No se trata de la sinopsis de una película, sino de una situación que se vive, al igual que en nuestro país. No hay renovación futura de mano de obra cuya pasión sea la actividad pesquera comercial comercial.
En la península ibérica sostienen que el sector pesquero está mostrando una gran preocupación por el escaso relevo generacional en la actividad, algo que se vislumbra también en Mar del Plata, sobre todo en los pocos que quedan trabajando en la banquina chica y en la flota fresquera, a tal punto que actualmente Pipo Ramaci y hasta el propio Juan Taranto debieron embarcarse en el puente de sus respectivos barcos, al margen de destacar la pasión con que lo hacen, muchas veces en esta época del año, coincide con la búsqueda y detección de concentraciones de anchoita. Efectivamente, no se la detectaba y ellos la fueron a encontrar. No es el primer año que marcan el camino a las sucesivas generaciones.
Para comprender lo que pasa por el ya mítico puerto marplatense, tal vez sirva pararse, mirar y leer sobre todo lo que dice la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), quien mostró su profunda preocupación por el escaso relevo generacional en la actividad pesquera a mediano plazo, por lo que pidió a las distintas administraciones pongan foco en la situación tomando medidas para garantizar la continuidad de la actividad.
El pedido tiene sentido de acuerdo a datos estadísticos, donde el Instituto Social de la Marina muestra que los profesionales del sector entre los 50 y los 59 años representan ya el 33% del total de quienes trabajan en la pesca, seguidos por el tramo de 40 a 49 (31%); de 30 a 39 años (19%) y menores de 30 años (9%).
CEPESCA asegura que se trata de un sector con una edad media elevada y un 8% de profesionales cerca de la jubilación que no tiene visos de relevo.
En el mismo sentido sostienen que “ante tal envejecimiento, la patronal ha solicitado a las administraciones públicas nacionales y autonómicas tomar conciencia de la situación y ahondar en estrategias conjuntas con el sector”.
Más allá de lo duro y difícil que es el trabajo a bordo, sumado a la dificultad de enrolar tripulantes españoles, la organización destacó en una nota que “lo que cobra de media un tripulante de un barco de gran altura supera con creces el salario mínimo interprofesional y los buques son cada vez mejores y más cómodos”.
Fue el propio secretario general de CEPESCA, Javier Garat, quien públicamente salió a destacar como una señal de alarma que “la amenaza que representa el envejecimiento del sector para su supervivencia y la modernización de España. Animamos (a las administraciones) a trabajar conjuntamente con los armadores, las escuelas náutico-pesqueras y los agentes sociales para impulsar el relevo generacional y que ni un solo barco deba permanecer amarrado por falta de tripulación”.
El año pasado, la población total ocupada en pesca y acuicultura ascendía a 39.100 personas, con predominio de hombres, según datos del Instituto Nacional de Estadística de España y la Encuesta de Población Activa.
CEPESCA señaló que la falta de relevo se acentúa en oficios tradicionalmente desempeñados por mujeres, como los de redera, neskatilla (mujer encargada de recibir los barcos con los cajones preparados para realizar la descarga) y mariscadora (quienes recogen la pesca de mariscos).
La entidad destacó la alta tasa de abandono en formación profesional y el hecho de que gran parte de los titulados opten por trabajar en sectores distintos a la pesca ya que, de los 1.725 titulados de puente y de máquinas salidos de las escuelas náutico-pesqueras gallegas en el último decenio, la mayoría ha preferido trabajar en la Marina Mercante, el turismo y otros sectores.
Para CEPESCA, la tasa de reposición en la pesca es “inexistente” y el envejecimiento acelerado del sector puede “enterrar muchos de sus objetivos de futuro”, por lo que ha abogado por ampliar la oferta formativa náutico-pesquera en todas las comunidades autónomas.
Nunca se busca ser agorero desde esta editorial, pero el abordaje de decenas de temas en sendos artículos nos terminan dando la razón (más allá que no sé el objetivo sino que tratamos de ayudar a pensar).
Hace un tiempo nos ocurrió con el oficio de redero, donde señalamos que se estaba perdiendo: a varios les sirvió de inspiración y hoy se dicta un curso sobre el oficio en pleno puerto marplatense donde la UTN Regional Mar del Plata en el corazón del puerto, rápidamente tomó la idea y hoy dicta el curso. El camino es capacitar y formar los futuros cuadros para el sector; de esa manera la posibilidad de creación de puestos de trabajo no termina siendo una odisea para capitanes de armamento que muchas veces sobre el muelle hacen malabares para completar una tripulación, sin pensar en la búsqueda de oficiales y capitanes, o personal de máquinas para grandes barcos congeladores.
En su ocasión marcamos como una actividad relevante a la acuicultura y los resultados están a la vista, por no ir más lejos y marcar la desafiante y fructífera actividad del langostino vannamei, que más de un llamado a esta redacción provocó o poner en agenda uno de los temas del cual muchos hablan como la exploración offshore. Hoy, nos encontramos con una preocupación en el ambiente pesquero español y una alarma en sector pesquero marplatense, argentino. No hay gente de mar ni recambio generacional en puestos claves dentro del armado de las tripulaciones, un dato no menor y preocupante, pero además oneroso; ya que a menor población mayor precio tan simple como lo que esta pasando en nuestros muelles.
Hoy el puerto marplatense también se va quedando sin herederos, sobre todo en aquellos puntos claves como la lancha; «escuela de la vida» que además capacitó a actuales capitanes y empresarios del sector o en el propio barco, aprendiendo desde joven todos los oficios que hoy, ya se han perdido. Esperemos no tener razón, pero la capacitación, la formación de mano de obra joven es algo que en el sector va desapareciendo. Esperemos no tener razón.