Este martes se concretó una reunión en Buenos Aires entre el gobernador del Chubut, Ignacio Torres, y el Subsecretario de Pesca de la Nación, Juan Antonio López Cazorla, para intentar destrabar el conflicto que mantiene paralizada la actividad pesquera en el puerto de Puerto Madryn. Acompañaron al mandatario el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, el secretario de Pesca de la provincia, Andrés P. Arbeletche, y referentes del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), entre ellos su secretario general Raúl Durdos, y el titular de la seccional Madryn, César Zapata.

Según informó la Secretaría de Pesca del SOMU, la reunión celebrada este martes en Buenos Aires tuvo como eje central la preocupante baja de barcos en la convocatoria a la prospección de langostino, una situación que mantiene inactivos a miles de trabajadores del sector. “Queremos llevar tranquilidad y claridad a todos los trabajadores de la pesca”, expresaron desde el gremio, subrayando la urgencia de una resolución.
Durante un extenso intercambio, el subsecretario de Pesca de la Nación, Juan Antonio López Cazorla, anunció que solicitará formalmente la apertura de una nueva prospección en la próxima sesión del Consejo Federal Pesquero, prevista para este jueves 29 de mayo. A su vez, los representantes del gobierno de Chubut asumieron el compromiso de garantizar que dicho operativo pueda desarrollarse con normalidad, en un intento por reactivar la actividad y contener la creciente tensión en los puertos.
El gobernador Ignacio Torres fue claro en su planteo: pidió la reactivación inmediata del esquema de prospección, advirtiendo sobre el riesgo de un mayor deterioro social y económico. En su intervención, trasladó al Gobierno nacional el respaldo a los planteos del gremio marítimo y reafirmó la disposición de la provincia para acompañar cualquier instancia de solución que permita superar el conflicto.
Pese al compromiso asumido, la reunión no arrojó definiciones concretas. Se reiteró la voluntad de avanzar hacia un entendimiento, pero se dejó en claro que el conflicto de fondo involucra a partes privadas, actualmente sometidas a una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, a raíz de desacuerdos salariales en el marco de las negociaciones paritarias. Paralelamente, avanza un expediente administrativo con el objetivo de establecer un nuevo valor de referencia para el langostino congelado a bordo, lo que podría aportar previsibilidad a los términos de producción.
Mientras tanto, se confirmó que mañana continuará la negociación en la sede de la Secretaría de Trabajo, donde las cámaras empresarias y los sindicatos expondrán formalmente sus posiciones. Desde la cartera pesquera se dejó trascender que, de prosperar los consensos técnicos, una nueva prospección podría llevarse a cabo a mediados de junio, sujeta a la aprobación del Consejo Federal Pesquero y al informe del INIDEP.
El SOMU, por su parte, mantiene el estado de alerta y asamblea, aguardando definiciones que aporten certezas a un escenario todavía abierto. El gremio recordó que la última convocatoria a prospección fracasó por la negativa de las empresas a participar, hecho que generó profundo malestar y motivó duras acusaciones: denunció un intento de imponer condiciones laborales regresivas y apuntó contra las cámaras empresarias por actuar de manera coordinada para forzar una baja salarial.

En este escenario, resultó cuanto menos desconcertante que, apenas concluida la reunión, referentes gremiales en Puerto Madryn se apresuraron a anunciar —sin sustento alguno— una supuesta fecha de prospección para el próximo jueves 29. Una declaración temeraria, extemporánea y carente de toda validación formal, que fuera aclarada por el propio Durdos a horas de finalizada la reunión.
Lo cierto es que en la reunión no se estableció ninguna fecha concreta. A la par, el silencio de las autoridades de Mar del Plata y de la provincia de Buenos Aires —el mayor núcleo pesquero del país— resuena con fuerza. Su inacción y ausencia en la discusión no solo desconciertan, sino que inquietan profundamente a los distintos actores del sector. La campaña langostinera, ya tensionada por la falta de consensos, se asoma peligrosamente al borde de una crisis mayor, cuya dimensión aún es difícil de medir, pero que amenaza con arrastrar a toda la actividad si no se restablece con urgencia un marco de diálogo y decisión serio, representativo y federal.