La disyuntiva seguirá siendo tal hasta que alguien pueda dar curso a una verdadera salida diplomática y lograr que el abuso que sufre nuestro país en materia pesquera, termine de una buena vez, sobre todo a manos de países que se jactan de ser colaborativos o estar cerca del nuestro y hasta ser hermanos.
Es en aguas argentinas, en jurisdicción de las Islas Malvinas, flotas extranjeras continúan con la extracción de peces como si nada ha ocurrido ni ocurre.
No se trata solo de cuestiones morales, sino de cuestiones que vaya uno a saber porque, nadie ha resuelto desde el propio inicio de la primera invasión de parte de los británicos y que se solidificó en 1982 a través de un lamentable y tristemente recordado conflicto bélico. O dicho de otro modo y sin eufemismos: una guerra.
De acuerdo a lo que publica el prestigioso “Faro de Vigo”, publicación española que siempre nos acerca excelente material a través de la colega Lara Braña, la flota gallega ha realizado capturas de calamar loligo en cifras muy cercanas al récord que había establecido en 1995.
En esta ocasión ha pescado algo más de 95 mil toneladas. ¿A través de qué mecanismos legales? Simple y sencillo como un anillo decía un veterano profesor universitario: a través de licencias otorgadas por el gobierno de las Islas Malvinas. Gobierno (FIG) que tiene una administración británica.
En 1995 se habían capturado 98.409 tn., este año 95.620 tn. Cifras que no se traducen en otra cosa más que una enorme pérdida económica para nuestro país. O si se lo prefiere ver de otro modo se podría leer como dinero que no ingresa a las arcas argentinas y mano de obra que no se utiliza.
De acuerdo a lo que publica “Faro de Vigo” “los buques con capital vigués que operan en las Malvinas (Falkland Islands) ya descansan en el puerto de Vigo, tras la llegada escalonada desde el caladero y la descarga de las capturas en los muelles logísticos de Frialia. Las armadoras aprovecharán el descanso navideño para la reparación de sistemas de propulsión o equipamiento de cubierta. Según los datos estadísticos que lleva el departamento de Recursos Naturales de las islas, las capturas de calamar Loligo alcanzaron las 95.620 toneladas este año, lo que sitúa la cifra en la segunda mejor de la historia, tras las 98.409 de 1995”.
Claro está que el conflicto entre Argentina y Gran Bretaña no es parte de la operatoria española, que acepta, casi sin escrúpulos, los permisos de pesca que otorga un gobierno constituido en forma ilegal. Mismo país al que la Argentina le brinda distintas herramientas, no solo en el sector pesquero, sino en diversos ámbitos recibiendo como respuesta la situación que aquí planteamos.
Las cifras que alcanza el calamar loligo ya sea congelado, fresco o en conserva son exorbitantes por donde se lo mire y es uno de los motores impulsores que más tracciona a la ciudad española de Vigo, principal puerto de asiento de la flota potera.
Como ocurre en muchas ocasiones, los números puede ser la respuesta a diversas preguntas o cuestiones. A veces la respuesta a esas preguntas son retóricas. ¿Números? Números: la actividad que se desarrolla en torno al calamar loligo que se pesca en la zona de Malvinas dan trabajo a 33.000 personas.
¿Números? Más números: una vez que finalicen las actividades referidas al calamar en este 2021, dejarán una cifra cercana a los 2.500 millones de euros.
Números que se reparten entre un sector no muy amplio, porque son apenas 200 empresas las involucradas en el tema en España, aunque, se sabe, tienen sus socios comerciales en Argentina o bien donde participan grupos empresarios con vinculaciones con nuestro país. Lo mismo ocurre con el ILLEX, el calamar que poteros de flotas con banderas de China, Taiwán y Corea del Sur que operan sobre la milla 201 cuyo puerto logístico que le permite su operatoria a 10.000 millas náuticas de su puerto base, es nada menos que Montevideo, Uruguay. No está de más que cada país apueste a generar dinero, pero a veces, como este caso, con países cuyos barcos son de esa bandera, que siquiera han subscripto el convenio C-188 de Naciones Unidas, que trata sobre la legislación del derecho del trabajador en buques pesqueros, indirectamente por su violación incurren en pesca ilegal, sin el control de derechos humanos a bordo, esclavitud, indocumentación y practicas que no son de este siglo XXI.
En ocasiones, se le ha preguntado al «encantador de serpientes», Javier Garat titular de la Confederación Española de Pesca, (uno de los mayores lobbystas de la pesca mundial ¿Cómo compatibiliza el repudio hacia la pesca ilegal, con la pesca offshore en el Atlántico Sur, en aguas aledañas a Islas Malvinas, al menos desde 1989, cuando la propia ONU en la Resolución 31/49 instó al Reino Unido De Gran Bretaña e Irlanda del Norte, (a posteriori Reino Unido) a NO INNOVAR respecto a la situación imperante en el área?
«Los españoles no pescan ilegalmente en Malvinas»; desconociendo lo que la Unión Europea entiende como PESCA NO DECLARADA Y NO REGLAMENTADA, ya que bastaría que esos buques españoles, SIN PERMISO DE PESCA DE ARGENTINA y por consiguiente SIN CUOTA DE NINGUNA ESPECIE, lo hacen a diario, incluso pagando frondosos cánones por las licencias de extracción del Gobierno ilegal de las Falkland Islands (FIG), además de vulnerar las enmiendas posteriores a la RES ONU 31/49.
Aun en los envases del producto terminado, poniendo «Hecho en España» habida cuenta que los buques pesqueros gozan de esa bandera.
Es decir, la flota arrastrera española que opera en Aguas adyacentes a las Islas Malvinas, no solamente practica pesca ilegal, sino que no tienen autorización para hacerlo, como tampoco consentimiento de la ONU (ver RESOLUCION) ni de la Unión Europea, mucho menos de Argentina y descargan en Vigo; y además gozan de trazabilidad bajo bandera española; o sea todo un despropósito e irregularidad encubierta por el lobby pesquero español, ante los ojos de una Cancillería, que desde hace muchos años no plantea en forma seria estos diferendos.
No está mal que cada grupo empresario apueste a lo que más le conviene, en definitiva de eso se trata la actividad comercial sobre todo a grandes volúmenes. Lo que sí está mal es que se avasallen los derechos de un país por parte de otros, que en definitiva “¿son amigos?”.