El gris y húmedo amanecer del 1 de enero marca el inicio de un nuevo capítulo para los hombres y mujeres que, día a día, sostienen el motor productivo de una nación. Desde los mares que ofrecen su riqueza pesquera, pasando por los recursos extraídos con esfuerzo, hasta las manufacturas que transforman la materia prima en valor agregado y los productos que cruzan fronteras como testigos del trabajo incansable en la búsqueda de llevar un alimento rico en proteínas brutas de origen marino argentino a las principales góndolas de cadenas de consumo en los principales países del mundo, este día representa una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos y renovar la esperanza.
El año que quedó atrás estuvo cargado de retos. Cada puerto, planta y embarcación que mantuvo su curso, y cada trabajador que enfrentó las dificultades con determinación, hizo posible que este nuevo año despierte lleno de posibilidades para todo el sector.
No obstante, el complejo pesquero, extractivo, manufacturero y exportador enfrentó los embates de costos crecientes, la volatilidad y depresión de los mercados globales y las tensiones logísticas. Además de la incertidumbre y especulación generada acerca de la distribución o licitación de áreas de pesca al mejor postor según pormenores de la Ley de Bases y todos los avatares transitados por el sector hasta la definición en la propia Acta CFP Nro.25/2024 del día 5 de diciembre pasado. El año 2024 quedó atrás, pero las heridas permanecen latentes.
Sin embargo, a través de cada obstáculo, quedó demostrado que el núcleo del sector compuesto por empresarios, trabajadores, gremios y cámaras; y sobre todo, la capacidad de innovar; son los verdaderos pilares que sostienen este entramado. Fue necesario madurar y es necesario entender el justo equilibrio de todas las partes, pero el costo, es difícil que lo deba pagar el eslabón más débil de la cadena; es que por algo existen empresas con empresarios y gremios con trabajadores.
En esa carrera loca de variables que fueron adelantadas con una fuerte estropada hace exactamente un año atrás, muchas curvas que representan la actividad de unos y otros quedan desalineadas, quedaron con correlatividad negativa…. mientras algunas variables ajustan al alza creciendo e indexando valores, otras, enfrentan la cruda realidad de los mercados y el profundo ajuste que sufre el sector empresario, donde no solamente persiste una menor demanda y precios, sino que avanza descontroladamente la fagocitante presión tributaria, sea en tasas municipales, provinciales, uso de puerto, en Derecho de Exportación (DEX) y ahora también en costos de asignación de Cuotas Individuales Transferibles de Captura (CITC) y por si fuese poco, exabruptos en un nuevo paradigma del Derecho Único de Extracción (DUE).
El escenario resulta peculiarmente oportuno, pues conjuga un sector proveedor que no cede terreno, con una mano de obra cuyo esfuerzo pareciera multiplicar los costos disponibles al punto de hacer perjudicial el negocio en comparación a los precios de venta de cada segmento de la cadena. Esto ocurre en el contexto de una convocatoria anunciada para este viernes, destinada a proponer, -entre otros puntos de desregulación y eficiencia para el sector-, una reducción salarial del 30%. Tal medida, además de ser discutible en términos de legalidad, resulta paradójica considerando que quienes la promueven son también los que han establecido mecanismos paralelos de remuneración fuera de los convenios colectivos.
Cabe aclarar que este análisis se limita a describir los hechos, sin emitir juicios para ninguno de los actores. Sin embargo, en ciertos sectores, las disparidades resultan tan notoriamente marcadas, hasta el punto de generar una distorsión estructural: casos donde las utilidades de la oficialidad muchas veces superan la rentabilidad del armador, configurando un modelo tan frágil como intentar sostener una pirámide sobre su vértice. Este desequilibrio, lejos de ser sostenible en el tiempo, desafía los principios fundamentales del orden, la estabilidad y el equilibrio entre las partes.
Los desafíos como impulso hacia el progreso
Los costos que persisten, e incluso crecen, sin diluirse a través del tiempo como en otras oportunidades, en un contexto donde la descompresión inflacionaria avanza con ritmo sostenido, desafían profundamente a cada segmento del complejo productivo, demandando inventiva, elaborando estructuras de pensamiento que aporten nuevas ideas en un entramado tan diverso después de 20 años de violencia inflacionaria.
Sin embargo, también abren un espacio para la reflexión estratégica. La imperiosa búsqueda de eficiencia y productividad en la transformación de un pez en alimento, se erige como una respuesta ineludible, promoviendo la integración de tecnología, la formación y capacitación contínua y la sustentabilidad como pilares fundamentales en cada etapa del proceso.
Frente a adversidades que se muestran constantes, el ingenio y la capacidad de adaptación se convierten en factores diferenciadores. Este nuevo ciclo ofrece una valiosa oportunidad para optimizar recursos, incrementar la competitividad y reforzar las relaciones entre los diversos actores del sector productivo, aun reformulando nuevos Convenios Colectivos de Trabajo o modificando los existentes. Así, incluso los desafíos más complejos pueden convertirse en catalizadores, trampolines del crecimiento, desarrollo y progreso.
El inicio del año trae consigo un renovado compromiso colectivo. Los puertos, fábricas y plantas extractivas enfrentan el reto de transformar estas dificultades en historias de éxito, a pesar de comenzar con contratiempos como las demoras en la salida de la flota costera y de altura. Todo pasa.
En el horizonte, se vislumbra un futuro donde la pesca sostenible asegure la abundancia para las generaciones venideras, donde la extracción de recursos respete los equilibrios ecológicos y donde las exportaciones no solo representen el esfuerzo humano, sino también la innovación en la transformación y excelencia de cada mano argentina. Este esfuerzo permite transformar un pez en un alimento rico en proteínas y nutrientes esenciales, destinado a mejorar la vida de millones de personas en más de 70 países del mundo.
La clave para materializar estos sueños yace en la unión de esfuerzos entre trabajadores, empresarios y comunidades litoraleñas: el verdadero sector privado. Esta colaboración, cimentada en el respeto mutuo y en la gestión responsable de los recursos, se perfila como el eje central para un desarrollo equilibrado y sostenible. En este contexto, la labor del INIDEP y del Consejo Federal Pesquero se consolida como un factor determinante, orientando el camino hacia un sector pesquero más eficiente, solidario y resiliente.
Un brindis por lo que vendrá
En este inicio de año, el complejo productivo renueva su apuesta por el crecimiento, la sostenibilidad y la superación. Que las aguas sean generosas, los mercados receptivos y que cada esfuerzo colectivo encuentre su recompensa.
Este 1 de enero representa mucho más que una fecha en el calendario: es un recordatorio de que el futuro no está escrito, sino que se construye a partir del compromiso, la esperanza y el trabajo en conjunto. A cada hombre y mujer que forma parte de este entramado productivo, pero sobre todo a ese reducido núcleo del personal embarcado, quienes en lucha férrea con la hostilidad de un medio tan difícil e infinito como el mar, se les reconoce su dedicación y se les invita a mirar hacia adelante con confianza en que lo mejor siempre está por venir.