En una jornada que quedará grabada en la memoria de la comunidad portuaria de Mar del Plata, se presentó el BP “Santísima Trinidad”, una obra maestra de la industria naval que encarna la excelencia, el esfuerzo colectivo y la visión de futuro de una ciudad forjada a orillas del Atlántico.
Este moderno buque pesquero multipropósito, concebido y construido íntegramente en SPI Astilleros, no solo representa la continuidad del camino técnico y productivo emprendido por el BP Luigi, prototipo de la serie, sino también es un símbolo de orgullo nacional y confianza en las capacidades de Mar del Plata en materia de construcción de buques multipropósito pesquero.



La ceremonia tuvo lugar en la Escollera Norte, frente a la Base Naval de Mar del Plata, en un escenario de cielo despejado, ventoso y fervor popular. Empresarios, autoridades nacionales, provinciales y locales, representantes de la Armada Argentina, Prefectura, instituciones educativas y trabajadores del sector, se congregaron para celebrar la culminación de un proyecto que demandó cinco años de dedicación ininterrumpida. Allí, la familia Baldino, al frente de la empresa Maronti S.A., y los directivos de SPI Astilleros oficializaron la entrega de esta embarcación, fruto de una sinergia inquebrantable entre tradición y modernidad.
El “Santísima Trinidad”, tercera nave de este tipo construida por SPI —precedido por los emblemáticos Luigi y Anita, de la firma Solimeno—, se destaca como un verdadero exponente de tecnología y trabajo argentino. Diseñado para la captura de merluza, calamar y langostino, posee la capacidad de procesar y congelar a bordo, garantizando la máxima calidad desde el mar hasta el mercado. Su construcción refleja el espíritu de una industria que, a pesar de los desafíos macroeconómicos, ha sabido sostener su producción gracias a la confianza mutua entre astilleros, empresas pesqueras y trabajadores.



Antonio Baldino, líder de Maronti S.A., visiblemente emocionado, calificó la botadura como la concreción de un sueño familiar y empresarial; “Este barco es un legado. Lo hicimos paso a paso, con coraje y esfuerzo. Apostamos por hacerlo aquí, en la Argentina, porque creemos en nuestra gente y en nuestra industria. El ‘Santísima Trinidad’ es un orgullo y una prueba de que cuando hay decisión y confianza, todo es posible”.
El acto también sirvió como reafirmación del potencial de la industria naval argentina. Sandra Cipolla, presidente de SPI Astilleros, subrayó que este logro trasciende lo empresarial para convertirse en un aporte significativo a la generación de empleo local y al fortalecimiento de la cadena productiva, una visión clara, determinante y destacada que la caracterizó reflejada en estas palabras; “la capacidad que tenemos los argentinos y las argentinas de cambiar la realidad”. Y en ese sentido, ahondó acerca de la conjunción de voluntades: “Una de las cuestiones que quería ejemplificar es que este barco es resultado de un acto de voluntad contra la adversidad”, reflexionó y reparó en la construcción de un vínculo de confianza entre ambas empresas, a nivel profesional y personal.
“Este barco nos demandó cinco años de trabajo, y en ese camino atravesamos de todo: idas, venidas, desafíos y preguntas sobre cómo llegar hasta aquí. Y llegamos porque construimos un vínculo de confianza que superó todas nuestras expectativas. Fue un recorrido con momentos difíciles, sí, pero también profundamente gratificante, porque este barco lo hemos disfrutado con enorme orgullo”, enfatizó Sandra Cipolla..
El ingeniero naval Horacio Tettamanti, socio fundador de SPI, destacó el significado simbólico de la botadura con la pasión que lo caracteriza, dijo sobre la importancia de recuperar la confianza para poder impulsar la producción y el desarrollo y, sobre este nuevo buque, admitió que pese a que en algún momento sintió que era momento de rendirse, “si se terminó fue porque hubo un fenómeno al que uno le da mucha satisfacción y es esa confianza” entre ambas empresas. “El Santísima Trinidad es tal vez una conjunción de lo mejor de la comunidad productiva de Mar del Plata, es producto del diálogo, de la tolerancia, es producto de escuchar. Ojalá que este barco, más allá de lo que significa para la comunidad local, sea nuestro testimonio de que hay otro camino posible a la crispación, a la voz elevada, al insulto. También hay otro lugar que es el diálogo argentino y como siempre digo: cuando los argentinos construimos confianza, nos escuchamos, cuando construimos juntos, cuando nos creemos, somos invencibles. Y eso es lo que queremos dejar como testimonio”, finalizó.

El evento concluyó con la tradicional bendición y bautismo de la nave, seguido de visitas guiadas para que la comunidad conociera de cerca la imponente estructura de 39,96 metros de eslora y 11,50 de manga, lista para surcar las aguas del Atlántico Sur.
Más que un barco, el “Santísima Trinidad” es la expresión tangible de una ciudad y un país que, a través de la perseverancia y la confianza, demuestran que el desarrollo industrial y la innovación son caminos posibles. Su botadura no solo celebra un logro técnico, sino que proyecta a SPI Astilleros y a Mar del Plata como un faro de excelencia en la industria naval regional y mundial.