Dos monoboyas de la empresa alemana Oiltanking, estructuras vitales para la carga y almacenamiento de petróleo crudo, sucumbieron ante desperfectos técnicos entre finales de diciembre y mediados de enero. El escenario fue la ría de Bahía Blanca, un ecosistema de incalculable valor natural.
La firma, que a nivel regional tiene sede en Arroyo Pareja, explicó en un comunicado que el «27 de diciembre de 2023 a las 15:45 hs. se activó el Plan de Contingencias para Derrames de Hidrocarburos en el Agua (PLANACON) mediante aviso a Prefectura Naval Argentina (PNA), Distrito Bahía Blanca. Esto ocurrió luego de que, tal como se informara a PNA, durante el amarre del Buque Tanque Cabo Sounión y este sin haber iniciado operaciones (el buque no tenía sus mangueras de bombeo conectadas), se detectara una oleosidad. Esto motivó la suspensión del amarre, previo barrido de la línea marítima y posterior inspección de las instalaciones«.
Una monoboya es una estructura autoflotante que permite amarrar un buque tanque y al mismo tiempo entregar o recibir, a través de ella, cualquier tipo de hidrocarburo, permiten la atención de grandes buques con grandes calados, ya que pueden ser instaladas en cualquier profundidad, siendo su conexión a tierra a través de un oleoducto submarino.
La monoboya o “Single Point Mooring” (punto sencillo de amarre) permite al buque amarrado a ella girar libremente alrededor de su estructura, ubicándose en la misma dirección del viento y la corriente marina, de tal forma que el buque amarrado a la SPM ofrece la menor resistencia a las fuerzas de las olas, corrientes y vientos
Las consecuencias no se hicieron esperar, un manto de crudo se extendió por la superficie del agua, contaminando 40 hectáreas de un ecosistema único y vital para miles de aves migratorias.
Personal especializado en este tipo de desastres, manifestó que más allá del impacto ambiental, la negligencia de la empresa alemana agravó la situación. Según Pablo Petracci, director de la Estación de Rescate de Fauna Marina de Bahía Blanca (ERFAM), Oiltanking no activó los protocolos de emergencia a tiempo, demorando más de 24 horas en dar aviso a las autoridades.
El estuario de Bahía Blanca es un enclave vital para la supervivencia de miles de aves migratorias. La mancha de petróleo contaminó la vegetación acuática, alterando el equilibrio natural del ecosistema y poniendo en riesgo a las especies que lo habitan.
Los municipios de Bahía Blanca y Coronel Rosales, junto a diversos fiscales federales, presentaron denuncias penales contra Oiltanking. La empresa fue clausurada y multada, pero el daño ambiental ya está hecho.
La limpieza del área afectada es compleja y costosa. Se estima que llevará tiempo y recursos restaurar el ecosistema a su estado original. Una empresa privada, bajo la supervisión del Ministerio de Ambiente provincial, se encarga de la limpieza en un proceso que involucra a varias personas en lanchas que cortan la vegetación afectada con motoguadañas en la región lindera a las orillas del lugar afectado. Hasta el momento, se ha limpiado 10 hectáreas de las 40 afectadas. El procedimiento es engorroso, debido a las características del lugar, removiendo la vegetación de raíz para minimizar el impacto ambiental.
La mayoría de la vegetación es acuática actuando como barrera natural, conteniendo la expansión del petróleo. Los restos de la poda se someten a tratamiento y se eliminan como sustancias peligrosas.
Más allá del incidente, en un hecho lamentable dentro de una empresa con suma responsabilidad y compromiso con los entornos naturales, el derrame de petróleo en Bahía Blanca es un llamado a la acción. Es necesario revisar los protocolos de seguridad, invertir en tecnología de última generación y concienciar a las empresas sobre la importancia de proteger el medio ambiente mitigando todo efecto contraproducente que pueda afectar el equilibrio ecosistémico del entorno natural sobre flora y fauna silvestre.