Un oleaje anómalo de inusitada magnitud ha golpeado con fuerza la costa peruana, desatando una crisis que afecta tanto a la actividad pesquera como al turismo en el litoral. Este fenómeno, iniciado en las playas del norte del país, ha ocasionado el cierre temporal de más de 80 puertos y generado daños materiales de consideración, mientras miles de pescadores artesanales ven interrumpidas sus labores.
La Dirección General de Capitanía de Puertos (DICAPI) informó sobre la clausura de 91 puertos a lo largo del litoral norte y centro, que se extiende desde Tumbes hasta San Juan de Marcona. El evento, que alcanzó su pico este viernes, ha dejado un rastro de destrucción que incluye embarcaciones volcadas, muelles dañados y negocios locales devastados en balnearios emblemáticos como Máncora, Cabo Blanco y Los Órganos.
Alerta temprana insuficiente frente a la magnitud del desastre
La Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú había emitido un aviso preventivo el pasado miércoles 25, alertando sobre un oleaje de fuerte intensidad. Sin embargo, la magnitud del fenómeno superó las expectativas. Jaime Yacila Boulangger, alcalde de la provincia Contralmirante Villar, en Tumbes, reconoció que “este ha sido el oleaje más devastador que hemos experimentado en la región; no se esperaba algo de esta magnitud ”.
En paralelo, localidades como Lobitos, ya afectadas por un reciente derrame de petróleo cuyas consecuencias ambientales aún se evalúan, sufren un doble golpe. Este maretazo no solo ha profundizado la crisis ecológica, sino que también ha desarticulado la economía de las comunidades pesqueras que dependen del mar para su subsistencia.
Comunidades pesqueras, las más afectadas
La ONG Oceana Perú criticó la falta de preparación y coordinación de las autoridades, calificando el evento como un “desastre evitable”. En Los Órganos, Piura, decenas de pescadores intentaron salvar sus embarcaciones desplazándose mar adentro, exponiéndose a riesgos extremos. “En su desesperación, han tratado de llevar sus embarcaciones a aguas más profundas para evitar que las olas los destruyan en la orilla”, explicó Manuel Garrido, alcalde de Los Órganos.
Esta situación ha dejado atrapados a al menos 80 pescadores, quienes dependen ahora de la ayuda coordinada entre la Marina de Guerra y la Policía Nacional para recibir alimentos y ser rescatados. La Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) estimó que alrededor de 3.000 pescadores artesanales se encuentran temporalmente impedidos de trabajar debido al peligro en el mar y a los daños ocasionados en gran parte de la flota.
Daños económicos y sociales
El impacto no se limita a la actividad pesquera. La Plaza Grau, en el Callao, se vio inundada, a pesar de los esfuerzos del personal de Defensa Civil por contener el desborde con vallas de plástico que resultaron insuficientes. Asimismo, los servicios turísticos, como los paseos hacia la isla San Lorenzo, también se han suspendido, afectando a una industria que dinamiza pequeñas economías locales durante la temporada de verano.
Aunque los daños materiales aún no han sido cuantificados, se prevé que el impacto sea significativo, especialmente en el sector turístico y hotelero, que moviliza una compleja red de economías locales. Las autoridades han recomendado la suspensión de toda actividad en el litoral, incluyendo las recreativas y deportivas, hasta que las condiciones climáticas mejoren.
Con el oleaje alcanzando su punto máximo este fin de semana, los esfuerzos se concentran en proteger a las comunidades costeras y mitigar los efectos de esta emergencia que, según especialistas, podría haberse manejado de manera más eficiente con una planificación adecuada y una mejor comunicación entre las autoridades y los habitantes de las zonas afectadas.
Marejadas anómalas sacuden la costa chilena
Un oleaje de extraordinaria magnitud ha golpeado la costa de Viña del Mar, en la región de Valparaíso, generando alarma entre residentes y turistas. La avenida Perú fue cerrada como medida preventiva ante la fuerza del fenómeno, que afecta gran parte del litoral chileno desde Arica hasta el Golfo de Arauco. Las autoridades marítimas como la DIRECTEMAR (organismo semejante a la Prefectura Naval Argentina) para mantener la seguridad de la vida en el mar y sus artefactos navales, emitiendo desde el día 26 de diciembre un alerta a los navegantes para tomar precauciones en sectores costeros, donde la baja profundidad podría alcanzar altura de ola cercana a 3 metros.
Según el Centro Meteorológico de Valparaíso, las marejadas, previstas hasta el 31 de diciembre, han causado olas de gran altura que invadieron el borde costero, dificultando el tránsito y poniendo en riesgo las áreas cercanas al mar. Imágenes de cámaras de seguridad mostraron cómo las olas irrumpieron en las calles, sorprendiendo a peatones desprevenidos.
El subteniente Gabriel Aguayo, de la Capitanía de Puerto de Valparaíso, reportó el cierre total de la avenida Perú para prevenir mayores riesgos y destacó que las patrullas de la policía marítima se encuentran realizando recorridos preventivos en la zona. Las autoridades alertaron sobre la posible ointensificación del fenómeno, instando a la población a tomar precauciones y seguir las recomendaciones.
Este evento ocurre en pleno fin de semana de alta afluencia turística por las celebraciones de Año Nuevo. La incertidumbre sobre la realización de los fuegos artificiales programados para el 31 de diciembre ha generado preocupación. David López, capitán de Puerto de Valparaíso, indicó que “ la continuidad del evento dependerá de las condiciones del mar, y se tomarán decisiones sobre la suspensión de embarques para la flota pesquera artesanal y comercial de ser necesario ”.
Este fenómeno ha puesto en evidencia la necesidad de una planificación efectiva ante desastres naturales y de una coordinación eficaz entre autoridades y ciudadanía.