El gobierno ilegal de las Islas Malvinas acordó el cierre anticipado de la zafra de Calamar Loligo. El motivo es el nivel crítico de la biomasa ya que cayó por debajo de las 10 mil toneladas.
Las empresas pesqueras que operan en el área de las Islas Malvinas –también de modo ilegal- harán un intento por recibir un reembolso del costo de las licencias que han abonado. No les será fácil ya que desde la denominada Asamblea Legislativa de las islas, manifestaron que será poco probable.
La determinación de realizar el cierre a la zafra del Loligo fue tomada tras el relevamiento de científicos que expusieron un nivel pre zafra de biomasa de invierno que registra niveles por debajo de lo que ya habían marcado en el año 2008, que llegaba prácticamente a las 20 mil toneladas.
A pesar que la industria de la pesca estuvo de acuerdo con las razones de la clausura más temprana, esto tendrá un significativo impacto sobre el sector de pesca en meses por venir y hasta posiblemente en años por venir, sostuvieron desde la propia industria.
“La pérdida del 25% del esfuerzo de pesca en cualquier año calendario o del 50% en la segunda zafra como en este caso, será un golpe muy fuerte, y que suceda en la pesquería más importante de las Islas, es aún más significativo”, sostuvo James Bates secretario Ejecutivo de Falkland Islands Fishing Companies Association.
La combinación de esta situación con otros factores como los altos costos de combustible, niveles de inflación en la cadena de provisión (algo que no les había ocurrido en décadas) y las altas tasas de interés, más un medio ambiente que ya se venía presentando desafiante, les resulta más que agobiante.
Bates describió que “cuando se suman estos factores, es muy probable que en 2023 se experimente una caída fuerte en las ganancias y en los pagos impositivos del sector, y que FIFCA ya estaba conversando con nuestra membresía para mejor comprender este escenario”.
“Una vez que hagamos esto, vamos a intentar un mayor involucramiento con el gobierno de las Islas, en nombre de la Asociación para encarar lo que pueda acordarse en materia de reembolso de las licencias de pesca por la pérdida de este período de pesca y capturas”, relató Bates.
Pero la legisladora electa Teslyn Barkman (además periodista, de 36 años), manifestó que “los reembolsos por razones de conservación no tienen fundamento estatutario en cuanto a las pesquerías bajo el sistema de ITQ. En las última ocasiones que hubo cierres anticipados de zafras por razones de conservación de las pesquerías no hubo reembolso alguno. Los integrantes de la Asamblea Legislativa no han estado involucrados en discusiones sobre el asunto”.
El sistema ITQ al que hizo referencia la legisladora no es otra cosa que un sistema de cuotas individuales transferibles, el cual fue introducido por el Estado colonial hace casi 100 años y lo han mantenido desde entonces, algo que lo muestran como eficiente para proteger los recursos pesqueros, situación similar a la que ocurre en nuestro país con las cuotificaciones de recursos pesqueros.
Vale destacar que en el mes de julio de 2016, en plena zafra, con las capturas regularmente monitoreadas por empresas locales y equipos científicos, las capturas al inicio mostraron una declinación consistente en la estimada biomasa disponible.
“Para mantener la vara de conservación dentro de la pesquería del Loligo, asegurando por lo tanto la futura sostenibilidad de la pesquería”, sostuvieron.
El FIDF, trabajando en asociación con la industria de pesca va a emprender un relevamiento científico de 14 días tras el final de la zafra, para monitorear los niveles de stocks y juntar más información sobre la pesquería, dijeron en un comunicado, donde expresan además que “situaciones similares también se experimentaron en 2015 y 2019 y el enfoque de colaboración entre la FIDF y la industria de pesca ayudará a entender que factores influencian tanto los niveles de biomasa como la propia distribución del calamar en la pesquería”.
Los Operadores del Loligo notaron que el cierre tan temprano de la segunda zafra de Loligo 2023, con algo menos de la mitad de la zafra completada, resultó aún más temprana que en los dos anteriores cierres anticipados, como ocurrió en 2015 y 2019; lo que seguramente readecuará los futuros contratos y licencias para el año próximo, resintiendo las finanzas de las islas.
La decisión se tomó tras la consulta con la industria por razones de buena administración de los stocks y se aceptó que las capturas estaban en efecto 36% más bajas comparadas con el mismo período del año anterior.