El sector del transporte marítimo enfrenta un reacomodamiento estratégico tras la disolución oficial de la alianza 2M entre Mediterranean Shipping Company (MSC) y la danesa Maersk. La ruptura, anunciada hace unos días, marca el final de un acuerdo de cooperación firmado en 2015 para mejorar la rentabilidad en las rutas entre Asia y Europa y podría desencadenar una competencia feroz en el mercado global de transporte de contenedores.
La alianza 2M se estableció como un pilar clave en la industria del transporte marítimo, un sector valorado en 2,3 billones de dólares y que maneja aproximadamente el 90% del comercio mundial por volumen. Ahora, con caminos separados, MSC y Maersk reconfiguran sus estrategias en busca de consolidar su presencia de manera independiente.
Desde hace meses, MSC trabaja en una red de transporte independiente para conectar sus terminales en Oriente y Occidente, una estrategia que, según su director ejecutivo, Soren Toft, busca ofrecer «conectividad inigualable con corredores directos«. La compañía suiza, fundada en 1970, ha incrementado la compra de barcos de segunda mano y realizado nuevos pedidos con el fin de lograr autonomía operativa sin necesidad de alianzas con la competencia.
En los últimos 20 años, la capacidad global de la flota mercante de contenedores se ha multiplicado por ocho, pasando de 4,3 millones de unidades en el año 2000 a 31,6 millones en la actualidad. Este crecimiento ha favorecido la consolidación del mercado, donde las diez principales navieras controlan el 80% del transporte de crudo, refinados y graneles secos.
Por su parte, Maersk ha optado por transformarse en un proveedor integral de logística, alejándose de su rol exclusivo como gigante del transporte marítimo de contenedores. Para reforzar su presencia en el mercado, la naviera danesa ha sellado un acuerdo con Hapag-Lloyd para la creación de una nueva red oceánica denominada Gemini Cooperation, que operará con una flota de más de 1.000 buques para competir con las alianzas asiáticas.
El fin de la alianza 2M podría dar paso a una competencia más agresiva en el sector. «Lo que quiere MSC es ir por su cuenta«, afirmó el consultor y exdirectivo de JP Morgan, Joel Grau, quien anticipa un incremento en la competencia de fletes. «En principio, esto no sería negativo para los consumidores, aunque factores como el conflicto de los hutíes en el Mar Rojo y la reestructuración de rutas podrían absorber gran parte de la nueva oferta«, advirtió.
Grau destacó que MSC cuenta con la solidez financiera necesaria para sostener una guerra de tarifas. «Tiene reservas y músculo financiero para comprar barcos, hacer pedidos y nuevas adquisiciones en la cadena logística en puertos. Puede aguantar una guerra con Maersk y otros grupos«, concluyó.
En este nuevo escenario, la industria del transporte marítimo se encamina hacia una mayor fragmentación, con tres grandes alianzas dominantes y MSC operando en solitario. Las próximas decisiones estratégicas de ambas navieras definirán el futuro de un sector clave para el comercio global, donde el servicio logístico y la calidad del mismo tendrán un escenario mucho más competitivo.