La medida, que se produce luego de una serie de hechos que incluyeron amenazas, forcejeos en el muelle y da帽os a la propiedad, marca un precedente significativo en el debate sobre la flexibilidad operativa en el sector pesquero y la interpretaci贸n de los m铆nimos de tripulaci贸n exigibles.
La decisi贸n, de car谩cter resolutivo, avala el esquema de navegaci贸n planteado por la empresa armadora, al considerar que se encuentra dentro de los m谩rgenes de seguridad operativa y conforme a los requisitos t茅cnicos vigentes, en un convenio realizado entre la parte empresarial con su tripulaci贸n. La zarpada a las 07:20 horas desde el puerto local se produce tras una controversia sostenida con representantes sindicales que, desde un inicio, denunciaron la presunta intenci贸n de precarizar condiciones laborales mediante la reducci贸n de personal embarcado. La resistencia al despacho del buque deriv贸 en un clima de hostilidad que qued贸 registrado tanto en medios como en im谩genes documentadas en el muelle.
Tal como inform贸 oportunamente Pescare, el conflicto en torno al Marlene del Carmen expuso un profundo desorden en el frente gremial y un delicado vac铆o de gobernanza portuaria. Durante la escalada de tensi贸n, se registraron enfrentamientos verbales, empujones, y la destrucci贸n total de una camioneta vinculada al entorno empresarial, lo que motiv贸 la intervenci贸n de las fuerzas de seguridad y la radicaci贸n de denuncias penales.
En ese contexto, el buque permaneci贸 amarrado durante varios d铆as, imposibilitado de operar en plena temporada debido a un fuerte conflicto entre el armador, que opt贸 por zarpar con solo 8 tripulantes, y el gremio SOMU, que exig铆a el cumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo vigente, el cual establece una dotaci贸n m铆nima de 10 tripulantes.
La resoluci贸n de este evento ya firme, el Marlene del Carmen qued贸 habilitado para zarpar, marcando el cierre 鈥攁l menos moment谩neo鈥 de un episodio que expuso con crudeza los l铆mites actuales del di谩logo institucional entre armadores, trabajadores y organismos de control llevando la situaci贸n a una denuncia penal del propio Luis Santander al SOMU. La decisi贸n representa, adem谩s, una se帽al clara sobre la necesidad de establecer par谩metros objetivos y verificables en torno a las condiciones m铆nimas de zarpada, evitando que diferencias interpretativas terminen paralizando la actividad o derivando en situaciones de violencia innecesaria.
Fuentes laborales consultadas se帽alaron que la autorizaci贸n se otorg贸 tras constatarse que el buque cumple con las normas de seguridad vigentes y que no existe riesgo para la integridad f铆sica de los tripulantes. Al mismo tiempo, se dej贸 constancia que la decisi贸n no implica una validaci贸n gen茅rica del modelo de dotaci贸n reducida, sino una evaluaci贸n puntual sobre este caso espec铆fico.

Desde el sector empresarial se destac贸 la resoluci贸n como un paso hacia la racionalizaci贸n operativa en un contexto cr铆tico para la flota congeladora, mientras que desde el 谩mbito sindical a煤n no se ha emitido un pronunciamiento oficial respecto a la medida. Sin embargo, todo indica que la determinaci贸n laboral abre un nuevo cap铆tulo en la discusi贸n por las condiciones de trabajo a bordo y la adaptabilidad de las estructuras laborales frente a las exigencias actuales del sector.
En un escenario econ贸mico y social marcado por la incertidumbre, esta decisi贸n podr铆a adquirir un valor simb贸lico mayor: el de reinstalar el orden institucional por sobre la presi贸n de los hechos consumados en el muelle, como tambi茅n lograr una baja de costos en mano de obra no por ajuste en salarios, sino en una reconfiguraci贸n de la cantidad de personal embarcado y su productividad. Sin dudas abre un escenario que podr铆a exponerse a critica entre las partes.






