De acuerdo con la información circulante, a partir de octubre, la Secretaría de Trabajo no avalaría incrementos superiores al 2% mensual.
Este anuncio, que podría estar directamente vinculado a decisiones adoptadas por el Ministerio de Economía, genera dudas e incertidumbre en el marco de un contexto económico ya de por sí tenso y marcado por una profunda recesión.
La decisión del Gobierno de establecer un tope en las actualizaciones salariales responde, presuntamente, a la necesidad de contener la inflación, dentro de un plan económico más amplio impulsado por el ministro Luis Caputo. Sin embargo, esta medida podría generar fricciones con las dirigencias sindicales, que buscan defender el poder adquisitivo de los trabajadores a través de paritarias que contemplan ajustes más significativos.
Recientemente, sindicatos de relevancia, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y el sector de Sanidad, han cerrado acuerdos salariales que prevén aumentos de entre 2,5% y 5,5% mensuales, con la posibilidad de revisar los montos entre octubre y noviembre. Estas cifras contrastan notablemente con el límite del 2% sugerido por el Gobierno, pero principalmente por lo acontecido en materia laboral en la actividad pesquera, donde los valores que se barajan, podrían estar alcanzando al doble de estos guarismos, lo cual anticipa un escenario de negociaciones conflictivas en los próximos meses.
Aunque algunos sectores del sindicalismo han señalado que esta postura gubernamental podría ser una estrategia para encuadrar futuras discusiones salariales dentro de un rango controlado, aún no se puede afirmar con certeza cuál será el desenlace de estas deliberaciones. Lo que sí parece claro es que, de mantenerse este enfoque, las tensiones en el ámbito laboral de los gremios representativos de la marinería, capitanes y máquinas, podrían incrementarse, especialmente si los sindicatos consideran que las condiciones económicas generales ameritan ajustes superiores al 2% como las que vienen transitando desde hace años.
En resumen, esta situación plantea interrogantes sobre la viabilidad de la política salarial propuesta y su posible impacto en un contexto económico caracterizado por la recesión. Es previsible que en las próximas semanas se intensifiquen los debates entre los actores involucrados, lo que obligará a estar atentos a las señales que puedan surgir en este complejo proceso de negociación principalmente entre los gremios más acomodados de la actividad pesquera.