Ante el conflicto persistente en el puerto de Rawson, que amenaza con interrumpir la temporada de pesca, surge un llamado urgente a la intervención del Estado para abordar la complejidad de la situación. El sector argumenta que las tensiones entre sindicatos y empresarios no se limitan a los salarios, sino que responden a factores económicos más amplios, como el impacto del impuesto a las ganancias , el desfavorable contexto cambiario, y la falta de demanda y precios en el circuito internacional. Estas variables han erosionado el poder adquisitivo de los trabajadores y reducido la rentabilidad del sector.
Mediante este impulso por encontrar una vía de solución, el sector pesquero, históricamente afectado por la inestabilidad económica y fiscal en Argentina, enfrenta un escenario cada vez más complejo. A pesar de su relevancia como generador de ingresos para el desarrollo social de las comunicades que de la pesca dependen, los representantes del sector critican la falta de atención gubernamental a sus problemáticas. Conocida la negativa por parte del sector gremial, armadores nucleados bajo el paraguas de la cámara de la flota amarilla han comenzado a. justificar la situación, adelantando que que el reciente retroceso en el impuesto a las ganancias ha provocado que los trabajadores adopten posturas inflexibles en las negociaciones paritarias, buscando proteger su economía frente a decisiones estatales percibidas como perjudiciales.
Además, el atraso cambiario afecta gravemente a este sector exportador, limitando su competitividad y aumentando la presión sobre las partes en conflicto. Ante esta situación, se plantea la necesidad de que el Estado actúe como mediador, ofreciendo una solución que equilibre los intereses de todas las partes y garantice la sostenibilidad de la industria pesquera en una grave postura por encontrar la solución al conflicto entre privados, oficiando, impulsando y requiriendo que sea el Estado provincial quien laude en una situación por demás compleja que, en la medida que se acerca a mediados de octubre, -fecha histórica a la prospección de langostino que permite el conocimiento del estado de la especie apta o no para pescar- el desconcierto toma forma.
En resumen, la histórica Cámara que en otras oportunidades gerencio la riqueza generada por demandas internacionales con excelentes precios que nada tenían que ver con su intervención y administración, hoy asediada ante un irresuelto dilema muy mal considerado; insta al Estado a participar activamente en las negociaciones, para que aporte su capacidad mediadora y cediendo en posturas que permitan resolver el conflicto. Según participantes de la misma, solo con esta intervención se podrá evitar un impacto negativo en la industria, en los empleos y en la economía regional; transfiriéndose las responsabilidad y no asumiéndose los errores de una pésima visión del negocio exactamente un año atrás. Negocio que mediante un acuerdo impensado, ligero y que gozada de la imprevisión de un modelo como el actual, transfirió las utilidades, que ni siquiera se quieren pagar, a los trabajadores; provocando la fuerte inestabilidad de todo el sector.
Ahora intentan mayor intervención del gobierno para buscar soluciones. Todos son liberales, pero cuando las papas queman, la puerta del Estado termina siendo la más golpeada; en un claro apoyo a ese dicho popular que dice «la necesidad tiene cara de hereje«.