El fin de semana sirvió para recorrer los muelles de Mar del Plata. La inactividad y el silencio hacía escuchar a las gaviotas. Inactividad, falta de motivación y desincentivo es el común denominador. El muelle habla por sí solo. Con una demanda de mercado interno con pocos participantes, muy pocos fresqueros ingresaron a puerto durante los últimos días bajando el nivel de oferta de merluza fresca, y así y todo, los vendedores hacen malabares para colocar el pescado, y cobrarlo.
Los cheques se estiran en plazos, pero la mayor preocupación reside en tener la tranquilidad que ese plazo que antes rondaba en 50/60 días, ahora busca 60/90 días, pero con el agravante que si el comprador presenta problemas financieros, sea 50 0 90 días de cargas genera un volumen inmenso de crédito; una verdadera avalancha difícil de soportar para cualquier empresa, sea grande o chica. El sistema, si bien esta saneado, la mayor preocupación es que operativamente el negocio no es rentable y hay que ver hasta cuánto pueden aguantar los participantes.
El efecto dominó parece latente. La demanda de Pascua parece ser el primer objetivo a llegar, después, el salto del invierno y la posible parálisis tangonera ofertará mayor merluza en muelle, el futuro parece desolador, incluso cuando hasta el calamar parece haber mermado la posibilidad de mejorar la calidad de la producción. Los arrastreros no dan con los mismos volúmenes que en enero, y el panorama parece complicarse más aún.

Los datos estadísticos de enero confirman un inicio de año alarmante para la industria pesquera argentina. La merluza hubbsi, que sigue siendo la especie con mayor volumen de captura, enfrenta una fuerte caída en la demanda en los principales mercados de exportación, lo que intensifica la crisis que atraviesa el sector.
Las cifras son contundentes: la demanda del filet de merluza se desplomó un 23%, mientras que la recaudación sufrió una reducción del 26%. A esto se suma una baja del 4% en el precio del producto en comparación con el mismo período de 2024, golpeando directamente la rentabilidad de la actividad.
El panorama es crítico en Brasil, uno de los principales compradores. Allí, el precio del producto cayó un 10% y la demanda se contrajo un 31%, afectando con mayor severidad al sector del reprocesado. En este rubro, los despidos y los cierres de plantas cuya modalidad de trabajo es en cooperativas se vuelven cada vez más frecuentes, por el contrario, » muchas otras plantas de procesado continúan estables mientras no se incorpora mano de obra hace años y cada filetero que se jubila o decide retirarse es un puesto de trabajo menos, casi se lo festeja.
El panorama es preocupante, porque a diferencia de otras épocas, ahora sabemos que no hay cambio ni incentivo por producir mas y mejor. De a poco, en las plantas además de perder dinero, estamos perdiendo la esperanza de una mejora en los próximos meses, por el contrario, creemos que vamos a un escenario peor.
Desde el gobierno no se espera nada, viven en otro mundo y el mercado internacional cambio de hábito. Brasil, el principal comprador, ofrece un panorama financiero preocupante para su sociedad, hoy cultiva 600.000 toneladas de tilapia, que no es lo mismo que la merluza, pero el mercado busca precio, no calidad «, nos decía un referente de una de las plantas que hace algunos años cambió de mano, destacando que la sangría puede continuar, poniendo en jaque la estabilidad laboral de miles de trabajadores.
Por otro lado, » el mercado de intermediarios exportadores hoy esta destruyendo el precio de mercado a la baja, fijate que empresas que confeccionan productos bien elaborados, con calidad , marca y años de experiencia, buscaron otros mercados, porque a Brasil, desde hace algunos años entró en juego una empresa que poco le interesa la producción, el negocio, el cuidado de la marca y el respeto a los colegas como a los clientes. De repente financieramente necesitan exportar y revientan a la baja a precios imposibles de competir para quienes entendemos que el negocio es comprar pescado en el muelle, agregarle valor, filetear y exportar.
Nosotros ganamos por diferencia de precios, entre precio de exportación y costos; mientras que otros jugadores, lo único que hacen es hacer volumen de exportaciones para calzarlo con otros negocios de su grupo empresario. Lo único que han hecho es romper el mercado y peor aún, cada empresa a fason que financian, la terminan quebrando, sino, fijate en los últimos años lo que pasó con varias empresas del sur, y lo que está pasando en Mar del Plata con una sociedad que no nació del todo bien.
Terminan utilizando de fusible al productor o al procesador, ¿resultado?: destrucción de empleo y mayor desocupación «, terminó sentenciando, -entendemos- uno de los jefes de planta de industrialización con mayor conocimiento sobre merluza en Mar del Plata, con 42 años de labor ininterrumpidos.
Europa tampoco ofrece un respiro. Las ventas a Italia se derrumbaron un 44%, mientras que en Portugal y Ucrania la caída fue del 34% y 32%, respectivamente. En total, las exportaciones a estos destinos sumaron 3.543 toneladas, con un precio promedio de 3.202 dólares la tonelada, números que generan gran preocupación en la cadena productiva.
Sin embargo, el golpe más fuerte proviene de Rusia, donde la demanda de merluza HG sufrió un colapso del 84%. En total, solo se exportaron 2.195 toneladas a un precio de 1.766 dólares la tonelada, un valor que refleja la profunda crisis que enfrenta el sector, perdiendo casi un mercado producto del conflicto bélico mantenido con Ucrania (otro comprador en descenso de la misma especie y modalidad), iniciado hace algo más de dos años atrás.
Con un mercado en retroceso, precios en caída y una demanda cada vez más debilitada, la incertidumbre se instala en la industria pesquera marplatense. Ante este escenario crítico, los trabajadores y empresarios del sector aguardan incentivos externos y una menor carga tributaria o medidas urgentes que permitan mitigar el impacto de una crisis que podría detonar en poco tiempo.