El acta fundacional de la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) data del 30 de julio de 1984, cuando un grupo de empresas de Puerto Madryn, Rawson, Camarones y Comodoro Rivadavia acordaron nuclearse para contar con una representación que defienda sus intereses y atienda las inquietudes que tenía el sector, buscando potenciar el desarrollo de la actividad.
Según consta en el acto que le dio origen a la entidad participaron Juan Carlos Rodríguez Martorelli y Armando Mairal por Pensacola; Alfredo Musante por Industrial Pesquera del Sud y Pescasur; Alberto Caccavelli, en calidad de observador, por Pespasa; Carlos Calemzuk por Madryn Pesquera y Yamary; José Ojeda y Gustavo Aguer por Langosur Chubut; Luis Martini por Productos del Mar; Ricardo Iñurrieta por Empesur y Ventura; Héctor ‘Pepe’ Castro por Conarpesa; Jorge Schroeder por Harengus, Ricardo Baldacci por Marejada y Federico Saravia por Mellino.
Fueron los pioneros que hace cuatro décadas apuntaron a sumar esfuerzos para fortalecer a un sector que tenía diferentes necesidades y preocupaciones en el reinicio de la etapa democrática en el país.
En aquel momento planteaban las dificultades operativas que presentaba la pesca en materia de infraestructura en un incipiente parque industrial pesquero en Puerto Madryn, y señalaban la necesidad de desarrollar la infraestructura portuaria en Rawson, Camarones y Caleta Córdova.
La Revista REDES en 1984 publicaba que los empresarios pesqueros que acababan de fundar CAPIP “apuntaron falencias en el parque industrial pesquero de Madryn y su infraestructura. En efecto, resta mucho por hacer en lo que atañe a comunicaciones, pavimento, provisión de agua, energía, etc. y la insistencia de los empresarios se corresponde con la magnitud de los proyectos que han encarado en la zona o que directamente ya funcionan”, consignaba el medio especializado.
Estímulos para el desarrollo
“El propósito es muy sencillo: contar con una cámara que represente al importante sector de la actividad económica de la Patagonia, que ya hoy en día es el sector pequero”, explicaba el ingeniero Iñurrieta, responsable de la planta que Ventura SAMCI tenía instalada en el parque industrial pesquero madrynense.
Por su parte, la publicación de la época cita que Héctor ‘Pepe’ Castro, entonces director de Conarpesa, planteaba que entre los objetivos de la entidad era “compatibilizar los intereses de un sector que exporta el 90 por ciento de su producción, con los intereses de la región que, legítimamente, quiere lograr un estímulo a su desarrollo a través de la pesca”.
Primeras radicaciones industriales
El parque pesquero de Puerto Madryn comenzaba a recibir sus primeras radicaciones industriales, en la década del ’80 del siglo pasado, “la infraestructura es prácticamente nula, no obstante, la presencia de una planta que lleva ya once años operando en el lugar y el avanzado estado de obra en el caso de otras dos. La primera es de Ventura SAMCI, data de 1972. Ya con un 60 % del total ejecutado, la planta de Conarpesa es otro de los emplazamientos del parque pesquero de Madryn. A escasa distancia y a buen ritmo de trabajo, construye Harengus su planta”, describía REDES en 1984 al tiempo de mencionar que “además de Alpesca, que ya tiene su terreno asignado en el parque y ha levantado parcialmente la estructura de su futura planta”.
Legado
La Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) rinde homenaje a los pioneros que sentaron las bases institucionales de la entidad, y hace cuatro décadas enarbolaban consignas en post del desarrollo de la pesca en la región, legado que hoy se mantiene incólume y obliga a redoblar esfuerzos para continuar por esa senda.
CAPIP no solo celebra cuatro décadas de historia, sino también el legado de aquellos pioneros que sentaron las bases para el crecimiento y la prosperidad del sector pesquero patagónico. A través de sus esfuerzos y visión, lograron transformar desafíos en oportunidades, construyendo una industria robusta que continúa siendo un motor de desarrollo para la región. Este legado nos inspira a seguir trabajando con la misma pasión y compromiso, asegurando que los próximos cuarenta años sean igualmente fructíferos.