Con la experiencia de crecer junto a su padre, Don Federico Contessi, comandando uno de los astilleros más importantes de la industria naval argentina, Domingo Contessi muestra orgulloso el camino que están recorriendo a través de la empresa que preside, en un muy buen momento que está atravesando el sector, no sin dejar de mostrar su preocupación por algunas inconstancias económicas del país.
Nos recibió y dialogamos “custodiados” por una figura del “Ave Fénix”, símbolo que se puede resurgir de las cenizas, como lo tuvo que hacer el astillero y su gente, luego del voraz incendio sufrido en 1974 que destruyó totalmente las instalaciones.
¿Hoy es uno de los mejores momentos que está atravesando la industria naval?
Es un momento muy interesante y una gran responsabilidad. Estamos contentos de tener trabajo, venimos de una industria que durante décadas padecimos la falta de trabajo, hoy tener trabajo asegurado es una alegría, una satisfacción, levantarse cada día y tener los desafíos de la producción u otros económicos, pero no el dolor de no saber que darle a la gente cada mañana para hacer.
Por otro lado es una gran responsabilidad y como tal agrega problemas, complejidades que hay que atender. Han sido estos últimos meses muy atareados. También genera una preocupación todo el contexto de inestabilidad, de dificultades macroeconómicas que atraviesa el país, porque nuestro negocio es de largo plazo que nos exige planificar y tener una estabilidad en el largo plazo, entonces cuando hay tantas convulsiones económicas, nos preocupa porque está siempre el viejo refrán que dice “se fundió trabajando”.
¿La industria naval se “acostumbró” a la fluctuación sin lograr un amesetamiento?
Cuando uno contrata a tan largo plazo esa fluctuación es dramática. Uno se puede adaptar a las fluctuaciones cuando no tiene trabajo y cada contratación es una negociación nueva, es una hoja en blanco, pero cuando uno toma compromisos por largo tiempo, las fluctuaciones son problema de uno, te generan un stress adicional.
La demanda de trabajo que hoy tienen, ¿era esperada? ¿planificada?
Se alinearon varios planetas y creo que es el fruto de mucho trabajo que se hizo desde el sector público y privado. También es el fruto del colectivo que hizo “Ni un hundimiento más”.
Lamentablemente en la Argentina, muchas veces, las cosas se manejan a tracción a tragedia y quizá el disparador inicial, fueron esas tragedias también, que nos hizo ver, que hizo ver a las autoridades en su momento, que teníamos un problema con el envejecimiento de la flota.
Nosotros lo veíamos hace muchísimos años y antes de que sucedieran esas cosas ya estábamos bregando y tratando de conseguir herramientas, no solo que incentivaran la renovación de la flota, sino que no la obstaculizara.
El problema que teníamos era que cuando un armador llegaba al fin de la vida útil de su barco, ya sentía que económicamente no le era rentable y se decía a invertir para reemplazarlo, encontraba tantos obstáculos, prefería repararlo.
¿Qué tipo de obstáculos?
Si tenía un permiso irrestricto se lo cuotificaban, no le permitían hacer ni un poquito más grande de lo que el barco era… todo eso desalentaba la inversión y en un país que falta inversión y en una actividad donde teníamos una flota muy envejecida o que seguía envejeciendo cada vez más, eso era un contrasentido.
Las tragedias del Rigel y del Repunte, hicieron visualizar esa situación de tener una flota con una antigüedad promedio de 40 años. A partir de ahí se comenzó a trabajar.
El plan de renovación de la flota y lo que fue el DNU 145 no estaba completo y en ese sentido fue fundamental la decisión que tomó el actual Gobierno de frenar la importación de barcos usados.
Incluso aún con las herramientas que se trabajaron en el seno del CFP y de las distintas cámaras armatoriales y navieras, si no se hubiera tomado la decisión política de frenar la importación de barcos usados, estoy totalmente seguro que la industria naval no hubiese tenido esta incipiente reactivación que estamos teniendo.
Mencionó al Estado en este crecimiento. Años atrás Don Federico Contessi, sobre todo en cada botadura, le ha reclamado a viva voz y en forma pública que lo acompañaran desde el Estado justamente, y hoy de algún modo está llegando el apoyo.
Lo que veíamos era que se estaba dilapidando el trabajo argentino, regalándose a los extranjeros y no podíamos creer que fuera así.
Con un caladero como el que tenemos, no aprovechar toda la cadena de valor de la industria pesquera y naval era realmente un contrasentido.
Si nosotros pensamos que solamente el caladero argentino tiene que generar exportaciones pesqueras, entonces podríamos chartear barcos del extranjero, ni siquiera tendríamos que tener empresas pesqueras.
Podríamos dejar que vengan los extranjeros, que exporten y listo. El concepto es que esto tiene que genera trabajo a todos los argentinos, dentro de la industria pesquera, de la industria naval, de las fábricas de redes. Saber aprovechar este trabajo era importante.
Había un mercado potencial enorme pero lo estábamos desaprovechando.
Hoy lo estamos empezando a poner en marcha. No va a ser un proceso inmediato, son procesos que llevan su tiempo y nuestro objetivo es que toda la industria naval se reactive y no dos o tres o cuatro astilleros.
¿Hablamos solo de la pesca?
Obviamente que no va a ser el único motor la pesca, hay otras actividades, pero si esta misma lógica que se aplicó en la industria pesquera de promover la renovación o de promover una flota que no tenga una antigüedad tan elevada, limitar la importación de artefactos navales usados y lo que próximamente esperemos que se anuncie que son líneas de crédito, si se da esa conjunción de cosas, no solo va a ser la industria pesquera la que va a traccionar a la industria naval sino también el sector de transporte, la industria de la defensa, la industria del dragado y el balizamiento, hay varios sectores que le pueden dar actividad a todos los astilleros del país.
En la celebración del día de la Industria Naval estaban todas las partes. Representantes de los trabajadores, de los empresarios y también estaba el Estado. ¿Es esa una señal?
Hemos trabajado muy bien con las autoridades de la Subsecretaría de Pesca, para nosotros ha sido un gran honor que estuviesen participando de la celebración y también con las autoridades de la Secretaría de Industria y el Ministerio de la Producción.
La industria naval integró distintos programas en estos últimos tiempos como fue el PRODEPRO, que sirvió para equipar de maquinarias y tecnología a varios astilleros y hoy está sirviendo nuevamente la segunda edición. También fuimos designados sector estratégico, conformamos una mesa sectorial, además de la mesa del Consejo de la Industria Naval, en el marco de la ley de Industria Naval.
Con la Subsecretaría de Pesca hemos tenido un contacto permanente. Los funcionarios han visitado las instalaciones de los astilleros. El Secretario de la Industria Ariel Schale y la Subsecretaria Julieta Loustau, no solo vinieron a Mar del Plata, sino que también visitaron astilleros del Tigre, del Río Paraná.
Ha habido una apuesta al sector y creo que desde el sector hemos respondido correctamente, porque hemos respondido con inversiones. Los tres astilleros de Mar del Plata hemos hecho importantes inversiones en estos últimos años y tenemos proyectadas aún más.
Se están construyendo buques pesqueros en astilleros que históricamente nunca lo habían hecho como el astillero de Tigre o de la ribera del Paraná. Creemos haber estado a la altura de las circunstancias.
¿Los tres astilleros más importantes de Mar del Plata, no son competidores?
Tenemos que ser competidores, es una buena palabra que seamos competidores. Lo que no tenemos que dejar de hacer es colaborar entre nosotros. Tenemos que colaborar sectorialmente para hacer crecer a nuestro sector, pero tenemos que competir como empresas independientes que somos.
En definitiva redunda para beneficioso del sector pesquero. La competencia hace que el armador pesquero tenga mejores ofertas para construcción, para reparación, que bajen los precios. La competencia es siempre buena.
De fondo suenan las amoladoras, los golpes sobre las chapas y los vidrios de donde realizamos la entrevista reflejan la luz de las soldadoras. Años atrás “la música” de fondo era distinta.
¿Cuánta gente hacen el trabajo que estamos viendo y escuchando por cierto?
Si venías hace dos años atrás éramos solamente 47 personas directas. Hoy somos más de 95 y seguramente vamos a terminar el año entre los 100 y la apuesta es llegar al año 2022 con 120 personas.
Esto es toda una definición de nuestra empresa de cómo queremos crecer a pesar de que el Estado no da muchas facilidades en la contratación del personal, porque todas las trabas que existen en la legislación laboral, no alientan en la contratación de personal y es mucho más fácil cubrir estos baches de crecimiento con tercerización. Nosotros apostamos a no tercerizar lo que son los trabajos esenciales del astillero, porque apostamos al largo plazo, apostamos a la formación del personal, a crear fuentes de trabajo que perduren en el tiempo.
No me sentiría cómodo dejando que cosas tan delicadas como la soldadura de un casco la haga una persona que no sea de mi equipo de trabajo. Preferimos formar soldadores, formar caldereros, formar técnicos desde “cero”.
Nos va a tomar más tiempo. Cuando tuvimos más demanda tendríamos que haber tomado cincuenta personas juntas. Fuimos tomando mes a mes de a dos personas, de a tres.
Ese proceso sigue permanentemente. Esa es nuestra filosofía y nuestra forma de trabajar.
¿Cómo Presidente del Grupo Veraz, como ve las temporadas que han finalizado o las que están próximas a terminar?
Si bien yo no estoy tan involucrado en el tema pesquero, obviamente tengo conocimiento que por ejemplo la temporada de calamar que es una especie con la cual no participamos ni tampoco atendemos a los barcos que van a esa especie.
Sí como industria naval nos encantaría que la industria naval argentina tenga la oportunidad de hacer un barco potero, ojalá que esto se de pronto.
¿Están dadas las condiciones para poder hacerlo?
Hoy nosotros no podemos hacerlo en nuestro astillero, pero en el futuro hay muchos otros astilleros que sí pueden hacer barcos de 75, 80 mts. de eslora en la Argentina tranquilamente. Siempre me refiere a la industria naval privada. No solamente los astilleros de Mar del Plata son los que tienen la capacidad de construir este tipo de barcos. Sin dudas que existe la capacidad instalada.
¿Cómo evalúa la temporada de langostino?
Ha sido una temporada muy buena para Rawson, y en aguas nacionales un poco de mal tiempo, un poco se cortó algo antes, pero creo que igual ha sido una buena temporada.
Sin lugar a dudas compartimos la preocupación que tienen las autoridades de mejorar la calidad y el aprovechamiento que se hace de ese recurso. Es un punto a mejorar y creo que desde el lado de la industria naval también estamos haciendo nuestro aporte a eso.
Muchas veces vemos la foto del barco fresquero clásico con la cubierta tapada de langostinos, el marinero obligado a pisar ese producto, el barco que escora y el langostino que se cae por la banda, el marisco al rayo del sol. Esa foto no solamente atenta contra la calidad del producto sino también contra la seguridad.
Gracias a Dios todos los barcos que se están construyendo en estos últimos años, tanto en este astillero como en otros, son barcos de tipo doble cubierta, que tienen planta con cintas, lavadoras automáticas, otra tecnología, otro concepto. No es innovador si no que existía en el mundo hace años, pero lamentablemente nosotros por lo que decíamos antes, crecimos en base al barco usado y por las restricciones económicas que nos obligaban a construir los barcos más baratos o el armador está obligado a construir el barco más barato a pesar de que estaba esta oferta de barcos más sofisticados, no podíamos abordar y hoy vemos que la reconversión se está dando también en este sentido.
No es solo la reconversión de la flota en la mejora de la edad promedio, sino que es una mejora cualitativa en el tipo de barcos y ojalá que siga evolucionando eso. Hay muchas cosas para mejorar, no solamente hacer barcos nuevos, es hacer barcos para el siglo que viene, que tengan menores emisiones de carbono.
Esa tendencia ya se está viendo en otros países
En el mundo sin lugar a dudas. Y en la Argentina, si no existe, algún día va a llegar. Nos tenemos que anticipar a eso. En eso tenemos que trabajar como industria.
¿En qué se encuentran trabajando hoy?
Estamos con una línea de producción de barcos de entre 24 y 26 metros de eslora, doble cubierta, de los cuales una serie son los seis de la firma Ardapez.
Acabamos de colocar la quilla de un barco para la familia Ramaci. Hace unos días se fue de Mar del Plata el último barco que botamos, el Camilo S con rumbo a Rawson.
Tenemos también una línea de producción con barcos de 21 mts. que hemos discontinuado que teóricamente cada seis meses tenemos que tener una botadura de ese tipo de barcos, y estamos en el alistamiento final otro barco para la familia Di Bona que es parecida a la línea de Ardapez pero que tiene algunas particularidades distintas como el tener guinches eléctricos.
Además de todos esos barcos tenemos otros clientes que ya han confirmado operaciones, todos en el marco de renovación de la flota, es mucho trabajo y mucha responsabilidad y el desafío es que cada uno sea mejor que el anterior, en términos de mejorar en los tiempos, sino mejorar la calidad, los detalles y a medida que se pueda también ir agregando alguna innovación, algún nuevo equipamiento.
Obviamente como decía al comienzo estamos preocupados por la situación macroeconómica, este retraso cambiario que hemos vivido en este año 2020 es preocupante para la pesca porque le quita mucha rentabilidad cuando el dólar oficial se queda retrasado respecto a la inflación y es preocupante para la industria. No solamente para la industria naval.
Toda la industria argentina, en estos períodos pierde competitividad en dólares y después cuando viene la devaluación brusca no lo recupera.
Son procesos que ojalá terminen lo antes posible y se comience a estabilizar, baje la inflación o se mantenga la política que este mismo Gobierno había tenido en los primeros años de ir acompañando para que no se atrase el tipo de cambio.
Si están las herramientas, hay esperanza
El panorama es bueno, pero vivimos en un país que nos depara sorpresas. Si no suceden ese tipo de sorpresas, seguiremos invirtiendo y seguiremos creciendo y tratando de trabajar.
No estamos ajenos a los vaivenes económicos y a esta problemática que tiene no solo la industria, sino los sectores exportadores.
Nos fuimos con la certeza de haber dialogado con el conductor de uno de los astilleros de Mar del Plata, que es parte de esa gran simbiosis, la industria naval y la pesquera, formando los pilares del clúster pesquero marplatense. Ninguno de las dos industrias podría desarrollarse sin la otra y ambas, no solamente dependen de la pesca sino de innumerables variables que tienen que ver con el fondo de la cuestión. Nuestra política de Estado, la económica, la laboral y sobre todo hacia donde deseamos ir como país agregan incertidumbre al modelo industrial productivo.
Sin dudas la actividad, en mas de 70 años, ha atravesado todas las políticas económicas y modelos, recesivos, inflacionarios, expansivos, etc., etc. y lo que mas daña al desarrollo, es la imprevisibilidad que está sujeto nuestro país, pero como atributo de buen conductor, siempre atravesar la tormenta y estar, generó poder aprovechar el ciclo bueno posterior; el mismo que hoy atraviesa toda la industria naval. Nos fuimos con la esperanza que algún día lleguen también las mejores condiciones de estabilidad jurídica, laboral y económica.
Por Gustavo Seira