El anuncio del inminente cierre de la Escuela Nacional de Pesca, un verdadero baluarte en el Puerto de Mar del Plata, ha generado una vehemente reacción entre los gremios marítimos. En respuesta a la determinación de la Armada, organizaciones como el Sindicato Conductores Navales de la República Argentina (SICONARA), el Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo, y el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) convocaron a una asamblea el lunes para manifestar su enérgico rechazo.
La conferencia de prensa y concentración, inicialmente previstas en las instalaciones de la escuela, debieron trasladarse al Club Talleres debido a las adversas condiciones climáticas. Allí, gremios, autoridades académicas, docentes y alumnos expresaron su estado de “alerta y movilización” ante la drástica decisión de desvincular la escuela de la jurisdicción de la Armada.
Los dirigentes gremiales denunciaron que esta medida no es más que una “privatización encubierta” de una de las tres instituciones oficiales del país dedicadas a la formación de marinos mercantes. Señalaron, además, que la disposición contraviene lo establecido en el artículo 1º de la Ley Nro. 22.392, que regula la capacitación de oficiales de la marina mercante.
Mariano Vilar, secretario general de Siconara, declaró que el cierre ya no es una posibilidad, sino “una certeza”. Según explicó, “Días atrás, el Almirante Príncipi nos confirmó que la escuela se cerrará. Estamos convencidos de que esto representa una privatización disimulada, ya que alguien deberá otorgar los títulos de patrón de pesca”.
Subrayó asimismo la relevancia de esta escuela pública, que ha permitido a generaciones de trabajadores formarse y “defender la soberanía en el mar”. Cabe destacar que en 2023, la institución celebró medio siglo de existencia.
Mariano Moreno, presidente del Centro de Patrones, se unió al clamor de Vilar, aseverando que la pesca “no es una actividad marginal; ocupa el tercer lugar en cuanto a generación de ingresos para el país”. Destacó también que la formación impartida en este centro ha sido crucial para la recuperación de especies que estuvieron al borde de la extinción en las últimas tres décadas, lo cual evidencia la imperiosa necesidad de mantener la escuela operativa.
Ambos dirigentes refutaron los argumentos presupuestarios esgrimidos por la Armada, la cual sostiene que el mantenimiento de la escuela supone un costo anual de 1,5 millones de dólares. Vilar cuestionó: “Esta cifra representa apenas el 0,26% del presupuesto total de la Armada. ¿Qué entidad privada asumiría tal gasto?”.
Por otra parte, señalaron que la Armada considera innecesario formar civiles para la pesca, calificando esta postura de «grave error». «Rechazamos totalmente la decisión de la Armada, que cierra las puertas a quienes ejercemos la soberanía en altamar. Nosotros navegamos porque pudimos estudiar en una escuela pública que se ajustaba a nuestras necesidades«, subrayaron los representantes gremiales.
La Escuela Nacional de Pesca, que en la actualidad cuenta con alrededor de 180 alumnos y más de 90 empleados, se enfrenta a la amenaza de privatización por parte del gobierno nacional, según denunciaron los sindicatos. Ante esta situación, los gremios han asegurado que seguirán luchando por la permanencia de esta institución, vital para la formación de los trabajadores del mar.
El cierre de la Escuela no solo afectaría a su comunidad educativa, sino que también repercutiría en la industria pesquera tanto local como nacional. En este contexto, los sindicatos continúan organizando acciones y reuniones para concienciar sobre la importancia de esta escuela y la necesidad de garantizar su continuidad.
Desde su fundación en 1973, la Escuela Nacional de Pesca ha sido un pilar en la capacitación de marinos mercantes en Latinoamérica, siendo la única en su tipo en la región. Durante sus 50 años de existencia, la institución ha sido testigo de un notable crecimiento y consolidación, dotada con modernos simuladores, talleres especializados y un buque de instrucción, el ARA «Luisito». Hoy, su continuidad está en juego, pero sus defensores no están dispuestos a permitir que este legado educativo se desvanezca sin presentar una firme resistencia sustentada en 50 años de historia al servicio de la formación del hombre de mar en todo el territorio marítimo argentino.