“La pesca artesanal es un gran motor de la economía local”, dijo Walter Wischnivetzky, quien se postula como precandidato a dirigir el partido marchiquitense donde está inmersa la localidad de Santa Clara del Mar, Mar de Cobo, el Balneario Parque Mar Chiquita, entre otras varias localidades y barrios costeros.
Desde nuestro lugar siempre bregamos por el trabajo, que la final de cuentas es lo que dignifica al ser humano: ganarse el sustento honestamente con su esfuerzo.
Ahora bien ¿esa pesca “artesanal” tiene controles? ¿Se mide a todos con la misma vara? ¿Se abonan los impuestos de ley?
Es más que sabido que la pesca en general recibe innumerables contralores. SENASA, AFIP, Transporte y los varios etcéteras que se puedan imaginar.
Vaya como respuesta a la pregunta que encabeza la nota: Está muy bien que todos puedan tener su sustento, sobre todo cuando eso proviene de una tarea noble, arriesgada y no siempre respetada como la pesca, pero las condiciones deberían iguales para todos.
No es lo mismo una lancha artesanal que sale y entra el puerto de Mar del Plata, que una que lo hace desde y hacia cualquier parte, donde no hay medidas de seguridad, donde los controles sobre lo capturado no existe o como ocurre con los medios de transporte en el cual se traslada el pescado carecen de frío, elemento fundamental para conservar el producto.
El exponer el tema no es para perjudicar a nadie, sino todo lo contrario, es para que se pueda realizar bajo las normas correspondientes y que nadie se vea perjudicado, el recurso –que es finito- es para todos y de la misma manera deben ser los controles, reglas iguales hacen crecer el sector.
Wischnivetzky comentó que “en el perfil productivo costero, la pesca artesanal es un gran motor de la economía local. Con el club (por el de pesca de Santa Clara del Mar) hay en común proyectos vinculados a la articulación de políticas públicas y la generación de valor agregado”.
Celebramos este tipo de iniciativas, donde más gente pueda tener trabajo y formar parte del círculo virtuoso que es la actividad pesquera, donde no hay escalas ni debe haber privilegios, lo que sí deben haber son controles exhaustivos, desde las lanchas amarillas hasta los buques factoría, pasando por todos los que “están en el medio”.
También es claro que en estos días de acciones preelectorales nadie quiere decir una palabra de más que le haga perder un voto, pero es hora de los sinceramientos llenos de toda sinceridad, algo difícil de conseguir en ciertos sectores de la sociedad en general y en la pesca en particular. Afortunadamente aún quedan algunos ejemplares de esta “rara avis” lo cual también celebramos.
¿Alguien se perjudica con la pesca artesanal? Sí, no por las capturas y sus cantidades, sino por todo lo ilegal –aunque suene duro- que se genera en derredor.
“En principio las embarcaciones salen con escasas medidas de seguridad, a lo sumo llevamos un chaleco salvavidas, que si estamos cerca de la costa no lo usamos porque es incómodo. No tenemos comunicación con nadie más que los que nos conocemos a través del teléfono celular, aunque a veces pierde señal como me pasó el otro día a mí. Cuando vuelvo a la playa cargo el pescado que ya tiene algo de hielo y siempre un amigo me espera también con cajones con hielo, de ahí lo llevo a los que me lo compran, que generalmente son vecinos de acá, un día bueno de trabajo puedo llegar a recaudar unos 25, 30 mil pesos. Eso no es todos los días, porque no todos los días se puede pescar. En diciembre se puede ganar casi el triple por día”, nos relata un vecino de Mar de Cobo, que desde cinco años dejó su actividad como operario en el Parque Industrial de Mar del Plata, para encarar el proyecto de la pesca artesanal.
“Prefiero no darte muchos detalles más porque acá vivimos en un lugar donde todos conocemos y sé que como en otros lugares que tienen que ver con la pesca, existen los ‘aprietes’. A mí no me pasó pero me consta con muchachos conocidos, que lo único que nosotros queremos es trabajar, con lo que pescamos y vendemos y a veces fileteamos, vivimos. No nos sobra mucho pero podemos vivir dignamente”, cierra de manera abrupta el interlocutor, pidiendo que respetemos el textual de sus dichos.
Materia pendiente para organizar sin dudas la de la pesca artesanal, pero que por lo menos esta semana de cruces y promesas políticas no será abordada, ojalá que en el camino hacia el mes de octubre, alguien “tome al tiburón por la aleta” y organice lo que paulatinamente se va descontrolando.
Una idea es tomar los proyectos de TPA que el INIDEP presentó en colonias pesqueras de Nicaragua alguna década atrás. Esto era la construcción de Terminales Pesqueras Artesanales cada 40/50km; lo que le dio vida, logística, comunicación y el desarrollo de comunidades que desde lo marginal pasaron a tener identidad dentro del marco legal de la pesca de aquel país. La costa y el mar provincial pueden integrar a localidades de Punta Indio, Samborombón, Faro Querandi, Miramar-Mar del Sur, Claromecó, Monte Hermoso entre otros sitios cercanos a caladeros costeros.