El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) informó que la temporada de pesca de langostino en aguas de jurisdicción nacional, al norte del paralelo 42° Sur, aunque habilitada para todo el mar argentino con excepción de la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza, comenzó el pasado lunes 17 de marzo. El arranque de la campaña quedó teñido por la casi total ausencia de buques en el caladero.
La flota tangonera congeladora, -según su propia versión-, estrangulada por márgenes operativos abiertamente ruinosos, optó por el amarre forzoso.
A esta parálisis se sumó la maniobra contumaz fuertemente impulsada por sociedades mixtas con base en España y China que después de exprimir la zafra bajo jurisdicción chubutense y alcanzando una nueva marca histórica en las capturas, rayana a las 106.000 toneladas desde el 1 de noviembre 2024, al 15 de marzo 2025, decretaron —fieles a su ideales— un cese deliberado de faena entre abril y mayo al norte del paralelo 42° S, persuadidas de que la autolimitación disiparía la crónica sobreoferta y reanimaría los precios de un mercado de Rawson que ellas mismas copan, en una idea histórica, que hoy se mezcla con márgenes de rentabilidad operativa, en el rojo contable.
El desenlace resultó tan elocuente como demoledor: capturas paupérrimas, demanda inmutable y cotizaciones petrificadas, pero sobre todo buques pesqueros deteriorándose en muelle que a la hora de ponerse en marcha llevará tiempo ajustar los distintos sistemas operativos a bordo, con una parálisis desde el 19 de septiembre de 2024, es decir de 8 meses. Así, un negocio ya sobresaturado se precipita hacia la irrelevancia, desplazado por el vannamei ecuatoriano, más barato y respaldado por una cadena productiva impecable y con sesgo de seriedad y respeto hacia sus clientes.
La decisión de no pescar, si bien es conducida prima facie por márgenes de rentabilidad negativos y hasta entendible, fue inmutable para mercados externos. Lo que da relevancia que si Argentina ofrece o no langostino al mundo, el mercado del comercio ya eligió prestigio, seriedad, responsabilidad y compromiso en el acartonado y falto de sabor del vannamei.
Según el Informe Técnico Oficial Nro. 21/2025, citado en la Nota DNI Nro. 44/2025 del 13 de mayo, solo 9 buques fresqueros y 1 congelador fueron despachados a la pesca del marisco entre el 17 de marzo y el 12 de mayo (5 fresqueros de CONARPESA y un congelador independiente -Mar Sur- con base en Puerto Madryn).
En ese período se registraron apenas 1.259 toneladas desembarcadas, una cifra considerablemente baja en comparación con años anteriores que no modificó ni precios ni mayor interés en el marco internacional.
Las operaciones se desarrollaron entre las latitudes 41° y 42° Sur y los meridianos 62° y 60° Oeste, en el límite sur de las Subáreas 1 y 2. Pese al bajo esfuerzo pesquero, el rendimiento promedio fue de 1.195 kilogramos por hora, con una baja captura incidental de merluza. Además, la estructura de tallas del langostino mostró una alta proporción de ejemplares adultos, con predominancia de las categorías comerciales L1 y L2 que en tras épocas no solamente tenía demanda sino que ponían en forma a los buques que permanecen parados desde el cierre de aguas nacionales, en una clara puesta a punto para el plato fuerte de la campaña en aguas nacionales donde era necesario no perder siquiera un dia de pesca.
El bajo nivel de actividad en la zona refleja las dificultades económicas que enfrentan muchas empresas del sector o el interés por lograr un mejor perfil rentable operativo, que han optado por no salir a pescar en esta temporada. Esta situación pone en evidencia la necesidad de revisar las condiciones operativas y económicas que rodean a una de las principales pesquerías del país pero por sobre todo a la necesidad imperiosa de rever costos internos de cada grupo económico en un ambiente donde las condiciones macroeconómicas no son las más adecuadas para el fomento de exportaciones en general.
Asimismo, y en el marco de un CFP de marcada intensidad, tal como lo demuestra el acta de la última sesión —celebrada ayer y con una extensión de 20 páginas—, quedó de manifiesto el esfuerzo sostenido por alcanzar consensos clave de cara a la próxima temporada de pesca de langostino en la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (ZVPJM). Aunque inicialmente se barajaban fechas tentativas entre el 20 y el 26 del corriente mes, de manera extraoficial y tras la reunión de ayer, se estableció la posibilidad de habilitar la prospección a partir del 28 de mayo. Sin embargo, aún no se ha confirmado la participación de la flota tangonera congeladora, por lo que no se descarta que dicha prospección quede en manos de la flota fresquera, como ocurriera durante la zafra en aguas nacionales del año 2020.
Paralelamente, continúan las negociaciones entre las cámaras del sector marisquero congelador, que buscan consensuar posiciones entre las demandas empresariales y las expectativas del sector gremial. A la fecha, no se ha presentado formalmente un nuevo modelo de Convenio Colectivo de Trabajo; paradigma de fundamental equilibrio, que brinde previsibilidad económica y operativa a la actividad, sin desatender los derechos laborales básicos de las tripulaciones. La tarea por delante es compleja y se ha iniciado de manera difusa, sin el debido marco institucional, ya que las exposiciones hasta el momento se han limitado al ámbito mediático y a la opinión pública, sin canal formal alguno.