La reciente emergencia protagonizada por el remolcador paraguayo Papu Mar, que naufragó en las inmediaciones del kilometro 77 del Canal Paso Banco Chico, al Este de la localidad de La Plata, volvió a poner en discusión las condiciones de seguridad de la navegación en la Hidrovía Paraguay-Paraná. Desde el Sindicato de Conductores Navales de la República Argentina (SICONARA), se emitió un comunicado donde se alerta sobre “las serias deficiencias” que presenta buena parte de la flota mercante paraguaya y “las terribles falencias” en los controles sobre la navegación internacional en aguas compartidas.
Gracias a la rápida intervención de la Prefectura Naval Argentina y la colaboración de trabajadores embarcados, el accidente no derivó en víctimas personales ni en una interrupción del tránsito fluvial. Sin embargo, el siniestro provocó un derrame de combustible -aunque considerado menor-, cuyo impacto ambiental aún no ha podido ser cuantificado.
Desde SICONARA remarcaron que, si bien existen límites normativos para que la Prefectura controle unidades de bandera extranjera, situaciones como esta exigen una respuesta urgente por parte de la Cancillería argentina. En ese sentido, solicitaron que el Ministerio de Relaciones Exteriores actúe, ya sea de forma directa o a través del Comité Intergubernamental de la Hidrovía Paraguay-Paraná, para reclamar a Paraguay el cumplimiento de estándares de seguridad equivalentes a los que exige la Autoridad Marítima argentina.
“Para evitar tragedias como la del remolcador Papu Mar, nuestras autoridades deben exigir que Paraguay cumpla plenamente con la letra y el espíritu del Tratado de Navegación”, afirmaron desde la Comisión Directiva del gremio. En particular, se hizo hincapié en la necesidad de eliminar la ‘reserva de carga’, formar a los tripulantes según convenios internacionales de la OMI, y habilitar únicamente unidades en condiciones óptimas de navegabilidad.


Asimismo, el gremio consideró que una mejora en las condiciones de seguridad permitiría también corregir las asimetrías que afectan la competitividad de la flota fluvial nacional.
“SICONARA brega por un modelo de navegación seguro, sostenible y comprometido con la protección del medio ambiente. No aceptaremos otra cosa. Nuestras vidas y nuestro ambiente valen más que la ganancia de cualquier empresario”, concluye el comunicado.