En principio y como primer medida, el ámbito pesquero fue DISCRIMINADO. La pesca considerada como un sector generador de trabajo, mano de obra y orientado en un 95% a la exportación fue estrepitosamente MARGINADO del Programa de Incremento Exportador. Solo promesas y un panorama difícil para el sector como lo expresáramos oportunamente (ver link).
El Tipo de Cambio oficial es tan alegórico como obsceno para la actividad y verdaderamente quita incentivo al sector, marginando en pérdidas sustanciales para los balances de las empresas.
Nadie puede trabajar perdiendo dinero. Ocurre en las empresas del sector ante la falta de respeto de quienes deben llevar la problemática de la actividad a mesas a nivel nacional, como el Lic. Javier Rodríguez y la Lic. Carla Seain, que están acomodando sus garbanzos en días previos a las elecciones. Haciendo política partidaria y dejando relegados los intereses del sector pesquero marplatense, frente a la economía regional, y frente a intereses de otras provincias que avasallan la actividad pesquera local.
Otro eslabón que falló es la Subsecretaria de Pesca, es inexplicable como el sector que representa, queda afuera de una buena posibilidad de liquidar exportaciones con un Tipo de Cambio 43% más competitivo.
Otro de los temas, preocupantes del sector son las burocráticas reglamentaciones que impiden la dinámica productiva de la pesca y la industria naval. El Sistema de Gestión de Seguridad de Prefectura no es más que un buen libreto traído de los pelos desde la OMI para buques transatlánticos y orientado localmente al sector pesquero sin homologación en el Congreso de la Nación, no aplicable para buques pesqueros y con evidente delimitación de responsabilidades para la Autoridad de aplicación, pues toda la legislación apunta siempre a la responsabilidad de las empresas. Además, muchas veces con criterios de interpretación de las normas, distintos según el puerto, y con interpretaciones que hostigan de manera desmedida e interesada al sector. Pues por ejemplo si un tripulante desconoce en un zafarrancho de abandono una bengala lumínica de una de humo, el problema no es ni del tripulante y mucho menos de la empresa, ya que su Libreta de Embarco es expedida por la Autoridad de aplicación, único recibo o documentación que necesita una empresa armadora para incorporar un tripulante. Si el mismo tiene su libreta y desconoce ciertos atributos de la marinería, el problema no es de la empresa sino de la autoridad que le otorgó irresponsablemente su certificado a quien no estaba capacitado para obtenerlo.
Párrafo aparte, para quienes con mala intencionalidad colocan un Código 30 por alguna simple omisión o deterioro en insignificancias como un simple precinto en un aplique de sala de máquinas, y como si fuese poco, en el informe muchas veces aparece “la compañía no asegura mantenimiento general del buque ”, siendo esto un buen instrumento legal para determinar que las empresas son un cachivache.
Otro tema es el sector operativo portuario, donde por casualidad y ante la veda electoral del viernes se sale hablando de la importancia de la ejecución de limpieza de los muelles por buques inactivos. ”Una verdadera tomada de pelo para el sector, muestran fotos de desguace de hace al menos 4 meses, solo por el hecho de mostrar que hacen algo al respecto, y la verdad ellos no hicieron nada, solo cobraron. Los costos son nuestros, de los empresarios”, informalmente lo escuchamos en el café de los sábados a la mañana.
Aclaremos. “En principio no se ha ganado un solo centímetro de muelle, ya que los inactivos están apilados en hasta 4ta. andana. El costo y el trabajo no es del CPRMDP, sino de nuestras empresas que pagan fortunas por un desguace después de más de un año de trabajo, donde el consorcio lo único que hace es presentar y cobrar mensualmente facturas por estadía en varadero o muelle, exigir el desagote de agua de lluvia por empresas para tal efecto, cuando el barco quedo en batea, con costos altísimos; y cobrar en muelle o en varadero por demoras que las propias empresas de desguace producto de ineficiencia y muchas veces de falta de pago a su personal. El Consorcio cobra igual, tomando como día operativo el solo hecho que no llueva y salga el sol ”, nos decía un ofuscado armador.
Utilizar el sector pesquero con fines político partidarios en momentos de veda no es un buen camino, ya que no es necesario incurrir en un evento como tal cuando se pueden mostrar lo que se ha mejorado el consorcio, un buen cobrador y un pésimo prestador de servicios. Ya que ingresar a puerto con un barco hoy es imposible colocarlo en muelle para su descarga, por cuanto el doble costo de remolcadores, amarradores y personal a bordo corre por cuenta y orden de las empresas, ademas de la pérdida de tiempo hasta conseguir muelle, siendo un ancla y obstaculizando la dinámica pesquera en momentos críticos para el sector.
Celebramos que justamente hoy, los argentinos tengamos la oportunidad de votar, pues es necesario e irremediable un cambio, de cualquiera de los 5 candidatos que disputan hoy la conducción y administración futura del pais. Esto para el sector pesquero esta cada día peor ante la desidia de quienes deben gestionar para que funcione mejor, utilizando la pesca como un difusor de vivencias e imágenes pero que en el fondo solo la actividad privada conlleva ese mérito, desde el Estado, la Provincia y el municipio, el sector pesquero marplatense lo único que vio fue la espalda.
En definitiva, el Estado presente (en todas sus variantes) solo llevó a una integración que altera permanentemente la eficiencia con disposiciones, regulaciones, impuestos, ordenanzas, tributos y una serie de vericuetos que solo entorpecen y hacen onerosa y lenta toda la actividad productiva industrial, que ya desde hace varios meses se ha tornado con signos negativos poniendo en tela de juicio la estabilidad económica de las empresas.
Y, atención.! próximamente otros participantes del sector como Parques Nacionales y Medioambiente intervendrán en el sector, de modo que la actividad va rumbo a mayores controles y mayor incertidumbre.