Segundo intento de llegada de un guardacostas de los Estados Unidos. Hace dos años intentó ingresar a Mar del Plata pero no pudo hacerlo por considerarse que había impedimentos logísticos.
En aquella ocasión, el guardacostas estadounidense USCGC Cutter Stone canceló su arribo a Mar del Plata, para lo cual la propia embajada estadounidense emitió un comunicado donde resaltaban que “una evaluación exhaustiva de las condiciones halló desafíos logísticos que impiden el amarre de la nave en el puerto de Mar del Plata» y aunque la información no especificaba mucho más, se pudo conocer que la falta de dragado de aquel entonces imposibilitaba las maniobras, más allá de haberse pensado en algún tipo de discordancia de aquellos tiempos entre las autoridades de ambas naciones.
Ahora la embarcación tiene fecha prevista de arribo entre el 11 y el 14 de febrero, llegando a algunos de los muelles de Puerto Madryn en la provincia del Chubut.
De acuerdo a una comunicación oficial, el objetivo de la embarcación es “fortalecer los lazos de amistad y cooperación entre la USCG y la Prefectura Naval de Argentina, entendiendo que la región es más segura y próspera cuando nuestros países se unen para fortalecer la seguridad marítima de la región”.
“Argentina representaba la parada más austral del viaje inaugural de la nave más moderna que tiene la fuerza, que también incluyó Guyana, Brasil y Uruguay”, habían manifestado las autoridades estadounidenses en aquella ocasión y refiriéndose a lo que se denomina ‘Operación Cruz del Sur de la Guardia Costera’ habían expresado que parte de las “acciones para reforzar las alianzas regionales de seguridad marítima y combatir la pesca ilegal no declarada y no regulada (INDNR), promoviendo la responsabilidad y la rendición de cuentas de acuerdo con las normas internacionales”.
Esta nueva travesía del guardacostas, en este caso por América Latina, tuvo su primera recalada en el puerto de Suape en Pernambuco, Brasil.
La noticia es llamativa ya que no se trata de un guardacostas de los más habituales por sus características, ya que posee una eslora de 127 metros, llevando una tripulación de 120 personas, pudiendo navegar a 28 nudos.
Claro está que el único motivo de aquella frustrada recalada en Mar del Plata pudo no haber sido solamente el calado del puerto construido por la empresa francesa, sino que hubo otras cuestiones, como ocurrió en la provincia de Chubut, donde algunos calificaron de “Madrynazo” a la acción de haber impedido su amarre en el sur argentino.
Ocurre que el 10 de septiembre de 1984 se realizó en Puerto Madryn una pueblada para impedir que buques norteamericanos que se encontraban en las aguas del Golfo Nuevo pudiesen reaprovisionarse, seguramente con las heridas aún abiertas del conflicto bélico de Malvinas, ocurrido apenas dos años antes de este suceso.
Aquella frustrada visita se enmarcaba dentro del operativo “Unitas” –que comenzó en 1959- entre la marina de los Estados Unidos y algunos países latinoamericanos, buscan actualizar doctrinas y tácticas militares.
El muelle Almirante Storni fue mudo testigo de aquel momento no carente de tensión, donde hombres, mujeres, niños, munidos de banderas argentinas, leyendas en improvisadas pancartas y pintura en aerosol (usada para escribir frases como “asesinos”), en un operatoria que al no existir redes sociales, se conoció la noticia tan solo un día antes por los dichos de los trabajadores portuarios de Puerto Madryn.
Lejos ya de aquellos 1.500 que se manifestaron y que desbordaron a las Fuerzas que habían recibido la orden de no actuar, y tal vez con las heridas cerradas al menos, la presencia del buque norteamericano en aguas del Atlántico Sur, forma parte de la iniciativa para contrarrestar las actividades marítimas ilícitas y fortalecer las relaciones marítimas con países en toda la región.
La visita también pone de relieve la asociación entre EE.UU. y Argentina para luchar contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.