Cientos de buques pesqueros navegan estos días en las inmediaciones de las islas Malvinas, en plena campaña de captura de calamar y merluza. Aunque la mayoría operan fuera de las aguas jurisdiccionales del archipiélago, solo la flota congeladora de capital mixto —con sede en Vigo— cuenta con licencias oficiales para trabajar dentro del área exclusiva de las islas operando sobre la especie calamar loligo.
Tras un año en blanco, cuando se debió cancelar la segunda parte de la temporada por falta de biomasa, los indicadores actuales son alentadores. La zafra comenzó con cierto retraso a pedido del gobierno isleño y de los científicos, debido al tamaño reducido del calamar en los primeros muestreos. Sin embargo, el último informe técnico, recibido la semana pasada, despejó las dudas y confirmó un escenario positivo para los armadores.
“Desde el 1 al 31 de marzo mantenemos una media de entre 700 y 800 toneladas diarias entre los 16 barcos en el caladero. Si se mantiene este ritmo durante abril, podríamos cerrar la campaña con unas 45.000 toneladas, lo cual es un resultado muy bueno”, explicó Javier Touza, presidente de ARVI (Asociación de Armadores de Vigo) y responsable de dos buques congeladores en la zona.

Touza destacó la regularidad del comportamiento del calamar austral (loligo), un dato clave para la sostenibilidad de la pesquería. “Los datos indican que hay migración, lo que significa estabilidad del recurso. Acertamos al respetar la recomendación de los científicos y suspender la segunda parte de la campaña el año pasado para permitir la recuperación del caladero”, remarcó.
Aunque el tamaño del calamar capturado al inicio fue más pequeño de lo habitual, los expertos esperan una evolución favorable durante abril. La clave está en la consistencia diaria de las capturas. “Es fundamental mantener una pesca uniforme y sostenida. Por ahora, vamos bien”.
La flota que opera en aguas malvinenses está compuesta por 17 buques de capital compartido entre empresas de Vigo y el gobierno de las islas. Este año, se incorporó el buque Hadassa Bay de la empresa viguesa Copemar, construido en el astillero Ría de Vigo, en reemplazo del Baffin Bay, que se hundió tras un incendio en el puerto de Bouzas. El Hadassa Bay es el mayor arrastrero construido en los últimos 40 años, que ha sido diseñado para albergar una tripulación de 65 personas de los cuales 42 pertenecen a la marinería alojados en camarotes de solo dos personas.
La pesca representa un pilar económico vital para las Malvinas: aporta el 58,5% del PBI y genera ingresos cercanos a los 30 millones de dólares en licencias para el gobierno local, beneficiando a una población de apenas 3.662 habitantes.
La riqueza pesquera de las aguas que rodean las islas contrasta con la disputa política que sigue vigente desde 1833.
Desde el gobierno argentino, continúa la denuncia hacia las operaciones pesqueras en las islas, considerando que la explotación de los recursos por parte de la comunidad malvinense y sus socios internacionales “viola el derecho internacional”.
Mientras tanto, en las frías aguas del Atlántico Sur, los buques siguen faenando con la mirada puesta en una buena temporada y en la recuperación definitiva del caladero de calamar austral.