Las ventas al exterior de pescados y mariscos treparon hasta los 1.679 millones de dólares durante el año pasado, según se desprende del informe del Indec que mide el intercambio comercial argentino.
La cifra es la más alta que haya registrado el sector en la serie histórica, superando los 1.579 millones de 2014. En tanto, el crecimiento interanual fue del 16 por ciento, al considerar los 1.465 millones registrados a lo largo de 2015.
De todas maneras, es necesario considerar que esas divisas generadas están apuntaladas por el crecimiento extraordinario del langostino. En términos de divisas, el marisco explica hoy aproximadamente el 60 por ciento del comercio exterior pesquero.
Hasta noviembre de 2016, se habían exportado 148.776 toneladas de langostino a cambio de 933,5 millones de dólares, con un valor promedio de 6.275 dólares la tonelada, de acuerdo a datos de la Subsecretaría de Pesca de la Nación.
Desafíos para la industria
El Inidec apunta que la categoría “Pescados y mariscos sin elaborar” acumuló envíos por 1.420 millones de dólares, con un crecimiento interanual del 20,3 por ciento.
En tanto, la categoría “Pescados y mariscos elaborados” registra envíos por 259 millones y una caída del 1,9 por ciento respecto al mismo período de 2015.
La comparativa traza una especie de horizonte para la industria pesquera local, que deberá seguir incorporando valor a la materia prima si desea perforar el techo que imponen las capturas, las cuales en términos globales cayeron durante 2016.
El Senasa certificó la salida de 398.267 toneladas de pescados y mariscos. El menor volumen estuvo marcado por la baja que sufrió el calamar, el variado costero y la relativa estabilidad de la merluza hubbsi.
Los principales destinos fueron España, China, Estados Unidos, Italia, Japón y Brasil en ese orden. Luego aparecen Vietnam, Corea, Tailandia y Rusia en un segundo grupo de importancia.
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Mirada sobre 2017
Por otro lado, en la proyección inmediata de 2017 asoma como variables claves la propia respuesta del langostino para sostener este nivel y la evolución de las monedas. Desde las empresas siguen de cerca el impacto que tiene el “efecto Trump” sobre el dólar, el euro y el yen, y los propios mercados, hasta ahora incierto.
En tanto, algunos elogian como modelo a seguir el enfoque que el nuevo presidente de los Estados Unidos le da a su propia industria pesquera: «Planea aliviar el peso del Estado, sacando de cada repartición pública dos de cada diez regulaciones; mientras que acá vamos en la dirección contraria», se quejó un empresario ante Pescare.com.ar.