En la penumbra de la madrugada del 4 de diciembre, el espejo de agua de la Base Naval Mar del Plata fue escenario de un episodio tan inevitable como conmovedor: el hundimiento del antiguo Buque de Investigación Pesquera Capitán Cánepa. Este emblemático buque, que en sus años de gloria encarnó el espíritu pionero de la investigación pesquera argentina, sucumbió a su implacable desgaste mientras permanecía atracado en la escollera norte, ya alejado de las campañas de investigaciones y desafectado por el INIDEP en abril de 2019.
El mismo, » también participó en el Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS) mientras sucedían los acontecimientos bélicos entre nuestro país y el Reino Unido por la defensa de los derechos soberanos en las islas, incluso, habiéndose condecorado a cada tripulante y a este buque, con la mayor distinción, como consecuencia de aquella gesta de Malvinas «, recuerda a nuestra redacción, Mario Oscar Juárez, quien integraba aquella dotación.
El evento desafortunado, por lo impredecible, no dejó de impactar. Según las primeras evaluaciones, el casco deteriorado del buque permitió el ingreso de agua, sellando el destino de una embarcación que había resistido el paso del tiempo con tenacidad. No obstante, el Área Naval Atlántica aseguró que el incidente no provocó víctimas ni daños ambientales significativos.
Equipos especializados de la Armada Argentina y la Prefectura Naval Argentina actuaron con celeridad para mitigar cualquier posible riesgo al ecosistema marino por vertido de fluidos, que fueran evitados como consecuencia de encontrarse en la etapa de alijo ya que estaba destinado a ser hundido de manera controlada como parte del proyecto de arrecife artificial en el parque subacuático Cristo Rey, su inesperado final añade una nota de melancolía a su ya legendaria trayectoria, que para quienes lo navegaron, no dejaron nunca de reconocer como un barcazo, por su atributos en navegación con sólido comportamiento en tempestades.
El Legado del Capitán Cánepa
El BIP Capitán Cánepa, originalmente construido en 1964 como el Buque Pesquero Eolo, fue transferido al INIDEP en 1979, adaptado para la investigación científica y renombrado en honor al Capitán de Navío Juan E. Cánepa.
Durante más de tres décadas, este buque de 39 metros de eslora, equipado con tecnología avanzada para la época, cuatro laboratorios y una bodega refrigerada, fue el escenario de innumerables campañas científicas que exploraron los, hasta entonces, misterios de los recursos vivos del Atlántico Sur.
Algunas fotografías, llenas de nostalgia y recuerdos por parte de quienes ven a seres queridos, como en este caso, el Capitán Rando, junto a aquella legendaria tripulación, entre quienes se destaca, -el por aquel entonces, jóven-, Salvador Diz, padre del actual jefe de Planta, Solimeno Mare, Daniel Diz.
Su legado incluye la evaluación de recursos pesqueros, estudios oceanográficos y experimentos con tecnología pionera. El Cánepa se convirtió en escuela flotante para generaciones de investigadores, consolidando su estatus como ícono de la ciencia marítima argentina.
Sin embargo, el peso de los años, agravado por la falta de mantenimiento y conflictos gremiales, lo condenaron a un inexorable deterioro, que en abril de 2019, el Contralmirante Marcelo Lobbosco, interventor del INIDEP, a menos de 5 meses del inicio de su gestión al frente del Instituto, anunció su desafectación definitiva.
Desde entonces, el buque permaneció amarrado en la escollera norte, esperando su destino como arrecife artificial, ya que habían comenzados tareas de alijo para ser trasladado al parque submarino Cristo Rey, en maniobras que estaban previstas para fines del primer trimestre de 2024. Irónicamente, el plan de darle un nuevo propósito en el fondo del mar fue interrumpido por su hundimiento no planificado en la madrugada de ayer.
Un Adiós Inesperado
El Capitán Cánepa simboliza mucho más que un capítulo de la investigación pesquera; representa un testimonio de los desafíos y logros de un país que luchó por explorar y preservar su riqueza marina. Su hundimiento, aunque cargado de tristeza, podría verse como un eco poético de su historia: un gigante que, agotado por las vicisitudes del tiempo, finalmente encontró descanso evitando el corte de su desguace y acobijado por las aguas que lo vieron partir en más de 200 campañas de investigación oceanográfica y pesquera.
La Prefectura Naval Argentina ya investiga las causas precisas del incidente, mientras los equipos continúan trabajando en las operaciones de contención y análisis. Aunque su casco yace ahora bajo las olas, la memoria del Capitán Cánepa sigue viva, recordándonos el valor de la ciencia, el sacrificio y la resistencia magra frente al implacable paso del tiempo.