En medio de disputas y contiendas de campaña, se enfrentan hoy dos modelos claros y muy diferentes que intentan objetivos similares por caminos distintos.
Una de las alternativas tiene como premisa la inclusión y el Estado presente, para nivelar hacia arriba a quienes, producto de situaciones indeseadas de generaciones antecesoras no han tenido la oportunidad de correr con las mismas herramientas que quienes han logrado superar y formar el primer tercio de un triángulo social más acomodado.
La otra alternativa es un cambio profundo como consecuencia de una premisa fundamental que establece la imposibilidad de alcanzar objetivos distintos, con las mismas bases y procedimientos de gestión que llevo a una encrucijada donde la principal variable visible es la económica, pero que deja al descubierto otros problemas estructurales de fondo como es la salud, seguridad, educación y la aplicación de las leyes, principalmente la Constitución Nacional.
Todo hace presuponer que los últimos años han tenido un fuerte impacto en la generación de reservas del Estado Nacional, hoy no solamente inexistentes sino deficitarias.
Son de público conocimiento la situación por la que atraviesan las arcas municipales, provinciales y principalmente la nacional.
Cualquiera de ambas dos propuestas deben hacer esfuerzos por corregir el desvío que nuestro país y su gente merecen, con la posibilidad de generación de riquezas, bienes y servicios cuyo potencial jamás se puso en dudas.
Desde esta columna se invita a saber en forma fehaciente la situación real de la matriz productiva, social, cultural y educativa del país, por cuanto es imperioso antes de hacer cambios, conocer mediante un censo que muestre la realidad y deficiencias de la sociedad, para saber realmente el potencial hacia los cambios futuros que se deben hacer y por sobre todo, a quienes realmente se debe asistir.
Buscar con el mismo ahínco valores de excelencia dentro de la misma benévola estructura de los Estados municipales, provinciales y nacional, que los hay y de alto nivel de gestión y eficiencia, como en el leonino sector privado.
Es imperioso saber con qué material cuenta Argentina para lograr objetivos de políticas de Estado consensuados por las mismas dos masas que chocarán hoy, porque por sobre toda visión de cómo llegar al objetivo, lo prioritario es saber dónde se desea llegar.
Para esto, también en necesario alcanzar la pacificación de quienes deberán hacer el esfuerzo para tolerar a quien piensa distinto. Al margen de quien gana hoy, es más importante saber que todo el marco se desarrolle en paz, porque hay mucho por hacer y porque la causa lo amerita.
A ambas alternativas, bregamos por el diálogo para afianzar caminos comunes y equidistantes a sabienda que el modelo que hasta hoy se viene implementando nos llevó a una situación indecorosa con más pobres, variables exacerbadas, imprevisibilidad, decrecimiento y todos los flagelos que hoy sufre la sociedad.
La esperanza de una Argentina pujante nace con cada elección, esperemos esta de hoy, para iniciar un ciclo de prosperidad, respeto a las instituciones y al semejante, y por sobre todo paz y justicia, que genere certezas para un ambiente de trabajo, negocios e inversión que permitan alcanzar el bienestar y desarrollo esperado por todos los argentinos de bien.