Categoría: Editorial

Se advierte que la crisis del sector pesquero argentino refleja una fractura profunda: se ha roto el pacto social entre trabajadores, empresas y Estado. Ya no hay diálogo ni reconocimiento mutuo, y el conflicto, más allá de lo económico, se volvió simbólico y político. Si no se restablece un marco de respeto y mediación legítima, no solo peligra la pesca, sino la capacidad del país de sostener un modelo productivo común.

La pesca argentina enfrenta un desafío más complejo que una crisis de precios: una tormenta perfecta de costos internos, pérdida de competitividad, cambios de consumo global y tensiones comerciales internacionales. No es un problema de rentabilidad aislado, sino una reconfiguración del modelo productivo en un mundo que ya no premia lo mismo. Adaptarse es la única salida: más eficiencia, menos subsidios y una nueva mentalidad empresarial.

La excelencia empresarial no es fruto del azar, sino del esfuerzo constante, la visión estratégica y el dominio de la virtud en cada decisión. En un mercado donde la calidad y la ética marcan la diferencia, la verdadera competencia no premia la especulación, sino el talento, el trabajo y la historia austera de la administración de los recursos empresarios. Llegan los primeros cheques rechazados.

El sector pesquero enfrenta una transformación obligada por un cambio de modelo económico que desafía sus prácticas históricas. La clave de la supervivencia radica en la optimización de costos y la adaptación operativa, lejos de las esperanzas de soluciones gubernamentales o expectativas externas. Enfrentando la crisis de rentabilidad, las empresas deben apostar por la eficiencia, o corren el riesgo de desaparecer.

La transición del sector pesquero argentino, desde un modelo inflacionario dependiente del Estado hacia uno más restrictivo y meritocrático, está exponiendo ineficiencias estructurales. La adaptación, la innovación y la competencia se presentan como desafíos urgentes para garantizar un futuro sustentable y competitivo en la industria.Llega la hora de la verdad: empresarios sin mar, sin viento y sin rumbo.

La economía pesquera argentina enfrenta un punto de inflexión inevitable. El ajuste, por doloroso que sea, se presenta como una ley natural que exige eficiencia, sustentabilidad y adaptación. Los sectores que no logren evolucionar hacia un modelo de gestión más racional y equilibrado quedarán atrapados en los ciclos inexorables del mercado y la naturaleza.

Argentina enfrenta una transformación económica que exige sacrificio y responsabilidad colectiva. Con tensiones entre modelos económicos, sectores productivos y el Estado, el país busca un equilibrio que permita sustentabilidad, sostenibilidad, equidad y competitividad global. ¿Es posible un consenso para superar décadas de desigualdad y frustración o el camino inevitable es la discordia social?.

En este 24 de diciembre, alzamos nuestras copas en honor a Alejandro Di Iorio, fundador de PESCARE, quien nos dejó hace cuatro años, pero cuyo legado sigue guiando nuestra labor. Recordamos su visión, su pasión y la huella imborrable que dejó en la industria pesquera y naval. A través de su creación, su espíritu sigue vivo entre nosotros, iluminando nuestro camino hacia el futuro.

El 2025 presenta un escenario económico global marcado por un crecimiento moderado y tensiones comerciales, mientras Argentina enfrenta retos como la apreciación del peso, la competitividad limitada y el impacto de políticas proteccionistas. Sectores clave como el energético y agroindustrial emergen como oportunidades en un contexto de incertidumbre.

La modificación del REGINAVE y el debate sobre la trazabilidad pesquera en el Senado exponen las debilidades estructurales y la falta de liderazgo y conducción en la pesca marplatense. ¿Son estos cambios reales avances o más trabas para un sector que necesita agilidad y visión estratégica para lograr la eficiencia que el mercado mundial demanda?.

La reunión entre Javier Milei y Emmanuel Macron pone en debate el futuro del TLC entre la Unión Europea y el Mercosur, destacando los desafíos para Argentina en sectores clave como la agricultura y la ganadería, y la posibilidad de incluir al sector pesquero en futuras negociaciones. Mientras Francia refuerza su proteccionismo agrícola, Argentina enfrenta la necesidad de redefinir estrategias comerciales en un escenario global cambiante.

Exploramos el cambio hacia una economía argentina basada en el esfuerzo real y la profesionalización. Un análisis sobre el «modelo Milei» y la revalorización del trabajo en sectores clave como la pesca y más.Argentina atraviesa un cambio estructural profundo con el ‘modelo Milei’. Este paradigma impulsa la eficiencia y un enfoque genuino hacia el trabajo, dejando atrás el clientelismo y buscando una base económica sólida.

La economía prueba que, librados los endeudamientos al orden natural, los ajustes se dan por emisión, mas impuestos y/o endeudamiento. Como ninguno de estas tres variantes son de posible acceso. El sector privado; es la variable de ajuste.

Nuevo embate, sin sentido, dañino, pernicioso, falaz y malintencionado. No es bueno en estos niveles de funcionarios, el grado de desconocimiento manifestado en cada intervención hacia este pujante sector productivo generador de divisas, mano de obra y tributos para el erario público.

Los recurrentes desequilibrios macroeconómicos argentinos complican la actividad pesquera en momentos complejos de la demanda internacional de bienes y servicios. Mientras tanto, urge un modelo que presiona y exige una mayor recaudación y esfuerzo por parte del sector primario extractivo por la renovación de las cuotas de capturas y un mayor ajuste en los Derechos Únicos de Extracción.

Arribar a buen puerto haciendo más de lo mismo sería inconducente y mágico. Necesidades y oportunidades que Argentina desperdicia. Un modelo involutivo con destino final incierto. Nada ha cambiado bajo el horizonte argentino, estaba previsto.