Una serie de factores están haciendo que la cadena productiva del langostino en la principal provincia procesadora de Argentina, comiencen a tener algunos inconvenientes. Es en el fondo que el sistema fluctúa entre una cadena que va desde la actividad extractiva primaria (la pesca) hasta la comercialización en el exterior en un 95% aproximadamente, por ende, cualquier eslabón que rompa con movimientos porcentuales que escapen a los del equilibrio, automáticamente un sector queda con problemas, que de no solucionarse en brevísimo tiempo, lo resiste el esquema.
Eso es lo que esta sucediendo en plantas procesadoras de las denominadas chicas, o en muchas que no tienen pesqueros propios, donde la cadena de costos con Convenios Colectivos de Trabajo a la STIA por encima del 80% y de la inflación pasada, terminan teniendo un problema grave; y acá hay que hacer una explicación. El sistema tiende a llevar a una instancia siempre conflictiva, pues de ambos lados de las partes existe un factor común, la disconformidad.
Cómo y qué grande es el problema, que cuando uno pregunta a los empresarios del sector productivo industrial, elaborador, manufacturero; lo primero que exponen es “ … con el porcentaje del Convenio Colectivo de Trabajo cerrado con la STIA, es imposible subsistir…” pero cuando uno pone el micrófono a representantes de la STIA en Chubut, tampoco están conformes con lo logrado. Por el contrario, ya estarían mirando la inflación actual del mes de Julio donde los principales argumentos están justificando casi un 7% mensual de inflación. Y ese termina siendo el verdadero problema, para la mano de obra y costos internos.
Los costos se actualizan por IPC en forma despiadada y los ingresos de las empresas exportadoras se encuentran sujetadas a un dólar con evidente retraso cambiario pero ademas, costos crecientes y mercados internacionales que no demandan. Mal que les pese a muchos, también era una zafra para ser mas austeros en materia de precios de lo que se paga el langostino en boca de bodega, ya que la cadena al no aguantar todo el volumen de indexación mas el “por las dudas”, con variables galopando y con mercados restringidos en precios y volúmenes, las rentabilidades se tornan desesperantes.
Esa presión por algún punto termina rompiendo el eslabón, y como siempre, es el mas débil en el que primero se corta. Ya hay severos problemas con plantas menores, con establecimientos que no les llega marisco y que el mismo termina siendo caro, pero no por costos sino por freno en la comercialización, ya que no hay manera de poder absorber financieramente el stock de las cámaras que, hoy por hoy están completas.
Otro punto a tener en cuenta es, que la cadena de comercialización a raíz de los inconvenientes y turbulencias financieras y macroeconómicas del país, comenzaron a achicar los plazos de pagos, por lo que las empresas terminan siendo entidades de financiación más que de producción y elaboración. Lo mismo le pasa a la expresa pesquera, los costos son de contado y hasta, a veces, por anticipado (ejemplo el combustible, aceite, cartón, nylon y mano de obra) y los pagos a 30 y 60 días, en el mejor de los plazos; pero cuando este esquema va a la exportadora, los tiempos se triplican, el contenedor que se envía hoy -en el mejor de los casos- se cobra en al menos 90 días.
El sistema está casi en el límite, y la definición de los eslabones, a la vista. Sin dudas, incluso hasta es tarde para que desde el BCRA llegue la decisión de descomprimir con un dólar más competitivo las poquísimas ventas que se registran, la cadena de valor puede sufrir algunos tropiezos inesperados que mucho tardan después en recuperar.
Se llegó a una instancia hasta donde, aun con una devaluación mayor al crowling peg actual, tampoco es la solución, puesto que el problema ya es de mercados internacionales, demanda y hasta del ratio Euro Dólar que, de a poco se fue acercando a la paridad, haciendo mucho mas caro el producto argentino en los mercados europeos.
En concreto, « la presión por algún lado sale, los barcos siguen capturando langostino, la demanda internacional es nula para el congelado a bordo, las cámaras llenas, los costos en alza y las rentabilidades en rojo » nos comentaba un directivo de una de las empresas españolas que opera langostino desde hace 40 años .
» Financieramente el sistema está complejo, es inminente alguna toma de decisiones para nuestro grupo exportador porque además, las cámaras en España siguen con muy poco pedido, las provisiones para el verano ya se hicieron , ahora solo queda las fiestas navideñas, pero aun falta mucho » remató preocupado.