La Ciudad Autónoma de Buenos Aires será hoy el escenario de una deliberación por intentar encontrar un camino que ponga en marcha la flota congeladora tangonera. En el marco de un plenario de secretarios de seccional del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), junto a la conducción nacional del gremio, se debatirá la viabilidad de una salida negociada al conflicto que mantiene paralizada a la flota congeladora tangonera.
Durante el pasado fin de semana y buena parte del martes 29 de julio, las partes involucradas llevaron adelante negociaciones intensas, buscando —con evidentes dificultades— construir un punto de equilibrio que habilite una salida consensuada. El entendimiento, aunque aún precario, contempla concesiones por parte de todos los sectores: el Gobierno nacional aplicaría un esquema de alivio impositivo de carácter transitorio; las empresas aceptarían operar bajo una modalidad salarial 70/30 con sumas no remunerativas que absorban los valores fijos; y los gremios asumirían el compromiso de reabrir la discusión sobre los valores de producción apenas concluida la zafra, con el objetivo de garantizar el inicio sin dilaciones de la campaña 2026.
La propuesta, en su forma actual, no constituye una solución ideal ni definitiva. Se trata, más bien, de una salida pragmática, eventual y diseñada para rescatar lo poco que queda de una temporada ya virtualmente perdida. Basta observar el calendario: en 2023, la campaña finalizó el 19 de septiembre. Hoy, apenas restan los días de agosto y una parte de septiembre.
En ese contexto, se han realizado gestiones febriles para que el Gobierno nacional intervenga en un último intento por evitar el naufragio completo de la actividad. El esquema discutido permitiría a las empresas reanudar operaciones de inmediato, aceptando las condiciones transitorias, mientras que el SOMU y SIMAPE garantizarían su disposición a retomar las conversaciones salariales apenas concluya la presente temporada.
Las aguas están divididas en la arquitectura del camino a seguir, será de difícil confección cerrar partes en común dentro del propio seno del gremio, pero, en última instancia, la peor gestión es la que no se hace.
La decisión final parece hoy, suspendida en la voluntad de los sindicatos. Será el SOMU-SIMAPE quien, en definitiva, definan el curso de los acontecimientos. De su resolución dependerá si se logra salvar, aunque sea en parte, el tramo final de la zafra nacional, o si, por el contrario, la temporada terminará por extinguirse sin haber arrojado más que desencuentros y promesas vacías carentes de solución.
La oportunidad de evitar ese desenlace aún existe, pero es, sin duda, frágil. Y el tiempo, implacable, se agota.