El trabajo fue realizado por Fabián Lugarini, quien además fue asesor de Transporte y Medio Amiente en la Legislatura porteña.
Lugarini manifiesta que “la creación del Frente Parlamentario en Defensa de la Industria Naval Nacional tiene por objeto proponer y apoyar, en el ámbito del Honorable Congreso de la Nación, iniciativas públicas y privadas que contribuyan para el desarrollo y la expansión del sector, fortaleciendo la producción local, el desarrollo de ciencia y tecnología y demás acciones que fortalezcan a la Industria Naval Nacional.”
Detallando distintas actividades productivas y económicas de nuestro país, Lugarini sostiene que “Argentina cuenta con amplios y valiosos recursos naturales no renovables. En particular, el petróleo y el gas natural, por su valor energético, constituyen recursos estratégicos muy apetecidos a nivel internacional. La apertura de la exploración y explotación hidrocarburífera offshore así como la exportación de gas natural licuado (GNL) del yacimiento Vaca Muerta se presentan como una oportunidad histórica única para nuestro país”, un tema que vincula directamente a Mar del Plata y que aún no cobró la trascendencia que “en los papeles” a tener no solo para la Costa Atlántica, sino también para la zona de influencia.
“Argentina estaría en condiciones de producir en el proyecto Argerich (ubicado en la Cuenca Argentina Norte – CAN) 250 mil barriles de petróleo diarios, duplicando la producción actual de YPF, lo que equivale a más de US$8.000 millones por año, sin contar con que los geólogos de YPF estiman que, solo en el área explorada, hay posibilidad de explotar 3 o 4 pozos más de esta envergadura, multiplicando varias veces el volumen inicial proyectado. Además, el gasoducto Néstor Kirchner y la construcción de otros dos gasoductos más conectando la formación de Vaca Muerta con terminales portuarias en el sur de la Provincia de Buenos Aires, posibilitarán en un plazo de diez años, la exportación de 25 millones de toneladas anuales de GNL, lo que a su vez requerirá 465 buques metaneros para su transporte”, pormenorizó mostrando cifras asombrosas, que de concretarse podrían incrementar las arcas del alicaído Estado argentino.
El tema de la exploración y producción petrolera offshore lo desmenuza sosteniendo que “es intensiva en capital por la gran demanda que genera en construcción de buques de apoyo y plataformas petroleras. Países como Noruega y Brasil han implementado políticas públicas que garantizaron que gran parte de la demanda de la explotación petrolífera offshore fuera satisfecha por la industria naval local.”
Parándose en otro de los ejes que son gran parte de los artículos de PESCARE, destaca que “en cuanto a la industria naval, constituye un sector fundamental para el desarrollo soberano de las naciones y, por eso, recibe apoyo y protección de los Estados, independientemente de las alternancias electorales y las diferencias ideológicas (como sucede en China, Corea del Sur, Japón, Francia, Rusia y los EE.UU.). Principalmente porque la industria naval está directamente relacionada con la defensa nacional, la logística del comercio internacional, la producción y transporte de gas y petróleo, el fortalecimiento de otros sectores industriales y el desarrollo de nuevas tecnologías”.
Muy en coincidencia con varios pensamientos que sostenemos desde esta Editorial, el trabajo de Lugarini resalta: “Asimismo, la industria naval tiene una importancia estratégica por su capacidad de generar empleos de calidad y apalancar el desarrollo socioeconómico de regiones que sufren profundas desigualdades sociales”.
No dejando de lado la línea política y ya metiéndose con los primeros días de gestión del nuevo mandatario argentino Javier Milei, su mirada apunta a que “el Presidente recientemente electo abjura del rol del Estado y propone que todo, a contramano de lo que sucede en los países desarrollados, quede librado a los designios del ‘mercado’, sin tomar en cuenta que la industria naval es ‘madre de industrias’ y promueve una dinámica intensa en el mercado laboral además de calificar recursos humanos. Cuando se dan las condiciones para su desarrollo, se multiplican los puestos de trabajo en industrias complementarias, llegando a ser el empleo genuino creado en éstas aún mayor que los de los astilleros y la cadena navalpartista. De esa forma, las regiones entorno a los astilleros se ven beneficiadas por la creación de un sector productivo de apoyo a sus actividades. Paralelamente, el desarrollo de una red de proveedores para el sector así como la creación de escuelas de formación y calificación de mano de obra, contribuyen a establecer una base de apoyo que genera empleo calificado e ingresos, impulsando a su vez las economías locales.”, punto de vista que no todos comparten en ciento por ciento.
“En este contexto, se hace cada vez más evidente para la Industria Naval Nacional la necesidad de una política de Estado que no quede sujeta a la discrecionalidad de la administración de turno. La consolidación de una legislación que paute la conducta de las instituciones gubernamentales a mediano y largo plazo, incluyendo a las empresas públicas así como las Fuerzas Armadas y de Seguridad, de manera tal de reducir la incertidumbre asociada a las inversiones en el sector”, dice en modo de crítica.
Su relato continúa argumentando que “la Industria Naval Nacional debe articular una agenda que incluya el diálogo con el poder ejecutivo y legislativo en sus diversas instancias, los gobiernos provinciales y municipales, además de realizar un estudio pormenorizado del andamiaje legislativo vigente, para poder así impulsar legislación que posibilite un planeamiento anticipado (debido a los prolongados plazos de entrega del sector), una amplia organización logística y la debida programación de las etapas de producción de las diversas partes y componentes de un buque o artefacto naval.”
“Un Frente Parlamentario en Defensa de la Industria Naval Nacional, actuando en el ámbito del Honorable Congreso de la Nación, con carácter partidario transversal, de interés público y federal, integrado por Senadores y Diputados, tendría el papel de proponer y apoyar iniciativas públicas y privadas que contribuyan en el desarrollo y expansión del sector, fortaleciendo la participación de la industria local, el desarrollo científico y tecnológico, entre otras acciones para impulsar el reposicionamiento de la República Argentina en el nuevo orden económico mundial”, sostuvo en el mismo sentido, apuntando a una serie de puntos que a su consideración son de vital importancia.
“Serían objetivos del Frente Parlamentario en Defensa de la Industria Naval Nacional:
- Propugnar la defensa del contenido local en la exploración y explotación hidrocarburífera offshore (los índices de “contenido local” son el porcentaje de bienes y servicios adquiridos que deben ser de origen nacional, para alcanzar objetivos relacionados al propio desarrollo industrial y tecnológico), en lo que respecta a la discusión, implementación y ejecución de políticas públicas;
- ii. Acompañar en el ámbito nacional y provincial las políticas de apoyo a la industria naval, manifestándose en aquellos aspectos que sean relevantes en cuanto a su factibilidad;
- iii. Actuar de forma continua procurando la actualización y desarrollo de la legislación referente a políticas nacionales y provinciales de la Industria Naval Nacional;
- iv. Apoyar y asesorar aportando información a los legisladores que integren el Frente;
- v. Discutir, opinar y defender los aportes de recursos financieros necesarios para garantizar el desarrollo de la Industria Naval Nacional;
- vi. Promover el intercambio con entidades públicas y privadas, gubernamentales y parlamentarias de otros países, buscando el perfeccionamiento de las políticas dirigidas al desarrollo de la industria naval;
- vii. Proponer, acompañar y revisar la legislación en el ámbito del Honorable Congreso de la Nación que propugnen la implementación y priorización de políticas públicas que contribuyan a la expansión y consolidación de la Industria Naval Nacional y su mayor competitividad frente al mercado mundial; viii. Apoyar y auxiliar en la integración interinstitucional y en la articulación entre las instituciones públicas y privadas en lo que atañe a las políticas dirigidas a la Industria Naval Nacional; ix. Fomentar y apoyar la creación de frentes parlamentarios en defensa de la industria naval en las legislaturas provinciales, buscando ampliar el debate sobre las cuestiones regionales;
- x. Colaborar con organismos, asociaciones, entidades de trabajadores y empresarios, buscando el perfeccionamiento de la cadena navalpartista argentina, promoviendo la cooperación del Honorable Congreso de la Nación con el sector;
- xi. Fiscalizar y velar por la correcta implementación de las normas y políticas dirigidas a la Industria Naval Nacional; xii. Dialogar con el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y municipales, además de realizar un estudio pormenorizado de la estructura legislativa actual, para poder así, sugerir medidas para que la legislación que regula a la industria naval sea más segura y atractiva para inversores nacionales y extranjeros;
- Los abundantes recursos hidrocarburíferos argentinos serán altamente demandados a nivel mundial en los próximos años.
Yendo bien de lleno sobre lo que también considera que se deben tomar determinaciones, el ex asesor legislativo, sostuvo: “Sin embargo, en nuestro país aún no se han instrumentado políticas que permitan que parte de ese flujo de inversiones sea utilizado para impulsar a la industria nacional ni tampoco cuenta aún con la legislación necesaria que permita alcanzar objetivos relacionados con su propio desarrollo industrial y tecnológico.”
“Para lograr esta meta, nuestro país debe implementar un plan estratégico a mediano y largo plazo en el cual el desarrollo de la industria nacional sea una política de Estado con eje en la integración regional, el crecimiento industrial y la transferencia tecnológica, dejando atrás el modelo de economía primarizada exportadora de commodities sin valor agregado. En esta tarea resulta imprescindible llegar a un consenso entre gremios y cámaras empresarias de manera tal de presentar una propuesta unificada que sea articulada a través del poder político”.
Su propio punto de vista concluye con una mirada más allá de las fronteras de nuestro país, al sostener: “De lo contrario, sufriremos el destino de países como Angola, que a pesar de producir 1,2 millones de barriles de petróleo diarios (el segundo mayor productor de petróleo en el África Subsahariana) y poseer reservas de 12.700 millones barriles de petróleo (la segunda mayor reserva petrolífera de África), tiene una economía oligopólica profundamente inequitativa, donde el 15% de la población percibe el 90% de los ingresos, mientras que el 68% de los angoleños vive bajo la línea de pobreza y 28% bajo la línea de indigencia, de acuerdo a datos de las Naciones Unidas. Uno de los mayores desafíos para aquellas naciones con recursos naturales valiosos lo constituye la forma en que los ingresos provenientes de la explotación de los mismos resulte en beneficio para el Estado que los posee, así como para su población, lo que a su vez se traduce en el desarrollo e implementación de políticas industriales locales”.