Si esta zafra en aguas nacionales tuvo una marcada diferencia con otras, fue el estricto control de las actuales autoridades de pesca, y no está mal que así fuese.
Cuando al inicio de la misma los primeros días de junio, aparecieron las primeras descargas en los muelles de los principales puertos del litoral patagónico, una comisión de inspectores de pesca nación estuvieron marcando el ritmo del control en cantidad de kilos cargados en cada cajón.
Lo que en principio se manifestó como algo chocante para tripulaciones y armadores, se entendió que regular la pesquería, ordenarla, hacerla más eficiente, crecer conforme a disposiciones y reglamentaciones es, sin dudas, el camino implementado por las autoridades para hacer de un producto PREMIUM, que Argentina lo pueda colocar en el mundo sacando la mayor rentabilidad posible incrementando la base del empleo de mano de obra en tierra, para el caso de fresqueros, generando la tan ansiada industrialización y el valor agregado para evitar la venta de solo materia prima para que otros países aprovechen el desarrollo generado por su valor agregado y packaging.
De a poco, las irregularidades se fueron corrigiendo, encontrar cajones de 22 y 23 kg cuando la última disposición sobre manejo habla de 17kg., es al menos, desmedido.
Con el pasar de la zafra, ya entrada la parte final de la misma, otro desliz garrafal se evidencia y parte es por la posibilidad de intensificar descargas habida cuenta de la abundancia y densidades que se encontró el marisco en la plataforma argentina, pero…. se olvidaron de la calidad.
Así aparecieron barcos fresqueros con mareas de hasta 9 días fuera de las 72hs contempladas en la disposición vigente, cuando el marisco corrió y no se lo encontraba en abundancia, cuando era difícil completar una bodega de 6 o 7 mil cajones, algo que comenzó a pasar por haberse habilitado grandes pesqueros que por ciertos artilugios técnicos pasaron a achicar su eslora o cuando vaya a saber por qué el famoso cajón tradicional se lo cambió por la cajita, incrementando en forma encubierta la bodega en un 25% al menos y una innumerable cantidad de razones más; que las hay, como imaginación en cada participante de la pesquería.
Lo concreto, es que una vez corregido el peso de cada cajón o cajita descargada a 17kg aproximadamente, la autoridad competente comienza a detectar que por la abundancia y la exageración en la pesca, se fueron olvidando la calidad, y ese es el punto por el cual la gota colmó el vaso.
Hoy, las autoridades están convencidas que se debe reordenar la pesquería, el manejo del producto PREMIUM, con una análisis de toda la cadena desde prospecciones, industria extractiva primaria, estibaje y conservación en bodega, descarga, transporte a plantas de industrialización y mano de obra en general.
Pero hay un detalle, la infraestructura de algunos puertos patagónicos a veces no está a la altura de la necesidad, pero mucho menos, un manejo eficiente del hielo, que a diferencia de Mar del Plata, en cuanto a calidad de agua y manejo del mismo, tienen un severo impacto en la conservación del marisco, que por naturaleza es endeble.
Se ha visto en los puertos patagónicos, que el hielo, es depositado en cajones, pero además, se lo baja al muelle y se lo deja hasta la descarga del barco, que bien pueden pasar 4 o 5 horas, con las consecuencias del hielo en un envase negro absorbente de calor y con ello, el derretimiento.
En puertos patagónicos se carga mucho menos hielo que en Mar del Plata. Por consiguiente, ya desde el inicio del proceso, la calidad tiene incidencia negativa desde el proceso de conservación.
En resumen, este año se detectaron irregularidades en el peso de lo descargado y en la calidad de lo procesado, dos eslabones que terminan impactando en la calidad del producto. Ver cajitas con 22/23kg y casi sin hielo es un sacrilegio y una modalidad que se debe corregir por convicción o por obligación de los participantes.
Las multas son impactantes, y no habrá contemplaciones, ya lo adelantaron desde las oficinas de Paseo Colon 922.
La tarea tampoco será fácil para las autoridades sin la concientización de cada una de las partes involucradas para intentar aprender de errores y provocar un cambio para que la eficiencia en la planificación redunde en beneficios directos para todos los responsables de la cadena; y al fin, generar una marca selecta PREMIUM también en la conciencia colectiva del mundo comprador y consumidor de este producto.