie, ni al trabajador, ni al patrón de barco y mucho menos al exportador, y te repito, ¿sabes cuantas Estrellas hay en el puerto hoy? ” , sentenció como final de nota, otro armador que se sumó a la mesa, y que pretende ser uno más, en la lista de proveedores a cobrar por Estrella.