Haciendo un alto en sus tareas, nos recibe con su indumentaria de trabajo. Con sus 34 años de edad tiene diversas responsabilidades en un astillero que crece y que va buscando espacio e innovaciones en tecnologÃa.
Leandro Goñi es marplatense, Ingeniero Naval, docente de la UTN Regional Mar del Plata –de donde es egresado- y sigue un legado familiar, no por imposición, sino por decisión propia.
Su carta de presentación es ser el hijo de Felisa Contessi y de Jorge Goñi, sabe que su abuelo Federico es un emblema de la industria naval y en varios momentos de la charla lo menciona, sabiendo que en él están depositados diversos aspectos técnicos del astillero naval que fundó su abuelo.
Nos cuenta que se crió prácticamente en el astillero y que de pequeño le encantaba ir a las botaduras. Hoy concurre a las mismas pero en carácter de protagonista y observador de la obra terminada junto a un importante equipo de trabajo.

Parece una obviedad que hayas seguido este camino, pero tal vez podrÃas haber optado por otras carreras.
Siempre quise seguir ingenierÃa, no tenÃa muy claro que tipo de ingenierÃa y después de estar un año en Buenos Aires, volvà y comenzó en la UTN Regional Mar del Plata.
Me recibà en el 2017. Fui haciendo la carrera en paralelo con el trabajo. Empecé a trabajar en el taller con Federico, esa era su condición. TenÃa 19 años. Él querÃa enseñarme sus experiencias, sabÃa que no iba a ser fácil. Eran muchos años de experiencia que trataba de transmitirme.
SonrÃe por su frase “sabÃa que no iba a ser fácilâ€, seguramente recordando varias situaciones risueñas.
¿Con que tareas comenzaste en el taller?
Empecé con los pantógrafos de corte. Se habÃa comprado uno nuevo en el año 2002, cuando el astillero habÃa hecho una inversión fuerte en tecnologÃa, se adquirió un router de madera para hacer los modelos y además un escáner láser que permitÃa tomar el relieve de los modelos. Entonces Federico con sus manos le daba forma al casco y a partir de un modelo base lo trabajaba en madera, en poliuretano o masilla le iba dando forma.
No te resultó extraño entrar al astillero, como un nuevo lugar para trabajar.
Igual yo venÃa de “otro paloâ€, habÃa estudiado bachiller en el Colegio Trinity, no venÃa de escuela técnica. Fue empezar a introducirme en otro ámbito, a empezar a utilizar las máquinas, los procesos. Acá en el astillero seguimos manteniendo una forma muy tradicional de trabajo como era cuando yo ingresé, antes tal vez con más fuerza. Se busca la impronta artesanal que siempre tuvo el astillero.
¿“Jugó†a favor o en contra el ser el nieto de Federico Contessi?
Un poco y un poco. Federico es una persona muy exigente con todos y no lo iba a dejar de ser con su nieto. Iba a ser más exigente todavÃa porque depositaba más confianza y querÃa más resultados.
De todos modos yo estaba muy convencido de lo que querÃa. Se lo dejé muy claro también a él, yo no querÃa aprender solamente desde su experiencia y la pasión y por eso querÃa recibirme, sin dudas que hay cosas familiares que siguen. El amor por el trabajo, el esfuerzo, la responsabilidad. Considero que también tengo esas caracterÃsticas.
Leandro Goñi hoy es parte del Directorio del astillero y es el responsable de la Oficina Técnica.
¿Qué sensación te genera el colocar una nueva quilla? Algo que tal vez está naturalizado en el trabajo que aquà hacen ¿o cuando se bota un nuevo barco?
Siempre me emociona, siempre me produce mucha satisfacción, mucha alegrÃa el terminar el objetivo. Unos dÃas antes, unas semanas antes, al margen de la vorágine, cuando estamos con las preparaciones las terminaciones, uno se va poniendo ansioso y sintiendo una adrenalina única que es la emoción, de llegar al objetivo de entregar el barco en tiempo y forma como a nosotros nos gusta, de ver la satisfacción de las familias que invirtieron en ello. Siempre es distinto, es nuevo.
Tal vez la caracterÃstica distintiva es que algunos barcos son encargados por empresas, pero otros, si bien tienen conformada su empresa, son familias de trabajo, sobre todo del puerto donde nos conocemos prácticamente todos.
Asà es, son familias como la mÃa. Los veo como lo que son, familias de trabajadores, de inmigrantes muchos de ellos, con hijos que continuaron el legado del padre, algunos vienen con sus nietos ya trabajando en la empresa.
Hay un común denominador y es muy fuere en el Puerto de Mar del Plata. Por eso lo vivo de una manera muy linda. A veces tenemos empresas que son del sur o que tienen otra fisonomÃa y no tenemos tanto contacto y pareciera más “frÃo†el contacto, pero no deja de emocionarme de igual modo en lo personal por la culminación del objetivo.
Si bien sos muy joven ya has podido participar en el proceso de construcción de varios barcos ¿en cuántos de ellos has participado?
Cuando entré estábamos por la obra 104, calculá que el sábado pasado empezamos a cortar el 149. Recuerdo que ayudé a colocar la cubierta de madera. Yo trabaja medio dÃa en el comienzo. Era una embarcación bastante similar en lo que se refiere al prototipo de los de simples cubiertas de los barcos más chicos.
Ya estaba bastante avanzado cuando yo comencé porque ese se botó en marzo del 2007 y yo habÃa ingresado en diciembre del año anterior.
¿Qué te sucedió cuando se botó la obra 104, el “Siempre Don Vicente†de Di Bona y Buono?
Fue distinto, yo sentÃa que habÃa aportado un granito pero querÃa más. No me sentÃa 100% conforme con eso porque habÃa sido poco. Cuando empecé ya estaba bastante avanzado. Anhelaba poder darle algo más. Es una exigencia que me caracteriza pero no lo podÃa evitar.
De las más de 40 embarcaciones en las participaste ya más activamente en el proceso de construcción, ¿cuál fue la que más se te “metió en la sangre?
Sin dudas que el “Federico Câ€. Eso fue un quiebre personal muy grande tanto a nivel personal como laboral. Haber hecho el barco más grande que hizo el astillero, lleva el nombre de mi abuelo, era un diseño totalmente nuevo.
Para nosotros significó un desafÃo técnico muy importante por lo que representaba y por el corazón, el nombre del barco, todos los que tuvimos la oportunidad de trabajar con Federico, era un desafÃo con un plus especial. Eso fue sumamente emocionante. Ese fue el barco que más marcó como le pasó a muchos de los que hoy están acá.
Yendo un poco más a lo técnico, ¿que nos podés contar con respecto a aspectos técnicos de ese barco en particular? ¿Quién ideó esa embarcación?
En ese momento en la Oficina Técnica era un poco más chica. El proyecto fue mÃo en conjunto con el Ingeniero Coronel y el resto de la oficina técnica. Ese proyecto arrancó a fines de 2017, cuando mandamos a ensayar el modelo a la Universidad de Buenos Aires. El modelo ya tenÃa que ser más grande. Fue todo un desafÃo porque el tamaño a escala ya no entraba en la máquina que te contaba al principio, tuvimos que hacerlo facetado en partes, porque era un modelo de 2,20 m de largo.
Federico me habÃa enseñado a trabajar con esto, yo lo miraba, aprendÃa, manejaba la máquina que hacÃa el corte y después la máquina de escaneo, pasaba el modelo en papel. Ese fue el primero que hice solo, de ese estilo, fue el primero y el último que hizo asà el astillero, donde lo cortamos en el router, hicimos un modelo y lo mandamos a ensayar.
Fueron muchas cosas que representaba ese barco desde el vamos. Desde el diseño hasta la culminación de la obra. Ese fue el que más me marcó.
Hoy la oficina técnica que conduce el Ingeniero Goñi tiene además al Ingeniero Naval Mariano Gil Ianuzzi de 34 años, quienes han sido compañeros en la UTN, más dos estudiantes de ingenierÃa naval que están completando sus estudios, un diseñador, un dibujante naval y un técnico.
Recuerdo que para ese proyecto nos juntamos con socios de la empresa armadora que en este caso era el Grupo Veraz, con capitanes, con maquinistas, con los armadores que nos iban pasando su experiencia y ciertas cuestiones a tener en cuenta. Nos juntamos con quien es hoy el capitán, “el Chino Lópezâ€, sacamos muchas cosas, aprendimos un montón, un proceso de aprendizaje para nosotros. El astillero no hizo muchos congeladores, históricamente se hicieron fresqueros.
Es un barco con paso variable, una tecnologÃa en la que no habÃa trabajado mucho el astillero y que importamos de Alemania, un barco semejante puede ser el “Centauro†que ahora está en varadero y que botó en el año ’95 y habÃa pasado bastante tiempo de eso.
Cambiamos muchas cosas, los interiores, compramos todo lo que es panelerÃa autoportante en España. Todo lo que es interior, divisiones de camarote, los pasillos, todo autoportante. Fue la primera obra que se hizo asà por lo menos en este astillero. Pasamos de la parte artesanal a trabajar con melaninas, fenólicos, con estructuras de fórmica. Todo ignÃfugo y moderno.
Se le incorporaron guinches eléctricos, que era un poco lo que se veÃa “afueraâ€. El armador tomó la decisión de adquirir el motor, más allá de las prestaciones, poder estandarizarlo de repuestos. Logramos un diseño dinámico, el barco crece desde la quilla hacia arriba y en el medio hay muchos cambios, ajustes, detalles de ingenierÃa que se va desarrollando en paralelo con la construcción.
Queda evidenciado que el que más te ha gustado es el “Federico Câ€, fuera de esta embarcación ¿cuál otra podrÃas destacar?
Sinceramente a mà me gustan todos los barcos, estoy muy conforme con el prototipo del 27-AC que es el de los Huafeng, me gusta mucho el diseño, las lÃneas del barco.
Algunos tienen pequeñas diferencias como la timonera del barco, escotillas, máquina de pesca. Me gusta ese modelo. Lo veo armonioso.
¿Hoy en dÃa con cuantos barcos están trabajando?
En este momento tenemos cuatro en grada y empezamos a cortar el quinto. Estamos terminando en muelle, haciendo pruebas y el alistamiento final de los últimos “Huafengâ€, de hecho el sábado hicimos la prueba de estabilidad. Estamos en la etapa final de muelle, serÃan dos barcos más.

¿Qué te desvela más el dÃa a dÃa del astillero o el futuro del mismo?
Pienso todos los dÃas en como poder crecer, potenciarnos, tenemos algunos proyectos lindos, desafÃos grandes como para ampliarnos, para crecer. No es fácil.
¿Cuáles serÃan algunos de esos proyectos?
Ahora estamos trabajando para tratar de conseguir más espacio, sobre todo porque tenemos muchos pedidos y necesitamos espacio fÃsico en este momento. Me tocó también ser parte de la ampliación del astillero en estos dos últimos años. Hemos crecido un 35% en espacio cubierto, pero asà y todo nos es insuficiente.
A nosotros nos gusta poder trabajar bajo techo, resguardados de la lluvia, el viento y tener ese espacio serÃa fundamental. También estamos trabajando en una salida más al mar, en otro varadero que nos pueda permitir hacer barcos más grandes, cuando hicimos el “Federico C†estábamos limitados también por eso, ya sea por el calado de botadura, en la altura de la embarcación para salir a varadero, por el desplazamiento en sÃ.
La vocación también pasa por poder transmitir los conocimientos que lleva adquiridos “en campo†en estos 15 años y eso ha llevado al joven ingeniero a ser docente en la UTN Regional Mar del Plata en la cátedra de Proyecto Final.
Pienso mucho como era yo en esa época de estudiante y se me viene a la mente todo el tiempo que pasó y todo lo que aprendÃ. Muchas cosas comparadas cuando empecé que era estudiante y a la vez trabajaba.
¿Qué cosas han cambiado desde que egresaste a estos tiempos aunque no hayan transcurrido tantos años?
La ampliación, las polÃticas que han cambiado para la renovación de la flota. Cuando yo empecé botábamos dos barcos al año y era barcos chicos que eran hasta sin dueño, es decir, en stock para encontrar después un dueño y ahora tenemos pedidos que sobrepasan el año 2025.
Otro cambio fundamental es el plantel del astillero. En esa época tenÃamos 30 personas y con administración no superábamos las 45 y lo duplicamos. Todo eso hace que tengamos instalaciones más preparadas, se adquirieron más máquinas, estamos realizando capacitaciones en un segundo curso interno de soldadura para formar soldadores nuestros.
Renovamos vestuarios, comedores, instalaciones en general para que la gente esté más cómoda.
A través del PRODEPRO adquirimos nuevas máquinas. En los últimos cinco años venimos haciendo inversiones, un pantógrafo nuevo por ejemplo. En el año 2006 tenÃamos uno solo que le hicimos una reconversión, una máquina para aspiración de humo de los pantógrafos, una plegadora electrónica, tornos CNC, los puentes grúa que también fue un salto grande, eso nos da más capacidad.
Por ejemplo cuando tenÃamos que levantar el motor del “Federico C†tuvimos que traer una grúa porque por el peso propio del motor el puente soportaba 10 tn y el motor pesaba 12.
La cabeza empuja a la sangre, las ideas y los proyectos. Los conocimientos abundan y pasan por los temas que hoy se hablan en el mundo de la industria naval como las propulsiones, la emisión de gases o el tipo de consumo, sin dejar de lado las propulsiones en popa y en proa que ya se está desarrollando en el mundo. Son todos temas que el Ingeniero Goñi conoce y explica con claridad, pero es hora de que vuelva a tomar su casco y bajar al taller, la tarea sigue, fiel a su legado familiar.
FotografÃa MartÃn Garay






