Lejos del brillo que supo ostentar en la década del sesenta o setenta, la pesca del atún resiste. El núcleo habita en las lanchas amarillas, que por estos días vuelcan su esfuerzo hacia bonito, albacora y otros recursos del conjunto.
Son aproximadamente veinte embarcaciones que están dejando en los muelles unos 1.200 cajones diarios con destino a la conserva. El precio pagado en banquina, entre 15 y 18 pesos el kilo, les permite encontrar algo de aire económico.
Se sabe, en las últimas dos décadas esta porción de flota ha ido perdiendo participación en los desembarques y, en medio del declive, sus patrones y marineros buscan alternativas de verano en las redes de lámpara.
Los atunes son especies sub explotadas que aparecen por nuestras costas en verano, coincidiendo con un aumento en la temperatura del agua. Esta presencia depende del influjo que pueda ejercer la Corriente de Brasil, según evalúan los científicos.
De experiencias anteriores se puede establecer que si las condiciones del mar son las adecuadas, transitan por una zona comprendida entre 36° S y 39°, relativamente cerca de Mar del Plata, dentro de la Zona Común de Pesca Argentino-Uruguaya.
Sin embargo, la importación de productos similares y los vaivenes económicos del país le fueron quitando peso específico a la pesquería. Algunos la recuerdan sólo caricaturizada, como un cuadro humorístico de la Fiesta de los Pescadores modelo 80.
“Hace más de una década que en las estadísticas publicadas por la Subsecretaría de Pesca los desembarques de atunes se limitan al bonito, que en ningún año superaron el 0,1% del total de los desembarques, incluyéndose al resto de los túnidos en la categoría ´otras especies´”, apunta en ese sentido el Informe Técnico del Inidep 80/11, preparado por David Garciarena.
El año pasado el sistema registró descargas de bonito por 77,7 toneladas. En enero 2014, la cifra apenas alcanza las 2 toneladas, pero provisoria y todavía temprana, teniendo en cuenta que la faena, a la que también se suman un par de buques costeros, puede extenderse hasta abril.
Hacia 2010, justamente dos barcos costeros, el “Canal de Beagle” y el “Unión”, intentaron reponer el oficio de pescar atún; pero la iniciativa quedó acotada y termino diluyéndose al no resultar rentable ni para los armadores, ni para las conserveras. Hoy, principalmente la flota de rada/ría le da una nueva oportunidad.
Diariamente, unos 1.200 cajones están siendo descargados. En la última semana, las lanchas acentuaron la captura, encontrando algo de aire para sus economías.
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