En una decisión que combina visión ambiental, responsabilidad multilateral y liderazgo regional, la República de Panamá formalizó hoy su adhesión al Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La entrega del instrumento de aceptación fue encabezada por el Ministro de Comercio e Industrias, S.E. Julio Moltó, y recibida por la Directora General de la OMC, Dra. Ngozi Okonjo-Iweala, en la sede del organismo en Ginebra.
Este paso convierte a Panamá en el miembro número 102 en ratificar el instrumento, acercando a la comunidad internacional a un momento histórico: la entrada en vigor del primer acuerdo comercial multilateral con un enfoque ambiental explícito. Faltan apenas nueve ratificaciones para alcanzar el umbral necesario —dos tercios del total de miembros— y hacer operativa esta normativa clave contra las subvenciones que fomentan la sobrepesca, la pesca ilegal y la degradación de los ecosistemas marinos.
La Dra. Okonjo-Iweala saludó la decisión panameña con palabras que resonaron más allá de lo protocolar; “Estamos a solo nueve aceptaciones de un hito histórico en la lucha contra las subvenciones nocivas y en favor de la revitalización de nuestros océanos. Insto a los miembros que aún no lo han hecho a seguir el ejemplo de Panamá.”
Por su parte, el ministro Moltó subrayó la dimensión estructural de esta ratificación, inscribiéndola dentro de una estrategia nacional de desarrollo sostenible que reconoce el papel del comercio como instrumento de transformación; “Nuestra ratificación reafirma el compromiso de Panamá con el sistema multilateral y con la protección de sus mares. La OMC y sus reglas ofrecen herramientas valiosas para el uso sostenible de nuestros recursos naturales, en consonancia con nuestros objetivos de desarrollo económico y social.”
El Acuerdo, adoptado en junio de 2022 durante la 12ª Conferencia Ministerial de la OMC, establece prohibiciones vinculantes sobre subvenciones dirigidas a actividades pesqueras ilegales, no declaradas y no reglamentadas (INDNR), a la explotación de poblaciones en estado de sobrepesca y a la pesca en alta mar fuera de marcos reguladores. En esencia, marca un cambio de paradigma: el comercio ya no es visto como antagónico a la sostenibilidad, sino como su aliado indispensable.
A este instrumento se suma el Fondo para la Pesca, creado para facilitar asistencia técnica y financiera a los países en desarrollo y menos adelantados que ratifiquen el Acuerdo. Panamá, al integrarse formalmente, no solo contribuye a su entrada en vigor, sino que abre la puerta al aprovechamiento de mecanismos de apoyo diseñados para garantizar una transición efectiva hacia prácticas pesqueras responsables.
Además, la OMC continúa impulsando una segunda fase de negociaciones, centrada en disciplinas aún pendientes. La meta es reforzar lo ya logrado con nuevas disposiciones que cubran lagunas normativas y fortalezcan la arquitectura de sostenibilidad que se está construyendo.
La ratificación panameña se inscribe, así, en un momento decisivo del derecho económico internacional. Es una apuesta clara por un comercio global que no sacrifique los bienes comunes, sino que contribuya activamente a su preservación. Para un país que, desde su geografía y su historia, ha sido puente entre océanos y naciones, este acto no es solo simbólico: es la reafirmación de una vocación global, moderna y comprometida con el porvenir de todos.