El Astillero Naval Federico Contessi y Cía. S.A. celebró este sábado la botadura del BP Nuevo María Elena, construido para la firma Aquellos Tres S.A. de Rawson. El acto, realizado bajo la lluvia, -de buen augurio para la tradición marinera-, marcó la cuarta botadura del año y la número 154 en la trayectoria del astillero marplatense.
La ceremonia de bautismo y botadura se desarrolló el sábado 27 de septiembre en Mar del Plata, evento realizado esta vez de forma indoor debido al factor climático, congregó a múltiples autoridades nacionales, de las provincias de Buenos Aires y Chubut, como así también referentes de la industria naval y pesquera.
Pese al mal tiempo se vivió un ambiente de celebración. El presidente del Directorio del astillero, Domingo Contessi, destacó que la lluvia es un buen presagio: “La lluvia es siempre un buen augurio. En este caso, además, ilustra cómo se trabaja en la industria naval y en la pesca: a veces con mal tiempo, en días feriados u horarios no habituales”.
El buque Nuevo María Elena fue construido para la firma liderada por Gustavo González y Guillermo González Lemmi, y tendrá asiento en el puerto de Rawson. El intendente de esa ciudad, Damián Biss, participó de la ceremonia, que también contó con autoridades nacionales, entre ellas el subsecretario de Pesca de la Nación, Juan Antonio López Cazorla.
El Nuevo María Elena pertenece a la serie 20AC, diseñada por el Departamento de Ingeniería del astillero. Estas embarcaciones introducen innovaciones en el segmento de la flota costera, con características propias de buques de mayor porte.
La unidad incorpora proa invertida, casillaje de aluminio, bowthruster, planta de elaboración en acero inoxidable, equipamiento de navegación de última generación y sistemas de monitoreo remoto de la sala de máquinas. El diseño busca mejorar la eficiencia y, sobre todo, la calidad del producto capturado.
La serie ya demostró resultados sobresalientes: el Espartano, botado en 2020, ostenta el récord histórico de captura de langostino,-año 2023, 1970 toneladas y año 2024, 2524 toneladas-, mientras que el Leonildaratificó la eficacia del modelo.
Especificaciones técnicas
Este nuevo buque responde al prototipo AC-GG y fue diseñado con una eslora de arqueo de 20,95 metros, una manga moldeada de 7,50 metros y un puntal de 3,30 metros. Está impulsado por un motor principal Yanmar, capaz de desarrollar una velocidad máxima de 10 nudos. Se trata de una embarcación versátil, apta para realizar tareas de arrastre y de media agua, concebida para optimizar el rendimiento de la flota de Rawson y garantizar una manipulación cuidadosa de las capturas, con el objetivo de elevar la calidad del producto desembarcado.




La voz del subsecretario de Pesca
Entre los principales oradores, el subsecretario de Pesca de la Nación, Juan Antonio López Cazorla, puso en valor la inversión y el trabajo conjunto de la industria naval y pesquera. “Durante mi gestión hemos dado un gran paso que fue volver a cuotificar, dando al sector quince años de certeza y previsibilidad por delante”, expresó.
El funcionario definió la jornada como “una fiesta de la familia que invirtió en Argentina y de los empleados de un astillero que genera trabajo”, y agradeció la invitación a participar del evento.

Con esta entrega, la empresa Aquellos Tres S.A. suma su tercer buque nuevo en menos de cinco años. Radicada en Rawson y con fuerte presencia en la pesquería de langostino, la firma consolida su apuesta por la renovación de flota y la mejora en los estándares de calidad de sus capturas.
El acto protocolar se abrió con la, siempre emocionante, entonación del Himno Nacional Argentino, cuyas notas resonaron con solemnidad, envolviendo el ambiente en un sentimiento de fervor patriótico. La ceremonia alcanzó su punto mayor tenor emotivo en el instante sagrado de la bendición y posterior botadura del buque, símbolo tangible de esfuerzo colectivo y esperanza renovada.
En un gesto cargado de júbilo, las madrinas de la nave, Alicia González Lemmi y María Elena Peña, recibieron de manos de Agustín Eduardo Pérez —uno de los más recientes ingresantes al astillero— una medalla conmemorativa, testimonio perdurable de este hito histórico.
Acto seguido, el capitán Fernando Ricle recibió de la Prefectura Naval dos emblemas de profunda significación: el Pabellón Nacional, estandarte de soberanía y orgullo, y un crucifijo destinado a la timonera, símbolo de protección divina y guía en cada travesía. Estos elementos, cargados de historia y espiritualidad, fueron entregados como augurio de buenos vientos y mares seguros para la embarcación y su tripulación.
La botadura del Nuevo María Elena se desarrolló bajo una persistente lluvia que terminó por darle un carácter especial a la ceremonia. Para muchos, el clima se interpretó como buena fortuna, recordando la vieja tradición marinera; en definitiva un recordatorio de que la pesca y la construcción naval son actividades que se llevan adelante más allá de las inclemencias, con esfuerzo, trabajo colectivo y la mirada puesta en el futuro de la producción nacional.